Ranos 54-55
Ranos 54-55

FUENTE DE PIEDRA

 

La Laguna

 

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CRÓNICA HISTÓRICA

Páginas atrás hemos visto a La Laguna Salada de Fuente de Piedra jugar un papel de capital importancia en el deambular por la zona de las distintas facies culturales prehistóricas, como lo indican los restos líticos encontrados en torno a sus orillas y más concretamente en tres estaciones prehistóricas, ya analizadas anteriormente. Del mismo modo, la ubicación en su proximidad de múltiples poblados de culturas posteriores nos indica también la importancia que esta Laguna Salada tuvo como factor determinante al ser elegida lugar de asentamiento por los distintos pueblos que se asentaron en su entorno.1

Hay que resaltar a su vez que, si bien la abundante  avifauna debió ser  uno de sus principales atractivos a lo largo de la Historia, no menos importante fue su característica salina. Especialmente en épocas anteriores a nuestra Edad Contemporánea en que la sal, por su escasez o dificultad para conseguirla era considerada un bien muy preciado.2

Ya comentamos en otra parte el aplastante dominio del comercio fenicio que relaciona el Valle Medio del Genil con las factorías de la Costa del Sol,3 la ruta seguida, su carácter comercial y cómo parte de su economía se basaba en la salazón de pescado.

Y siguiendo la línea temporal, también hemos dado cuenta detallada del período de transición del mundo tartésico colonial al íbero inicial a través de los restos encontrados en la necrópolis de La Noria. A partir de entonces (siglo VI a. de C), todas las culturas que visitan la zona deciden establecerse en la  proximidad a sus orillas.

En lo que al mundo romano se refiere, beneficiaron intensamente la sal que, en verano, cuajaba de forma natural, sin necesidad de industria alguna, y cuando se inicia la caída del Imperio Romano, cuando se produce el retroceso económico que da fin al mundo antiguo, La Laguna Salada será el puntal que económicamente sostenga a la zona como lo manifiesta el monetario aparecido en los yacimientos inmediatos y de cuya actividad queda constancia por la que en su momento bautizamos como  "vía de la sal"; entramado de caminos que partiendo del interior del propio vaso lacustre comunicaba con el resto de los itinerarios romanos que accedían a la zona.4

Siglos más tarde, los musulmanes la extrajeron –según explica Cristóbal Fernández en su “Historia de Antequera”-, que dice al respecto:

“Llamaron justamente la atención de los moros, que se aprovecharon de ella y la hicieron artículo principal de su comercio.

Mientras dominaron en el país fue la laguna un manantial de riqueza y la fuente de la prosperidad y engrandecimiento de la población y cuando la recobraron los cristianos, no dudaron aprovecharse de ella y dedicarla a los mismos fines… (sic)… los infieles de los pueblos comarcanos la agotaban con sus cotidianas extracciones y las conducían por todo el Reino, vendiéndola a un precio regular. Se enriquecían con este tráfico, por que en todas partes era preferida la sal procedente de nuestra laguna…”5

        Cuando la comarca fue reconquistada, una vez en manos cristianas, Juan II de Castilla las donó a los vecinos de Antequera.6

        La explotación de la salina fue desde entonces regida por un Concejo que controlaba las extracciones. Dicha corporación tenía potestad para conceder licencia a otros concejos vecinos a los que permitía beneficiarse del mineral. En este sentido, un acta capitular del Ayuntamiento de Antequera dice:

“La Villa de Estepa envió a pedir por merced a la ciudad les mande dar licencia para que los vecinos trajesen sal para sus casas. La ciudad les dio licencia y diales alvala para los guardas que todos los vecinos y moradores de dicha villa saquen sal tanto que los tales traigan fé del alcaide con un regidor que es para la provisión de ella y sus casas y no la quieren revender, dióseles por este año de noventa y cinco.”7

        También concedía permisos el Concejo a particulares. Así en otra acta leemos:

“diose una alvala para un moro que sacase dos cargas de sal para Archidona.”8

        Como tampoco faltaban los hurtos de los vecinos de la comarca, que comerciaban con la sal vendiéndola en poblaciones vecinas, el Concejo advirtió sobre la responsabilidad que recaería en aquellos que perpetraran este tipo de actos. De ello queda constancia también en un acta que sanciona:

“fue acordado que ningún ni otra persona sea osado de vender sal en las salinas a hombre de fuera ninguna bajo las penas contenidas en la ciudad.”9

        Posteriormente, Felipe II intentó incorporar a la Corona La Laguna, pero revocó su derecho tras la apelación del Ayuntamiento antequerano. Fernández, en su “Historia de Antequera”, nos dice al respecto:

“Continuaba el Ayuntamiento administrado la Laguna de sal, perteneciente a los propios de Antequera, como ya hemos manifestado, aprovechándose de los caudales que producía en beneficio de la población, y pagando a la corona 2 rs. Por fanega que se extraía. Pero Felipe II dio orden al administrador de las Salinas de Granada para que tomase posesión de ella y la administrase. Recurrió entonces el Ayuntamiento a S. M., suplicándole no hiciese novedad alguna con respecto a la laguna y que supuesto que don Juan II hizo esta donación a los propios de Antequera, se respetase la posesión no interrumpida que desde aquella época había gozado la ciudad. Felipe II en vista de la apelación y de las poderosas razones que la apoyaban, revocó su decreto por su Real Cédula de 8 de mayo de 1566, que se conserva en contaduría.”10

        Sin embargo, el municipio antequerano seguiría beneficiándose de la explotación salina como bien de propios de la ciudad durante poco más de siglo y medio, hasta que Felipe V las incorpora a la Corona, junto con otros bienes que no eran de particulares mediante una Real Cédula.11 El presbítero antequerano Cristóbal Fernández, en su ya citada “Historia de Antequera” nos dice sobre ello:

“Felipe V apurado con los enormes gastos de las guerras que sostenía mandó incorporar a la Corona las “rentas, derechos y oficios” que con cualquier título motivo o razón se hubiesen segregado de ella, y por esta Real Cédula quedaba Antequera despojada de la laguna que le producía más de 50.000 reales anuales, sin hacer otra costa para sacarla y almacenarla que 10 mrs. (maravedíes) en fanega. Solicitó pues fuese preservada la Laguna de Fuente la Piedra y el rey no dudó en acceder por su Cédula de 18 de octubre de 1711 que se conserva en contaduría.”

        A finales del siglo XVIII, y al más puro estilo neoclásico, precursor de los posteriores viajeros románticos, Francis Carter, visitó la zona en varias ocasiones y dice en uno de sus libros respecto a la explotación de La Laguna por la Corona:

“En Antequera estuve tres veces, en los años 1758, 1761 y 1771; aproveché mi segunda visita (1761) para ver las famosas salinas, que están en la carretera a Ronda; en ellas abundan los patos.

La sal que se obtiene de esta agua (que está a 30 millas del mar) va a la cuenta del rey…”12

        También por estas fechas, en la segunda mitad del XVIII, Rodrigo Méndez Silva y otros cronistas de la época mencionan en sus obras La Laguna Salada, aunque no aportan nuevos datos de interés.

