Ranos 54-55
Ranos 54-55

FUENTE DE PIEDRA

 

Política y Gestión Municipal

 

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LA GESTIÓN MUNICIPAL

(1901-1907)

Decíamos que las dos últimas décadas del siglo XIX, salvo algunos altercados sociales y el terremoto que sacudió la población en 1884, se vivió con relativa tranquilidad. Incluso el primer lustro del siglo XX transcurre con cierta calma. Será a partir de 1906 cuando se desate una tormenta en el Ayuntamiento que alterará sobremanera al funcionamiento de la administración Local y al propio vecindario.

En 1901 fue elegido alcalde D. Antonio de la Torre Romano, que repetía en el cargo en 1906 con 59 votos a favor, frente a los 52 que alcanzó su oponente, D. Juan del Pozo Rubio. Las relaciones que mantenía el alcalde D. Antonio de la Torre con el secretario municipal D. Antonio Luque París entendemos que fueron buenas, pues hasta entonces no hubo ningún indicio que hiciera sospechar enemistad entre ambos. Pero a consecuencia de la campaña electoral para elegir nuevo Ayuntamiento en 1906, esa relación se vio enormemente afectada, desembocado en una abierta enemistad. Tras salir nuevamente elegido alcalde D. Antonio de la Torre (que repetía por tercera vez en el cargo), no dudó en suspender de empleo y sueldo al secretario. En principio por un mes, alegando que había hecho política en contra suya y nombrando para sustituirle, sin más dilación, a D. Agustín Quintero. Este hecho contó con la enérgica oposi-ción de los concejales, entre ellos Juan del Pozo Rubio, primer teniente de alcalde, que pidió votación nominal sobre el asunto, a la que se sumó el resto de concejales a excepción de D. Plácido de la Torre Romano, hermano de D. Antonio. En la discusión que tuvo lugar en la sesión del 12 de noviembre de 1906,[1] el alcalde justificaba su actuación sacando a la luz ciertas irregularidades cometidas por el secretario cesado Sr. Luque París, denunciando entre otras causas no llevar el Libro de Actas del Ayunta-miento al día,[2] Terminada la sesión, los concejales forzaron otra para el 17 del mismo mes, a la que no acudió el alcalde por encontrarse enfermo, siendo presidida la mesa por el primer teniente de alcalde D. Juan del Pozo Rubio, cuyo objetivo era hacer constar en acta que los concejales, salvo los dos hermanos ya aludidos, no estaban conformes con la destitución del secretario. D. Plácido de la Torre, presente en la sesión, protestó enérgica-mente, pero el alcalde accidental, es decir, D. Juan del Pozo, no lo tuvo en cuenta y continuó la sesión, ya que había suficiente número de concejales.[3] Una semana más tarde, en la sesión del 24 de noviembre renunciaba al cargo con tan solo una semana en funciones, el secretario interino D. Agustín Quintero,[4] pasando a ocupar su puesto, también de forma interina, D. Adolfo San Bartolomé y Carrasco,[5] a lo que se opusieron nuevamente los concejales. Tomó la palabra el Sr. Alcalde, diciendo que la actitud del secretario titular cesado, Sr. Luque París, era incalificable, que había abusa-do de la confianza depositada por los concejales, los cuales, dedicados a sus labores agrícolas no tenían instrucción alguna sobre administración, habiendo abusado en beneficio propio incumpliendo entre otros asuntos el abandono del archivo, que estaba desordenado, con los legajos sin epígrafe, que los libros de Actas de Sesiones del Ayuntamiento y otros se encontra-ban intactos durante años, sin haber trascrito ni una sola sesión. Que otros libros solo tienen una sesión al inicio del año y sin autorizar por nadie, además de otras irregularidades, por lo que estaba dispuesto a abrir expe-diente para salvar su responsabilidad.

Ciertamente, todo lo denunciado por D. Antonio de la Torre se ajus-taba a la verdad. Pero los concejales se opusieron al cese del secretario y entendemos que lo hicieron por haber llegado a la conclusión de que los motivos que originaron su suspensión en el cargo eran otros.[6]

Días más tarde, el alcalde proponía que se alquilase un local para la sede del Ayuntamiento, ya que la Corporación se reunía en una habitación alquilada a Doña Virtudes Luque, hermana del secretario cesado, en su propia casa,[7] a la que había que pedir favores para entrar a horas inusuales, y en la que no se podía llevar a cabo ningún tipo de sesión secreta. Por otro lado, los documentos eran susceptibles de ser alcanzados por cualquiera.[8] Aunque hubo cierta reticencia en el cambio de domicilio de las oficinas municipales, finalmente se aceptó[9] y fueron trasladadas a los altos de la antigua Escuela Nacional, en el número 9 de la calle Ancha, en régimen de alquiler, pues el edificio era propiedad de D. Eduardo García Cobos. Tras hacer algunas reformas en el inmueble, allí se trasladó el archivo y demás dependencias municipales, compartiendo edificio con la Escuela Nacional  desde agosto de 1907.

