Ranos 54-55
Ranos 54-55

FUENTE DE PIEDRA

«La particular crisis de 1917»

       Bajo el nombre Crisis de 1917 la historiografía española recoge una serie de hechos ocurridos en España en los ámbitos militar, social y político. Ese año dimitieron tres gobiernos (el presidido por el conde de Romanones, el formado por García Prieto y el de Eduardo Dato). Centrándonos en Fuente de Piedra, que es quien aquí interesa, en lo político y lo social, también tuvo su particular crisis, si bien las dimisiones empezaron unos meses antes. He aquí lo ocurrido.

El que fuera alcalde conservador, Francisco Luque Pachón, solicitó un mes de licencia por prescripción facultativa en abril de 1916 y ya no volvió a desempeñar el cargo. Meses más tarde, en noviembre, tres concejales que habían solicitado cesar de sus funciones aludiendo problemas de salud, fueron sustituidos por otros tantos concejales suplentes, que junto con el elegido alcalde formaron la Corporación municipal. A partir de ese momento empezaron los problemas.

El nuevo Ayuntamiento quedó presidido por Bartolomé Espinosa Mancheño, de ideología progresista-radical, con lo que el color político de la presidencia pasó de una posición moderada-conservadora (Francisco Luque) a otra totalmente opuesta, progresista-radical, provocando una serie de situaciones que enrarecieron el ambiente político. La medida más importante adoptada por el nuevo alcalde fue la destitución del secretario municipal Antonio Velasco Fajardo, postura no compartida por el resto de la Corporación, que traería serias consecuencias.

De momento, a ninguno de los plenos que el alcalde convocaba acudían los concejales y sólo hicieron acto de presencia algunos de ellos, en el pleno de 5 de diciembre, en el que, nada más empezar, sin esperar turno de palabra, el ex-alcalde Luque Pachón, que ahora formaba parte de la bancada de concejales, invitó al resto de sus compañeros a desalojar el salón al no reconocer al nuevo secretario nombrado por D. Bartolomé a dedo, sin consultar al resto de la Corporación y destituir sin fundamento a D. Antonio Velasco Fajardo, titular de la plaza. El acta de dicha sesión sólo la firmó el alcalde y el nuevo secretario; el resto de los concejales habían abandonado la sala.

Antes de terminar el año, hasta en nueve ocasiones son citados a pleno los concejales; las mismas que continúan sin comparecer, por lo que las actas sólo son firmadas por el Sr Espinosa y «su» secretario Sr. Federico Genovés, pieza clave en el conflicto.

El alcalde, D. Bartolomé Escribano, se estaba quedando sólo, le estaba ocurriendo lo mismo que a su correligionario D. Plácido de la Torre Romano cinco años antes, de cuyas andanzas daremos cuenta en otro momento.

En algunas de estas sesiones, en las que se adoptan una serie de medidas, figura en acta la comparecencia de varios concejales, pero ninguno de ellos la firma, lo que induce a pensar que el máximo edil, ayudado por el recién nombrado secretario interino, falseó el documento público. Hecho que vuelve a repetirse una semana más tarde.

         El nuevo año no empezó con mejor pié; en enero de 1917 ocurrió tres cuartos de lo mismo, o sea, se sucedieron las citaciones y la no comparecencia de ediles. Tan crispada está la situación que la sesión plenaria del día 2 de febrero recoge varias renuncias al cargo alegando edad avanzada o motivos de salud.

         A mediados de año la situación da un giro. El acta capitular de 29 de junio recoge la orden del gobernador civil de reincorporar a su puesto al secretario cesado, Sr. Velasco, y la anulación del expediente abierto en su contra por el alcalde interino Bartolomé Espinosa, motivo que había provocado la no comparecencia de los concejales a los plenos.  

         La situación tendió a normalizarse y una vez en su puesto de secretario D. Antonio Velasco y analizada la situación se desarrollaron diez apartados, reflejados en acta, que recogen de forma pormenorizada los asuntos pendientes de ejecutar que llevaban un considerable atraso; los que no se habían  iniciado y los que haciéndolo se habían hecho mal. En cuanto al registro de entrada quedó constancia que no se había asentado ninguna comunicación en siete meses, o sea, el tiempo comprendido desde que el Sr. Velasco fue suspendido de empleo y sueldo hasta su reincorporación. En este sentido, el acta capitular de 25 de julio incluye una providencia que da cuenta de las irregularidades cometidas por el alcalde interino D. Bartolomé Espinosa al tomar importantes decisiones sin contar con el resto de la Corporación y apoyado,  sólo en determinadas ocasiones, por el único concejal que le acompaña, D. Antonio Díaz Pachón.

         Ese mismo día presentaban su dimisión los concejales Diego Dorado Pozo y Francisco López Flores. Sus renuncias fueron aceptadas y la Corporación continuó su agenda con dos concejales menos. Se había iniciado una cascada de renuncias y dimisiones que sólo se explica por los movimientos políticos del momento. Renuncian de sus cargos el Depositario de los Fondos Municipales y también renuncia el Recaudador. Desde Málaga presenta su renuncia el agente que gestiona los asuntos municipales en la capital, el cual había sido nombrado a dedo cuando D. Bartolomé tomó la alcaldía interina. También se despidió el escribiente que el citado Bartolomé Espinosa incorporó a la secretaria para que ayudase al secretario provisional, Sr. Genovés Bernal.

         En resumen, desde noviembre de 1916 se producen una serie de dimisiones en cadena que no cesarán hasta mayo de 1918, provocando un grave desorden en la gestión administrativa y alterando la tranquilidad de los villafontenses. Motivo por el que podemos decir que Fuente de Piedra, también tuvo su particular crisis de 1917.

 

Francisco Muñoz Hidalgo

 

 

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