        En 1828 se intentó desecar La Laguna. La empresa destinada a llevar a buen fin tal cometido estaba ya constituida, pero el Ayuntamiento, una vez más, recurrió a S.M. exponiendo razones convincentes para paralizar este proyecto. El recurso fue acompañado de un dictamen de los médicos de Antequera, redactado por D. Miguel Ortega, subdelegado de Medicina, en el que se informaba de los resultados obtenidos tras el análisis de sus aguas. El historiador Fernández nos habla de ello y del análisis de dichas aguas en la forma siguiente:

“Con motivo de haberse formado el año 1828 una empresa para desaguar e inutilizar la laguna de la sal, el Ayuntamiento de Antequera hizo ver a S.M. los perjuicios incalculables que seguirían forzosamente a la ejecución de este desatinado proyecto, porque no siendo posible agotar los manantiales de aguas, que estancadas en aquel sitio y cuajadas con la acción del sol, producen una riqueza tan considerable, si se variaba la dirección y se les daba distinto curso, para que no se reuniesen en la laguna, había de formar muchas pequeñas salinas en su tránsito , y de este modo sería más difícil y gravoso al erario custodiarla e impedir su uso. Manifestó además evidentemente que lejos de ser nociva a la salud la sal de Fuente-la-Piedra como injustamente suponen los que tienen un interés por desacreditarla y extinguirla, era preferible a la de Loja, y que no podía dudarse de su salubridad con algún fundamento o razón. En efecto todos los pueblos de la comarca y muchos más lejanos habíanse abastecido de ella desde siglos muy remotos, y jamás había perjudicado a la salud. Después de la invasión de Bonaparte, como  estuvo franca todo el tiempo de su dominación, se almacenaron en el Convento de San Francisco mil fanegas, las cuales se vendieron por la real hacienda como las sales más excelentes y claro es que si entonces no carecieron de salubridad, la tuvieron antes y después de la época mencionada.

Fuera de esto hizo presente el Ayuntamiento las ventajas que reportaría (a) la real hacienda del consumo de esta sal, que los propios de Antequera cargados de atrasos, respirarían de este modo pudiendo contar con una renta de 30.000 reales anuales que con 10 mrs. en fanega se beneficiaba y almacenaba, y se evitaría estando franca la ruina de treinta o cuarenta vecinos honrados, a quienes pierde cada año la codicia de este contrabando. Habíanse consultado algunos ancianos sobre la causa de la prohibición de estas sales, y contestaron que había sido la decadencia de las demás sales del reino de Granada, que no podía utilizarse sino a fuerza de gastos muy crecidos, siendo así que la de Antequera se habilita con muy módica cantidad, porque todo lo hace la naturaleza, sin necesidad de los brazos e industria de los hombres.

En vista de unas razones tan dignas de la consideración de S.M. ordenó entre otras cosas que se hiciese escrupuloso análisis de nuestra sal por los médicos de la ciudad. Verificose esta operación el 23 de octubre de 1828, pusieron a disolver, dice el expediente con este motivo, diez y seis onzas de sal en cuarenta y ocho de agua destilada hecha la disolución y filtrada; la añadieron otra que contenía “ácido ojálico”, manifestando en esto la existencia en dicho líquido de alguna cantidad aunque pequeña de cal, que separada por medio de la filtración, se calculó su peso como de seis granos. Por medio de muriato de Barite fue probada la misma disolución salina que se enturbió regularmente, formando nuevo precipitado manifestando ser de “ácido sulfúrico”, el cual fue separado como el anterior por medio del filtro. El alkalí volátil formó otro nuevo y abundante precipitado que por su forma indicó ser magnesia en veintiséis granos , y el del ácido sulfúrico que se precipitó con la “barite” y se supone combinado con dicha magnesia y con la cal tal como en cuarenta y seis granos. Con el “nitrato” de mercurio, fue probado igualmente la misma disolución, formándose otro precipitado, que separado, desecado y expuesto a fuego fuerte manifestó ser muriato de mercurio, que se volatizó dejando un pequeño residuo de sulfato de mercurio, y una pequeña cantidad de arena, como de tres granos. – Con agua de cal y acetato de plomo se comprobaron las existencias de dichos principios en diferentes operaciones que se repartieron con distintas porciones de la mencionada sal que se extrajo de la laguna, habiéndose reunido los expresados facultativos a mañana tarde y noche en los siguientes días para rectificar sus observaciones y dar lugar a que los reactivos tuvieran tiempo suficiente para ejercer sus propiedades particulares. – La disolución salina practicada en el principio no alteró la tintura de pasta de tornasol. El “prusiato de potasa” no indicó contener dicha solución sustancia alguna metálica, ni el “acetato de plomo” “sustancia sulfurosa”, pudiendo concluir de las expresadas observaciones y otras que se practicaron por cada uno de los facultativos particularmente, que dicha sal consta de los principios que a continuación se expresan:

     Ejecutadas las precedentes operaciones y obtenidos los resultados que hemos visto dieron los médicos de Antequera el informe siguiente:

Dictamen de los médicos de Antequera, redactado por D. Miguel Ortega, subdelegado de Medicina, sobre la salubridad de la sal de Fuente-la-Piedra.

Del análisis que se ha hecho de ella y se compaña, resulta que no sólo contiene las bases y radicales que deben constituirla, sino hasta en las proporciones convenientes. Los demás principios que igualmente se hallan en su combinación, no pueden desvirtuarla, ni ser perjudiciales a la salud, tanto por su naturaleza como por sus pequeñas cantidades, además que si se elabora y apila según costumbre al aire libre como es fácil perderá mucha parte de sus principios disolubles como el sulfato de magnesia, y será mucho más recomendable, siendo de advertir que aún cuando careciesen de dichos datos estarían siempre a favor de su uso, porque la constante y dilatada observación les ha hecho ver su utilidad para toda clase de condimentos, debiendo igualarse por lo tanto con cualquier otra de superior calidad, y aún preferible a la de Loja por su abundancia, ventajas que reportaría al erario por la proximidad a esta capital de partido y por su mayor salubridad, pues que conteniendo la de Fuente-la-Piedra sólo diez y nueve granos por libra de sulfato de cal y8 la de Loja dos dracmas y sesenta granos, claramente se deduce que puede esta causar incomodidad en la economía animal, por ser dicha sustancia menos soluble, y aunque se procure beneficiarla, resultará siempre el sulfato en su totalidad. – Siguen firmas.

Sin embargo de todo esto, posteriormente, el año 1835 se sacó a pública subasta el desagüe de la laguna, pero habiendo recurrido el ayuntamiento a S.M. logró paralizar el desatinado proyecto.”13

En efecto, como dice el historiador Fernández, en 1834, --no en 1835 como apunta en su Historia de Antequera--, se publicó en el Boletín Oficial de La Mancha el anuncio de “la subasta para el desagüe y la desecación de La Laguna Salada de Fuente de Piedra”. La empresa que la comprase estaría obligada a “sanearla y cambiar su fondo en tierras de cultivo”. El ayuntamiento de Antequera volvió a recurrir y de nuevo consigue paralizar la idea de desecación.