Volviendo al tema del secretario, habida cuenta que los concejales se oponían a que se le abriese expediente, D. Antonio de la Torre Romano no dudó en dar cuenta al Gobernador Civil, iniciando una batalla, en la que, como en toda batalla, nadie ganaría y solo sirvió para alimentar un rencor que años más tarde seguiría latente, no entre los contendientes, sino entre las familias, pues aquellos en 1911 habían fallecido.

A pesar de la oposición de los concejales, el secretario D. Antonio Luque París fue cesado en el cargo. En el pleno del 8 de diciembre de 1906, D. Antonio de la Torre arremete de nuevo contra el secretario, al que acusa de haber estado actuando para su lucro personal, alegando no haber tenido consideración alguna hacia la Corporación a la que tantos favores debía. La numeración de acusaciones es larga; el acta capitular que lo recoge dice literalmente:

«[…]  que también hace veinte años ha venido desempeñando esta secretaría D. Antonio Luque París con todo el absolutismo injustificado sin que jamás se haya ocupado del bienestar de la Corporación que le dispensaba tantos favores, solo este Sr. ha atendido al lucro en beneficio de sí propio como lo demuestra que él ha sido Secretario, el Recaudador, el Abastecedor de suministros de la Guardia Civil, él percibe el arrendamiento de la Casa Capitular, él lleva la Depositaría, aunque extraoficial, sin que el nombrado sepa una palabra de cómo andan los fondos ni mucho menos las cuentas, y en una palabra él ha venido disponiendo como Alcalde, como concejal y como juez y solamente ha faltado en esta localidad que haya intervenido dicho Sr. en el curato único cargo que le ha faltado su intervención; todo está bien si de buena fe se hubiese obrado poniendo al corriente a su Ayuntamiento de la marcha de los asuntos, pero no, a él le ha importado un bledo que la Corporación, cuanto de tener él alguna utilidad; ya habéis visto el resultado, a pesar de teneros engañados con sus predicamentos y promesas que no ha cumplido ni podrá cumplir, ha sido el primero que ha caído en el abismo y ha querido arrastraros en él que os será muy difícil vuestra salvación puesto que estáis puestos en una balanza tan ligera que a cualquier movimiento desfavorable iréis a hacerle compañía. Por última vez os invito a salvar vuestra responsabilidad, marchando como es debido en todos los asuntos administrativos […]»[10]

La atmósfera municipal se hacía irrespirable; el secretario interino D. Adolfo San Bartolomé, viendo como se iban desarrollando los acontecimientos, presentaba dos meses más tarde su dimisión irrevocable,[11] alegando que el cargo perjudicaba sus intereses. Su lugar lo ocupará, aunque por poco tiempo, el oficial del Ayuntamiento D. Juan Delgado Rodríguez.[12]

Aun con las irregularidades cometidas, D. Antonio Luque París tenía una baza a su favor: había pedido formalmente que se le permitiese consultar los libros para extraer datos en su defensa, a lo que se opuso el alcalde;[13] actitud que se volvería en contra el máximo edil, pues el 9 de abril de 1907 se fallaba a favor de D. Antonio Luque y hubo de ser restituido de inmediato en su cargo.[14] Y decimos de inmediato porque todos aquellos concejales que desde un principio apoyaron al secretario, en cuanto conocieron la noticia no tardaron en solicitar convocatoria de pleno para devolverle a su puesto, quedando restituido en la misma sesión. Don Antonio Luque París, que había sido convocado, no tenía palabras para expresar su gratitud a los concejales y al pueblo por el apoyo que le habían prestado. Pero ahí no finalizó el tema: por falsedad se procesó a D. Antonio de la Torre Romano y 10 días más tarde quedaba suspendido de su cargo de alcalde y concejal del Ayuntamiento,[15] pasando de nuevo la Alcaldía, de forma accidental, a manos del primer teniente de alcalde D. Juan del Pozo Rubio.

Salvo que haya otros motivos que desconozcamos, nos sorprende la sentencia de condenar por falsedad a D. Antonio de la Torre, pues no hemos encontrado un solo documento que contradiga nada de lo denunciado por de la Torre, respecto de la actuación del secretario, Sr. Luque París, pues desde julio de 1888 a enero de 1906 no transcribió un solo acta de las sesiones de pleno celebradas durante esos 18 años. Los demás asuntos denunciados por el Sr. de la Torre son igualmente ciertos y comprobables.

El secretario, Sr. Luque París, contó con el apoyo del pueblo y los concejales, salvo los hermanos de la Torre. Pero analizado el asunto, vemos injusto cesar a un alcalde que no hizo más que denunciar lo que se mostraba evidente. Sin embargo, también hemos de decir que estos hechos se venían produciendo desde hacía dos décadas y durante los 5 últimos años, de 1901 a 1905, la alcaldía la regentó D. Antonio de la Torre, y dándose las mismas circunstancias no adoptó medida alguna, lo que induce a pensar, según afirmó en dos ocasiones, que lo que motivó el cese del Sr. Luque París fue el haber hecho política en su contra.