Pero dos años antes de esta publicación, se había hecho otra en la Gaceta de Madrid el 11 de febrero de 1832.

Un hecho a tener en cuenta es que la intervención para paralizar el proyecto parte de Antequera, que seguía siendo la más beneficiada, aunque ya Fuente de Piedra era municipio independiente de Antequera y La Laguna quedaba inscrita en su término.

        Y a pesar de la claridad del citado informe páginas atrás, se prohibió extraer sal tomándose la cuestión muy en serio.

No obstante, a lo largo de su dilatada historia, La Laguna, de forma ininterrumpida era asaltada para extraerle el mineral, bien para el contrabando, bien para el propio consumo propio, sin tener en cuenta la prohibición gubernativa.

El 30 de Agosto de 1835 sufría uno de sus muchos asaltos.14 Para evitarlos, de un tiempo a esta parte se había creado la Comandancia de Resguardo de la Sal de la Laguna de Fuente de Piedra, al mando de un Comandante que contaba con unos 30 hombres armados y cuyo cometido era evitar el robo de sal. Pero los  asaltantes estaban bien informados15 de los movimientos de la comandancia y actuaban cuando el riesgo era mínimo. Se llegó a sospechar, no sin fundamento, que tras estos abusos estaban personas directamente vinculadas a La Laguna o lo habían estado. Tanto es así que cuando se producía este tipo de asaltos tan evidentes se solicitaba información sobre determinadas personas en un intento por evitar los robos. Y para ello, con carácter reservado, la Intendencia de la Provincia se dirigía a los alcaldes solicitando información sobre la conducta política y moral de los empleados de La Laguna, tanto los del momento como los que hubiesen trabajado en otro tiempo. Todo esto sin hacer distinción entre los propios trabajadores16 y la máxima autoridad, o sea, el Comandante de Resguardo.17

El 1 de junio de 1837 reza en acta como la Milicia Nacional de la Ciudad de Antequera tuvo que auxiliar al Comandante de Resguardo de la Laguna Salada de Fuente de Piedra para evitar la producción y el robo. El hecho se puso en conocimiento del Jefe Político de la provincia, informándole detalladamente de estos hechos, que habían ocurrido el 29 de mayo.

Ya hemos dicho en otras ocasiones que el agua de La Laguna se evapora durante el verano y, consecuencia de ello, se precipita la sal. Pues bien, para evitar los robos, el Intendente de la Provincia, a la sazón D. Blas Requena viendo que el verano llegaba a su plenitud y la sal empezaba a cuajar, pidió al alcalde que ayudara al Comandante de Resguardo y a las fuerzas a su mando para evitar el fraude.18 Qué duda cabe que el fraude se veía venir y, en efecto, se produjo a pesar de todos los dispositivos que se organizaron.

El 2 de Septiembre de 1840, bien avanzada ya la estación veraniega no se había producido aún el asalto.19 Sin embargo, el acontecimiento no se haría esperar, el 8 de Septiembre20 ya había sido alcanzada. El Comandante de Resguardo pidió al alcalde que inspeccionase La Laguna e informase de lo que viera. De este modo, como tenía ordenado por parte de la autoridad malagueña, el alcalde llevó a cabo una diligencia que quedó redactada del modo siguiente:

“Certifico: que en este día de la fecha a consecuencia del oficio anterior del Sr. Comandante del resguardo de esta Laguna Salada, acompañado del Secretario de Ayuntamiento D. José Fernández, he reconocido la misma y solo he encontrado en ella en entradas la estracion de tres a 3 ½ fan de sal, según pareser de peritos nombrados al efecto, hayandose en todo lo demas en el estado de brillantez y pureza propia del celo empleado por su digno jefe en conservar las sales de dicha Laguna. Y para que asi conste pongo el presente que señalo con la que acostumbro y firmara dcho Scro. Fuente de Piedra 8 de septiembre de 1840”.21

Si los asaltos a la Laguna eran cosa corriente, en 1840 podríamos decir que era un secreto a voces. Hasta la Junta Constitucional de Defensa de Antequera22 tuvo noticia que en la madrugada del día 23 sería alcanzada y, de inmediato se solicitó la colaboración de las autoridades municipales, manifestándoles que con ello “dará V. una prueba de su Patriotismo y decisión”.23

A pesar de que la información era servida en bandeja, no se pudo evitar el robo de sal. El Comandante del Resguardo de la Laguna pidió formalmente al alcalde que presentase una certificación en la que hiciese constar que el robo había tenido lugar por varias entradas, entre ellas la del Muelle, Los Cachones, Matalondras, etc.24 Y así quedó la certificación solicitada al alcalde:

“Certifico: que en este día de la fecha, a consecuencia del oficio anterior del Sr. Comandante Interino de Resguardo de esta Laguna Salada D. José Molina, acompañado del Secretario de Ayuntamiento,25 he reconocido la misma y solo e encontrado en ella las extracciones de sal que constan o muy poco mas de la diligencia de otro reconocimiento del que se libro certificado en fecha ocho del corriente mes.26 Para que así conste doy el presente que señalo con la que acostumbro y firmara dcho Scrio Fuente de Piedra 23 de Septiembre 1840.”27

Probablemente, parte de los asaltantes fuesen villafontenses y, en consecuencia, dada la penuria económica por la que pasaba el pueblo,28 así como otras circunstancias que se daban, la máxima autoridad municipal intentó menguar el asunto. Tanto es así que el Comandante de Resguardo, al leer la certificación, pidió explicaciones29 al alcalde ya que no quedaba satisfecho con ella, toda vez que el asalto había sido anunciado y para salvaguardar sus responsabilidades, insistió, debía ser más explícito en la exposición de la certificación, por lo que una vez rectificada quedó en la forma siguiente:

 “Alcaldía Constitucional:

Llevado del mejor celo en conservar las rentas de la Nación, me dirigí como auxiliar á ellas á la Laguna Salada que da nombre esta villa, y encontrando en la misma porción de Gente armada en el punto nombrado Cerro del palo, los arengué con el dcho. que la Ley me autorizaba á ello para que se retirasen y lejos de reconocer mi autoridad, me hicieron ceder á la fuerza de las armas y sus amenazas; á los que en uso de mis facultades, no he podido proceder á la formación de causa por no haber conocido á ninguno ni menos por esta razón denunciarlo al tribunal competente. Lo que manifiesto a V. en contestación á su oficio fcha de ayer.”30

Ya se ha dicho que la Laguna estaba custodiada por la Comandancia de Resguardo de la Sal. Pues bien, la fuerza total en 1841 era de 28 hombres montados (a caballo), al mando del  Comandante de Resguardo. A esos 28 hombres se les llamaba “dependientes” y sus destinos eran diversos, varios destinados a “ronda” para vigilar los apostaderos y, por parejas, en los cuarteles, la barca, Los Peñuelos, Los Tarajes, el Cerro del Palo, La Albina de Mora, La Pasada,31 Cártama  y uno, solitario, que se encargaba de llevar agua a los anteriores, al que llamaban, naturalmente, “El aguador”.32

La inseguridad era algo tan corriente estos años que el Comandante de Resguardo de La Laguna Salada solicitó el aumento de las fuerzas que debían custodiarla.33 Con buen criterio, la petición se hizo a primeros de junio, dado que la evaporación estaba próxima y los asaltos a La Laguna se veían venir.

Y vinieron. El Gobierno Político había tenido noticia de que La Laguna iba a ser asaltada por los vecinos de Fuente de Piedra y de los pueblos de las inmediaciones.34 Se advirtió al alcalde que tomara buena nota y evitase se repitiese lo que ya había ocurrido la mañana del día 12 de junio en que se consumó el hecho, del que se había tenido igualmente noticia y nada se hizo para remediarlo.

¿Pagó alguien las consecuencias de estos asaltos? De momento, la plaza de Comandante de Resguardo de Fuente de Piedra fue suprimida y Don Agustín de Gálvez, que así se llamaba el que ocupaba el cargo, cesó en él.35 Su lugar lo ocupó el Aventajado Don Rafael Osuna. Pero como veremos más adelante,  éste pocas “ventajas” llevaría a la Comisión de la Empresa del arriendo de la sal. Entre otras cosas, la fuerza de Resguardo, que había pedido aumentar su número, por el contrario, quedó reducida a sólo 19 hombres,36 cesando en sus puestos y mandados a casa el resto.37 Las credenciales como “dependientes” de la Comandancia de Resguardo les fue retirada, aunque no sin cierta reticencia por parte de los cesados.38 De hecho, la de uno de ellos al que llamaban como alias “Potrilla”, no fue remitida hasta el año siguiente y tras recibirse orden de la Intendencia, que tuvo conocimiento que haciéndose pasar aún por empleado, cobraba a los contrabandistas a nombre del Resguardo, se le exigió al alcalde que les retirase los títulos e incluso procediese a su captura.

No obstante lo anterior, como la situación económica del pueblo no era de lo más brillante,  los asaltos a La Laguna no cesarán hasta muchos años después, si es que podemos decir que cesaron.

Tras tomar posesión, el nuevo Comandante de Resguardo de la Sal, D. Rafael Osuna, se puso en contacto inmediato con el alcalde para solicitarle le preparase un informe en el que hiciese constar que tal estaba desempeñando su puesto, si bien o mal y al mismo tiempo le informase sobre los contrabandistas que operaban en la zona.39 El informe emitido por el alcalde no resultó ser ni favorable ni desfavorable a la labor del Comandante de Resguardo.

Tal vez con ello lo que pretendía el Sr. Osuna era acercarse un poco a la alcaldía con miras al futuro. No hemos de olvidar que los asaltos a La Laguna le costó el puesto no sólo a su antecesor, también a algunos “dependientes” como hemos visto más arriba.

Claro es que los nuevos “dependientes” que querían formar parte de las fuerzas de La Laguna habían de tener una conducta intachable, tanto moral como política, no incluyéndose en la nómina de la Empresa del Arriendo de la Sal a ningún individuo que no contase con el informe favorable del alcalde, al que se le solicitaba cuando el interesado era un villafontense. Tal es el caso de un solicitante, cuya respuesta por parte de la alcaldía reproducimos literalmente.40

“Ayuntamiento Constitucional”

Francisco Villalobos Ruiz de esta vecindad, es persona conocida por hombre de bien y de buena conducta moral y política. Lo que de acuerdo del Ayuntamiento Constitucional manifiesta a V.S. en cumplimiento a su orden oficial de 24 de abril último.

Dios guarde 16 de mayo de 1843.

Sr. Jefe Superior Político”.41

Indudablemente, el alcalde denunciaba los hurtos que se producían en La Laguna, pero en la medida de lo posible esto no afectó en términos generales a los vecinos de Fuente de Piedra. Por el contrario, cuando se prendía a alguien robando “agua de sal”, siempre nos encontramos con gente foránea. En este sentido fue sorprendido un tal Antonio López Durán, vecino de Lucena, con una burra cargada con “agua de sal”. Se conoce que la conciencia del alcalde empezó a darle la lata cuando tuvo conocimiento de la dureza de la pena impuesta41 por lo que cualquier hijo de vecino consideraría una nimiedad (robo de una carga de sal). En definitiva, que el alcalde no cesó de mandar escritos uno tras otro hasta que consiguió el perdón para el tal López.42

Otro caso similar ocurrió en 1848, en que el Comandante de Resguardo de la Salina, que no perdía el tiempo, arremetió contra unos infractores. En la lista iban nominados cuatro vecinos del pueblo acusados de asaltar la Laguna.43 El alcalde no echó cuentas del asunto, pero desde Málaga se le recordó su obligación, instándole que procediese a su arresto y diese inmediata cuenta de las diligencias practicadas.

Y es que el robo de sal estaba a la orden del día. Muchas fueron las denuncias que se produjeron, pero se evitó darles curso en la medida de lo posible. No siempre fue así; en 1850 se había capturado una caballería menor con dos cántaros de agua de sal.44 Se mandó inutilizar la misma, que había sido depositada en el estanco del pueblo a cuyo frente estaba D. Atanor Mancheno.

En 1851, con vistas a reforzar las posiciones de la Comandancia de Resguardo de la Sal, se llevó a efecto la reparación de las torres45 de vigilancia. Se desembolsaron a tal fin 421 reales y 20 ms. Siendo D. Juan Cano el contratista de la misma.45

Pero con torres o sin ellas, los robos de sal continuaban. Muchas veces eran los propios empleados del Resguardo los que se hacían con la mercancía. En 1852 se acusaba a uno de ellos de apropiarse 28 libras de sal.46 La cuestión no tuvo graves consecuencias, pero se observa que se empieza a perseguir a los ladrones de forma más contundente que hasta la fecha. Un vecino de Cañete la Real fue sorprendido con una bestia cargada de sal. Fue puesto a disposición de las autoridades y, desde Campillos intervinieron para menguar el asunto haciéndole compromiso al alcalde para que intercediese a través del Comandante de Resguardo, toda vez que se hacía una obra de caridad por ser

“mucha su desgracia en haber caído en poder de los Carabineros, cuando son tantos los que hoy cargan la misma especie y en los pueblos se halla encerrada muchísima”.47

En 1854 se inicia el llamado Bienio Liberal, tras la Vicalvarada,48 y el control exhaustivo que se llevaba sobre el tema de la sal veremos que se relaja. Pero se relaja más de lo permisible como tendremos oportunidad de comprobar.