A resultas de este litigio muchos asuntos municipales habían quedado paralizados tras el cese de D. Antonio Luque, toda vez que los secretarios interinos que fueron desfilando no pudieron o supieron acometer esas tareas municipales. Así, al colocar a destiempo los edictos para el cobro de tributos, el pago a los que tenía que hacer frente el Ayuntamiento se demoró sin remisión. Un trastorno que se pudo haber evitado y, por el contrario, fue provocado por la intolerancia de un alcalde que solo contó con el apoyo de un concejal: su hermano.

Tras la toma de posesión en abril de 1907 del secretario titular D. Antonio Luque París, la administración local fue poco a poco regularizando su pulso, aunque no por mucho tiempo, tres años más tarde, en 1910, tras una visita de inspección girada al Ayuntamiento, se disolverá la Corporación y la alcaldía será ocupada provisionalmente por D. Plácido de la Torre Romano, que no había olvidado lo ocurrido a su hermano D. Antonio. Lo que sucedió a continuación lo tratamos en el próximo capítulo a cuya etapa cronológica pertenece.

 

 

[1] AMFP. A.C. Año 1906, sesión de 12 de noviembre, fol. 4 y ss. doc. N.º 9605 y ss.

[2] Se iniciaba así un tema polémico que durará años como tendremos oportunidad de ver más adelante.

[3] AMFP. A.C. sesión de 17 de noviembre de 1906, fol. 5 y ss. doc. N.º 9606 y ss.

[4] AMFP. Corresp. Oficial. Año 1906, 17 de noviembre, doc. N.º 5410.

[5] Ibidem. Año 1906, 17 de noviembre, doc. N.º 5403.

[6] Sin tomar partido por un bando u otro, no hemos de olvidar que quien hace dichas manifestaciones es D. Antonio de la Torre Romano, a la sazón alcalde, pero que repetía en el cargo por tercera vez. Por tanto, las irregularidades a que se refiere ya se venían produciendo desde 15 años atrás (mediados de 1888), de los que los últimos seis, de 1901 a 1906, fueron presididos por él mismo denunciante, sin que hayamos observado queja alguna hacia el secretario cesado en todo ese período. No obstante, lo que sí dejó bien claro D. Antonio de la Torre Romano en una de las Actas Capitulares fue que el secretario D. Antonio Luque París había hecho política en su contra en las elecciones de 1906. Tomar represalias cuando es elegido nuevamente alcalde, teniendo presente lo ocurrido, no ofrece duda de cuál fue el motivo que provocó el cese del secretario titular. Pero también es cierto que durante quince años no se había transcrito ningún acta capitular, originando un vacío documental que podría habernos dado a conocer con exactitud lo ocurrido en Fuente de Piedra esos años. De 24 de junio de 1888 es la última acta que se conserva, quedando un vacío desde ese momento hasta enero de 1906 en que vuelven a transcribirse los plenos. Para ese período de silencio nos hemos valido de diversa documentación: Correspondencia Oficial, Censos, y algunas actas dispersas de las varias Juntas Municipales: Pericial, Asociados, Instrucción Primaria, Sanidad, etc.

[7] La propietaria de la vivienda era Doña Soledad Luque, hermana del secretario.

[8] Justa reivindicación del alcalde, que temía al haber sustituido al secretario, sin hacerlo público, que este pudiese sustraer alguna documentación.

[9] AMFP. Expediente para el traslado de la sede del Ayuntamiento. Año 1906, 7 de diciembre, doc. N.º 2131 a 2137.

[10] AMFP. A.C. Año 1906, sesión de 8 de diciembre, fol. 14, vto. y 15 r., doc. N.º 9615 y 9616, 

[11] Al ser cesado D. Antonio Luque París, la plaza de secretario fue ocupado por D. Agustín Quintero,  que una semana más tarde renuncia, siendo sustituido por D. Adolfo San Bartolomé y Carrasco, que también dimitía dos meses más tarde, el 23 de febrero de 1907. En poco más de dos meses desfilaron cuatro secretarios por la Corporación.

[12] AMFP. A.C. Año 1907, sesión de 16 de diciembre.

[13] Aquí hemos de interpretar el interés que el alcalde tenía por cambiar la sede del ayuntamiento, trasladándolo fuera del alcance del secretario, que hasta ese momento, por haber estado en casa de su hermana, tenía  todos los documentos a mano.

[14] En Anexo 48 se recoge la sentencia que obliga a readmitir en su puesto a D. Antonio Luque París. Cfm. AMFP. A.C. Año 1907, sesión de 9 de abril.

[15] En Anexo 49 se transcribe la sentencia culpatoria por falsedad a D. Antonio de la Torre Romano. Cfm. AMFP. A.C. Año 1907, sesión de 20 de abril.

 

 

 

Fragmento de Historia Temática Villafontense

Capítulo.-  Política y Gestión Municipal

La Gestión Municipal de 1901 a 1907

Francisco Muñoz Hidalgo

(Obra en composición)

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