El mismo día que se levantaba Málaga y los Ayuntamientos fueron disueltos, La Laguna fue asaltada. D. Policarpo, que así se llamaba el Comandante de Carabineros de Resguardo de Fuente de Piedra, como mando del Ejército que era fue requerido el día 20 en Antequera, circunstancia que no desaprovechó el pueblo para extraer toda la sal que le vino en gana y, para hacerse fuertes iban acompañados de sus caballerías y armas.49 Dada la situación, D. Policarpo no quería “meter la pata”, y como algo había que hacer, se dirigió a la recién nombrada Junta Directiva de Gobierno de Fuente de Piedra50 para que reflexionase sobre el particular, tras recibir instrucciones directas de Coronel Jefe de la Provincia, cuyas órdenes fueron:

“He recibido las dos comunicaciones de V. fechas 21 y 22 del actual, en las que me da conocimiento de lo ocurrido en esas lagunas con los paisanos armados que se agruparon para extraer Sal de la misma, y en su consecuencia le manifiesto; que procure evitar cuanto sea posible del modo mas prudente, reclamando el auxilio de las autoridades de los pueblos para que con su fuerza moral influyan sobre los paisanos á fin de hacerlos desistir de su empeño en el ínterin resuelve la Excma. Junta de Gobierno de la Provincia a cuya autoridad me dirijo con esta fecha.”51

Y la Junta Popular Superior de Gobierno de la provincia de Málaga no tardó en pronunciarse. La Laguna de Fuente de Piedra había dado y aún daba unos rendimientos extraordinarios para las arcas del tesoro. Rendimientos que se vieron enormemente mermados cuando los vecinos y los industriales que más uso hacían de la sal no tenían necesidad de comprarla, sólo recogerla. Tanto es así que, este bien tan preciado a lo largo de la historia tuvo  su Decreto particular con motivo de la peculiar situación que se venía viviendo y que tanto daño hacía a la Hacienda Pública. En consecuencia, la citada Junta Popular dictaba lo siguiente:

“El rigor del fisco aplicado con inconcebible severidad á principios y doctrinas que están en contradicción con la ciencia económica, ha llegado al extremo en su error de impedir el aprovechamiento de la sal de la Laguna de Fuente de Piedra, siendo una producción rica y abundante que la naturaleza por sí misma nos presenta en nuestro suelo.

Esta Junta, que sin desatender los intereses generales de la Nación, tiene el deber de velar muy particularmente por los de la Provincia, utilizando en provecho de la misma las producciones de su suelo para que no se conviertan en patrimonio de ambiciosos especuladores, ha resuelto abrir al consumo la riqueza que se encierra en dicha Laguna, autorizando la explotación de la sal y su tráfico que estaban comprimidos con prohibiciones irritantes, que repugnan al buen sentido; y para que el aprovechamiento se haga conciliando la utilidad del pueblo con el interés de la Nacion bien entendido, decreta lo siguiente:

Art. 1º Se autoriza el aprovechamiento y circulacion de la sal de la Laguna de Fuente de Piedra con las formalidades necesarias para asegurar los valores que deba reportar a favor del Estado.

Art. 2º La explotación se hará por las personas que deseen tomar la sal, presentándola al peso en cualquiera de los Fielatos que se establecen para pagar la módica cantidad de seis reales vellón por fanega de ciento doce libras.

Art. 3º Los Fielatos que se establecerán hasta el número de cuatro en los puntos que se consideren mas convenientes para la comodidad de los especuladores.

Art 4º Para la conducción y circulación de la sal procedente de la Laguna, el Fiel del punto donde se haga el adeudo proveerá de una guía de talón al conductor para su seguridad.

Art. 5º Los Fieles darán partes periódicos á la Administración principal de Hacienda pública del número de fanegas de sal adeudadas y de las guias espedidas, con espresion de la cantidad correspondiente á cada una.

Art. 6º En los puestos de Carabineros, colocados á la conveniente distancia de los Fielatos, cuidarán de cortar y recoger los talones de las guías para remitirlos también á la Comandancia, á fin de que por ella se pasen a la Administración para que pueda comprobar la exactitud de las cuentas dadas por los Fieles.

Art. 7º La expresada fuerza de Carabineros aprehenderá la sal que se extraiga sin acreditar con las guías haberla adeudado en los Fielatos, y los defraudadores serán juzgados con arreglo á la legislación vigente.

Art. 8º Los que hayan hecho ya acopio de la sal que produce la expresada Laguna, presentarán declaración de su existencia en cualquiera de los Fielatos para que les provea de la competente guía, previo el pago del derecho establecido; en la inteligencia que de no verificarlo quedarán sujetos á las penas marcadas contra los detentadores de los intereses del Estado.

Art 9º Por toda remuneración y gastos de los Fieles, se les abonará el dos por ciento de los valores que recauden como gasto reproductivo de la renta de la sal, pagando además los conductores cuatro maravedís por cada guía, para cubrir el gasto de impresión de ellas y papel.

Art 10º La Administración principal de Hacienda pública dispondrá lo necesario para el pronto y puntual cumplimiento de este decreto, auxiliándola al efecto la fuerza de Carabineros.

Málaga, 27 de Julio de 1854.”52

Los precios, quedaron fijados en otro Boletín,53 a partir de 1º de Agosto de 1854, y siendo vendida en las expendedurías del Estado en 28 rs. la fanega de ciento doce libras y en parte proporcional, las ventas al por menor a razón de un cuartillo de real por libra.

Se produjo por tanto una actividad más intensa en la Laguna y se autorizó la recomposición de las “torres de vigilancia”,54 puesto que el fraude continuaba. Sería barata la libra de sal, pero más barata salía recogiéndola directamente. En fin, que con el decreto se consiguió poco. La Laguna seguía siendo asaltada y, como estamos en el Bienio Liberal, los hechos se produjeron de forma más descarada. Tanto es así  que el propio O`Donnell, que estaba en Málaga, dirigió un escrito personal al alcalde de Fuente de Piedra que decía:

“Ha llegado a mi conocimiento que con extrañeza y escándalo público continúan las fraudulentas extracciones de sal de las lagunas sitas en el termino jurisdiccional de esa villa, causando con la ilícita circulación de dicho artículo graves perjuicios á la Hacienda, y  faltando abiertamente á las disposiciones de la ley.

No debiendo consentirse la continuación de tales excesos, prevengo á V. que por su parte coopere cuidadosamente para evitarlos en lo sucesivo, adoptando las medidas más eficaces, sin dar lugar á que se tomen severas providencias. (Firmado: Enrique O’Donnell)55

Un problema difícil de solventar. Y eso que se tomaron todas las disposiciones a mano. Pero los hurtos seguían existiendo y existirían a lo largo de la vida salinera de la Laguna.

Bien avanzado ese año (1854), a mediados de Noviembre, fue recuperada una gran cantidad de sal por la fuerza de Carabineros, que la inutilizó aludiendo que era nociva.56 Curiosamente, la sal era nociva si no había satisfecho el impuesto que debía ingresarse en  las arcas del tesoro público.

Pero eso de aplicar a la sal el carácter de nociva le traía sin cuidado al vecindario. Durante miles de años se había estado extrayendo y se seguía haciendo. Nadie se tragaba ese cuento y, como por otra parte se había abierto un poco la mano, los asaltos eran tan frecuentes que nadie iba al estanco a comprar sal. Esto hizo que las ventas del mismo bajasen considerablemente. Tanto es así que desde el mes de Julio de 1853 a finales de febrero del 54 no se vendiera ni una sola fanega de sal. El fraude llegó a un descaro total. La autoridad malagueña puntualizaba:

“que la sal es un artículo indispensable de consumo y que su gasto es diario, y sin embargo ni una sola libra se vende en el estanco de esa población, por lo que el fraude es conocido, se da desde el primero al ultimo vecino”.57

Para investigar el asunto se mandó hacer un reconocimiento de cada uno de los principales consumidores para retirarles todo el producto que tuviesen almacenado. Para ello se mandó una Comisión Real para investigar el tema, apoyada por una considerable fuerza del Ejército. Por otra parte, también debía prestar ayuda la Milicia Nacional que había venido a sustituir en sus funciones a la Guardia Civil. Pero aquí chocaban ciertos intereses puesto que la Milicia Nacional estaba compuesta por vecinos del propio pueblo. No obstante, el informe decía hablando de la sal que los

“acopios no pueden ignorarse toda vez que se han hecho publicamente y a la luz del dia”.

La comisión “permitió” que se declarase el almacenamiento en el plazo de ocho días y:

“ser esa población una de las que han hecho grandes acopios de Sal de la Laguna de Fuente de Piedra”

se necesitaba la eficacia y autoridad del alcalde.58 Pero nadie declaró tener existencias. Se hicieron los registros pertinentes y, aunque bien escondida, parte de ella fue descubierta,59 procediéndose a su inutilización.

¿Qué cómo se inutilizaba? Sencillamente se vaciaba en el desagüe de la “fuente de la piedra” y se dejaba disolver y correr corriente abajo. Cada vez que se procedía de este modo se levantaba un acta compareciendo al acto el alcalde, el Comandante de Resguardo,60 el estanquero, y algunos vecinos. Y todos ellos verificaban haberse realizado la operación reglamentariamente, es decir:

“se procedio a la inutilización de las cincuenta fanegas de Sal que existían en depósito en el local de la panera del posito publico, previa la correspondiente medida la que resulto exacta con un pequeño sobrante y fue conducida al arroyo que forma el desagüe de la fuente pública donde quedó totalmente inutilizado.”61

 Y se levantaba acta cada vez que había que inutilizar cierta cantidad de sal. Si antes le había tocado al panadero, ahora fue a un vecino de la C/ Mesones, (hoy conocida como Juan Carlos I), al que se le inutilizó su almacenamiento. En todas estas operaciones tuvo que intervenir D. Justo Giménez que era el estanquero y, por tanto, el representante de la Hacienda Pública.62

Pero parece ser que al vecindario no le ocasionó mucho trastorno el que los depósitos de sal que les encontraron les fueran aprehendidos e inutilizados. En La Laguna había más.  Todo era cuestión de darse un paseo por allí.

En definitiva, el problema continuaba. Los vecinos seguían extrayendo sal y la Hacienda Pública sin ver un real. Hasta que apercibieron enérgicamente al alcalde y al estanquero. El Administrador Provincial de Hacienda se dirigió a ellos poniéndoles en antecedente sobre cierta circular que estaba presta a aparecer en el Boletín Oficial en la que:

“prescriben ciertas reglas y se adoptan varias disposiciones para descubrir los depósitos de sal de la Laguna de Fuente de Piedra imponiendo severa y estrecha responsabilidad a los Alcaldes Estanqueros y Administradores y demás subalternos de la Hacienda publica ...(sic)... Que indague y averigüe la existencias de los depósitos fraudulentos dentro de población ó en caseríos o cortijos, expresando el dueño de las fincas en que la sal exista. Que remita relación nominal de esos mismos depósitos ...(sic)... para adoptar otras providencias. Que una vez manifestado la no existencias y encontrado después algún deposito por la fuerza del Ejercito, Guardia Civil, ó Carabineros que ha de practicar visitas domiciliarias quedara V (refiérese al alcalde) desde luego separado de su destino. Que igualmente le será aplicado en fin de Septiembre, si los valores no reciben el impulso necesario hasta colocarlos al nivel que tenía en 1853. Que se remitiese nota nominal de todos los Panaderos, Tocineros y Labradores para ejercer sobre ellos vigilancia. Que manifiesta las sacas y adquisiciones hechas en los meses de marzo á fin de Agosto expresando la cantidad comprada y fecha de la ultima data. Obligado a dar cuenta de los Pueblos que no lleven sal en cantidad necesaria para el consumo.”63

A pesar del cariz que iba tomando el asunto y las posibles responsabilidades en que podían incurrir las autoridades implicadas, con mucho temple, el alcalde y el estanquero respondieron a vuelta de correo diciendo que se habían adoptado varias disposiciones para averiguar los depósitos de sal y que, de acuerdo con el estanquero, habían practicado distintas diligencias con el objeto de averiguar si había sal almacenada y que el resultado había sido inútil. En consecuencia, en Fuente de Piedra no había ni un solo depósito. Y que era misión de Resguardo de Sales el haber impedido la entrada a La Laguna. Por su parte el estanquero manifestó que si no había venta en el estanco sería porque los labradores, panaderos y tocineros se estarían surtiendo del “aljolí” de Antequera o de otro sitio.64

La situación económica del pueblo siguió siendo penosa durante los postreros años de la década de los cincuenta.65 Tras la llegada de Narváez, una vez dejado atrás el Bienio Liberal, se reforzó la vigilancia de la Laguna, pero las extracciones ilegales, como no podía ser de otro modo, continuaron. Se pidió al alcalde que auxiliase al Comandante de Resguardo para evitar que se defraudasen los intereses de la Hacienda Pública,66 por lo que deducimos que estos asaltos no remitieron lo más mínimo. Y lo deducimos porque las entradas en las arcas de la Hacienda procedente de la venta de sal habían mermado considerablemente y seguían mermando. De ello dan cuenta las autoridades malagueñas que informan que es “escandalosa la baja de los valores de Sal”, entendiendo que cada vecino “debía” consumir al menos tres libras por mes y que si el asunto no se enderezaba se adoptarían severísimas medidas.67

Y no sólo se defraudaba con la sal, también con el tabaco cuyo contrabando era muy intenso.68

En 1861 el gobierno de la provincia se llevaba las manos a la cabeza al considerar un hecho escandaloso el robo cometido por los empleados de La Laguna.69 Entendemos que el gobernador sería nuevo en el cargo.

Sin embargo, empezaron a denunciarse ciertos abusos cometidos por los empleados, (a los que se llamaba dependientes) de Resguardo de Sales, como el disparar sin causa justificada sus armas en el silencio de la noche.70 Dado que las relaciones entre el Comandante de Resguardo y el municipio no eran todo lo saludables que cabía esperar, el alcalde denunció el hecho de los disparos, saliendo en su defensa D. José Ortega González, entonces Comandante del Resguardo alegando que fue debido a la embriaguez, pero en un despoblado y sin objeto de hacer daño alguno.71  Y éste no tardó en desquitarse, llegado el verano puso en guardia al subgobierno de Antequera sobre lo que se avecinaba, es decir, los asaltos a La Laguna para extraerle la sal. Consecuentemente, no se tardó en pedir información al municipio sobre si los intereses de la Hacienda estaban expuestos o había síntomas de estarlo.72

En otro orden de cosas, los límites de La Laguna no había quien lo supiera, de ahí que un vecino labrara los terrenos “que servían de paso en la redonda de la laguna.”73 El tema provocó un litigio y se intentó dilucidar el tema recurriendo a los archivos, buscando algún antecedente respecto de los límites que tuviese La Laguna Salada,74 pero esos límites no estaban en los archivos. En otros temas  hemos visto como se sembraban Los Cachones aprovechando los años más secos.75

Y como ya era tradicional, con la llegada del verano, en 1867 las autoridades malagueñas se interesaron por el tema de los ataques a La Laguna para extraerle la sal.76 Pero ese año el asalto era más que un susurro un secreto a viva voz, lo que obligó a los administradores de la Hacienda Pública a intervenir por escrito solicitando información al respecto y si en el pueblo

“se reconoce la alarma de que con insistencias se habla en estos días de tratar de acometer la laguna de esa villa, y si á ese punto han llegado igualmente estos rumores que disposiciones ha adoptado V. a cortar toda tentativa de violencia, proponiéndome desde luego los recursos que necesite a precaver semejante  incidente.”77

Desconocemos los recursos que se solicitaron por parte del pueblo, lo cierto es que a través del telégrafo del ferrocarril78 se recibió un despacho para el jefe de los carabineros que estaban acantonados en Campillos para que actuasen con la mayor energía para evitar el robo de la sal y dejase encerrados a los ladrones.79

Como el “secreto a voces” era una provocación, ese año de 1867 se actuó con bastante más energía que los anteriores. En agosto se solicitaban informes sobre los incidentes que se hubiesen producido en esas fechas,80  a lo que hubo que contestar que habían aparecido varios grupos de paisanos en las inmediaciones con el objetivo de robar la sal.81 Y sobre este asunto se abrió “sumaria”,82 pero no se arrestó a nadie.

La Laguna creaba un verdadero problema a las autoridades civiles y militares cada vez que se aproximaba el verano. Por ello, no debió ser mal visto que ese mismo año se aprobase un proyecto para desecar La Laguna. El asunto llegó por sorpresa cogiendo desprevenidos a todos. A los que no les hizo gracia alguna fue a los vecinos del pueblo que obtenían ciertos beneficios no sólo por su trabajo, también por las extracciones que cada año llevaban a cabo, y tampoco lo fue para las autoridades municipales que veían una forma de aumentar los recursos del municipio, sobre todo en años como la década anterior que había sido lamentable. Las autoridades municipales antequeranas tampoco, por ver peligrar unos ingresos que cada año les llegaba como caídos del cielo. En cambio, las autoridades civiles y militares malagueñas veían en la desecación una forma de evitar los múltiples disgustos que cada verano, y hasta bien adentrado el otoño se llevaban.

Páginas atrás hemos visto como ya se había intentado desecar La Laguna en 1828, en 1832 y también en 1834, y todos se pudo paralizar el proyecto de desecación. Pero ahora la situación era distinta, la superioridad lo había aprobado y los encargados de llevarlo a cabo eran los señores residentes en Madrid Partington y Figueras. Para tal cometido tenían un representante en Málaga, llamado Francisco Carcer. Se puso manos a la obra y para ampliar el proyecto se envió a un ingeniero: D. Gerónimo Harburu, que sería el encargado de analizar el terreno, reconocerlo, hacer los sondeos pertinentes y demás operaciones para llevar a buen fin el proyecto. Se pidió al alcalde que le auxiliase en todo lo necesario.83 “Alea iacta est” que dirían los romanos.

Para mayor desgracia, en 1868, un vecino de Aguilar de la Frontera moría ahogado de forma accidental84

Un año más tarde, en 1869 aún seguía apegada a La Laguna la Comandancia del Resguardo Especial de Sales, que pasó a llamarse “Especial de Rentas del Estado”. El comandante hizo preso a un vecino por haber querido sublevar al pueblo contra la fuerza que estaba haciendo servicio en la Laguna, y cuando al pasar por su casa entró con el pretexto de beber agua, salió su esposa formando escándalo,85 aunque el citado vecino manifestó que fue atropellada y maltratada su mujer y su hija.86 Lo cierto es que el relativo relax que había habido los años anteriores al Sexenio Democrático de libertad en cuanto a la extracción de sal se había acabado y, consecuencia de este conflicto, tras la Revolución Gloriosa de 1868 e inicio del Sexenio, el comandante no dejó pasar una. Era el principio de una persecución, implacable e incomprensible dado el signo político del momento.87

En mayo de 1869 la Comandancia capturó a veintisiete vecinos que extraían sal y los llevó a la “Casa Panera”, convertida en la cárcel del pueblo.88 Llegó la noche y cuando el alcalde vio a todos sus vecinos allí encerrados abrió las puertas del Pósito y les dio largas. Pero el comandante no estaba dispuesto a que nadie, ni tan siquiera el alcalde se riera de él, así es que lo puso en conocimiento del Gobernador Civil que no tardó en intentar aclarar los hechos. Se deduce que del expediente que la máxima autoridad se hizo el “loco” y, si los presos se habían fugado es porque la puerta no estaría bien cerrada, dando por supuesto que nadie la había abierto. Se le instó a que averiguase cuales habían sido los autores del delito (de la extracción de sal) bajo una multa de diez escudos, que tenían un equivalente a unos 40 reales de vellón.89

Entretanto, el comandante, cuyo nombre no olvidaría el alcalde y se llamaba Eleuterio Granados, volvía a la carga y, dos días después (13 de mayo), apresó a otros catorce vecinos extrayendo sal. Los condujo de nuevo a la cárcel (que como ya hemos dicho al no haberla hacía su función la Casa Panera o Pósito). Y esta vez solicitó del alcalde acuse de recibo de la entrega de los catorce vecinos.90

D. Eleuterio Granados se tomó el cargo a pecho y se personó en los juzgados de Antequera con sus declaraciones, lo que motivó que de inmediato se le exigiese al alcalde que facilitase la lista de las personas que se habían fugado,91 es decir, aquellos veintisiete vecinos de que habíamos hablado.

Difícil situación para el alcalde, que no facilitó la lista solicitada aludiendo que eran desconocidos. Pero el pueblo ya había tomado nota de lo que estaba ocurriendo y puso en jaque al Comandante de Resguardo. Se pusieron a extraer sal, pero bien armados y, en vista de ello, D. Eleuterio manifestó de oficio al alcalde que había

“un grupo considerable de paisanos armados extrayendo sal y ante cuyo número he tenido que permanecer impasible (...) averigüe que clase de gente es la que se  presenta armada y en cuadrilla en la jurisdicción de su cargo.”92

La presión como vemos era cada vez mayor y parece ser que las autoridad malagueña no estaban dispuestas a consentir tales escándalos. Debió considerar responsable de todo lo ocurrido a D. Eleuterio y lo cesó, nombrando en su lugar a D. Blas Zabala, que ya quedaba advertido de todo lo ocurrido. En consecuencia, éste no dudó en dirigirse a la alcaldía  para hacerle saber sus intenciones de

“evitar la defraudación que se viene haciendo, de las sales que encierra La Laguna llamada de Fuente de Piedra, y que por consecuencia inmediata tanto perjudica á los intereses del Tesoro público (...) haciendo entender á sus gobernador (...) lo dispuesto que me encuentro a perseguir sin descanso á los que se dedican á tan abominable trafico, asegurando V.S. de una manera positiva, que el que caiga preso ó retenido por la fuerza del Resguardo y de Tropa, será conducido á la Capital y puesto a disposición de los tribunales.”93

Blas Zabala pensó que con sus declaraciones estaba todo resuelto. Nada más lejos de la realidad. No llevaba una semana en el cargo cuando tuvo que dirigirse de nuevo a la alcaldía para quejarse

“que los dependientes que han sido de este Resguardo (...) hacen mal uso del honroso uniforme del cuerpo á que han dejado de pertenecer, se bajan a La Laguna y tal vez con otros que aún pertenecen al cuerpo (...) se ocupan (...) en cobrar los seguros á los muchos defraudadores que desgraciadamente se presentan en La Laguna ha extraer sus sales (...) se digne llamar á su presencia á los individuos indicados y les haga entender no están en su derecho ni V. S. puede permitirles hagan uso del uniforme del cuerpo a que han dejado de pertenecer.”94

¿Actuó el alcalde contra los citados individuos cuyos nombres les fueron facilitados por el Sr. Zabala? No creemos que el alcalde popular lo hiciese. Pero, sin su ayuda, el comandante seguía “erre que erre” con su misión y consiguió “aprehender 17 caballerías mayores y menores y dos carros con dos caballerías mayores, cada uno con varios bultos de sal que D. Blas Zabala tuvo que descargar en su casa alojamiento puesto que no había sitio en el estanco nacional.”95 Y siguió sus pesquisas dentro del pueblo hasta que consiguió saber el nombre de algunas casas en que se almacenaba la sal. Solicitó por escrito al alcalde que lo acompañase para reconocer las habitaciones.96 Por suerte para los villafontenses sólo se hizo inspección en las viviendas de algunos vecinos, no en la de todos,97 pero fue suficiente para que la Administración Económica de Málaga adoptase medidas y oficiase a la alcaldía escrito que fuese extensivo a todo el vecindario que, entre otras cosas decía:

“haga entender á las demás personas que en esa localidad tengan existencias de sales (...) que dentro (...) de ocho días acudan á declararlas (...) El proposito (...) respetar (...) aquellas sales cuya legitimidad se acredite, dejando fuera de circulación todas las que reconozcan un origen fraudulento.”98

Y eso fue lo que se hizo con unos ochenta quintales de sal que fueron las incautadas en aquella inspección. El comandante,  acompañado del alcalde, el secretario y el estanquero nacional99 D. Juan Mocete, levantaron acta certificando que dicha sal fue extraída con espuertas y sacos por jornaleros y conducidas al arroyo de Santillán100 donde se disolvieron de nuevo.

Al ponerse la situación un tanto delicada, muchos  vecinos empezaron a declarar la sal que tenían almacenada y si no fueron todos los que lo hicieron, si aquellos que estaban en relación más estrecha con el mineral. Como ejemplo valga decir que a cuatro vecinos les fueron consideradas como de legítima procedencia (tras haberlas declarado por la presión existente), 10.512 quintales101 y a un vecino de Casarabonela que traficaba con ella 11.000 quintales.102

No obstante lo dicho, otra gran cantidad no se declaró y otra voló a mejor destino. D. Blas Zabala y Aguilar, el comandante, no descansaba en su empeño por perseguir el fraude y buscando y siguiendo pistas terminó en la estación del ferrocarril donde intentó averiguar quien era un tal Julián Romero103 que consignó varios vagones de sal para Córdoba. Y resultó que el tal Romero, junto con Manuel López Garrido habían comprado gran

“cantidad de sal á varios vecinos del pueblo y la embarcaron en 8 vagones con destino a la estación de Córdoba, donde el Romero vendió su parte á López (...) El Julián Romero (...) no ha vuelto á presentarse por aquí y no se sabe su paradero. (...)”.104

Como habíamos dicho páginas atrás, ya se había proyectado desecar La Laguna. Al comandante Blas Zabala y Aguilar le sucedía en el cargo Emeterio Huguet y Mainer, que sería el último Comandante de Resguardo de la Sal, institución a la que ahora llamaban Comandancia de Resguardo de las Rentas Estancadas. Con su cese y el de todo el personal de la comandancia La Laguna pasaba en su explotación a manos privadas. La vigilancia por tanto correspondería a la compañía encargada del proyecto de desecación. La retirada de la Comandancia de Resguardo resulta cuando menos curiosa y por ello transcribimos literalmente esta toma de decisión:

“A D. Emeterio Huguet Comandante que ha sido del Resguardo de Rentas estancadas de la provincia. Digo (...) el personal de que consta dicho cuerpo en esa provincia, esta Dirección General ha acordado declarar cesantes por supresión de esos destinos á los aventajados y dependientes de infantería y caballería (...) que actualmente sirven en el expresado resguardo (...) tener efecto el día 30 del mes actual (-refiérese a Julio de 1870-) sin falta alguna. (...) El equipo, armamento, archivo de la Comandancia, fondos y cuanto pueda pertenecer al cuerpo lo entregará V. sin perdida de tiempo y bajo su mas estrecha responsabilidad al Alcalde de Fuente de Piedra bajo el correspondiente inventario, que autorizado por ambos y por el Secretario Municipal procurará se remita á esta dependencia. (...) Lo que participo a V. (-ahora se dirige al alcalde-), para que le conste y no tenga inconveniente en hacerse cargo bajo inventario que autorizado en la forma que prescribe (...) remitirá á esta oficina á la mayor brevedad (...) en reemplazo de la fuerza que componía el Resguardo pasará inmediatamente á custodiar la Laguna un destacamento del cuerpo de carabineros.”105

Y así fue como el 4 de Julio de 1870, la Comandancia de Resguardo de la Sal terminaba su cometido en La Laguna Salada de Fuente de Piedra. Ese día se hizo entrega al alcalde del Inventario y los bienes con los que contaba. Fueron un paquete de libros y libretas donde se había anotado detalladamente todo lo concerniente al servicio: libro de infractores, de personal, de defraudadores, de cuentas, etc., etc., así como el armamento de que disponía. Armamento que no fue entregado todo según inventario y que se justificaba en el hecho de que la  comandancia había sido asaltada y desarmada por el pueblo en la revolución106 de Septiembre de 1868, apropiándose de todas las armas útiles, quedando las restantes por inútiles.107 Y el alcalde y secretario firmaron el recibí del inventario haciendo notar que faltaban además cinco bayonetas que no aparecían por ningún sitio.

El material de la comandancia fue recogido y trasladado a Málaga108 a primeros de 1871.

El ejército se retiraba de la custodia de La Laguna. Ahora era el Cuerpo de Carabineros el que la vigilaba, aunque la responsabilidad recaía en manos privadas. Se había creado la compañía encargada de la desecación del vaso lacustre109 y S. A. El Regente del Reino,110 el 15 de Agosto de 1870 concedía a:

“D. Guillermo Partington y D. José Joaquín Figueras el aprovechamiento de las sales que  existen en las lagunas de Fuente Piedra y las que se produzcan durante los tres años en que han de darse por terminadas las obras de desecación de la misma, dándosele la debida posesión y mandándose no se le ponga impedimento alguno en su explotación y uso.”111

        Entre otras cosas se instó a la alcaldía a prestar auxilio a esa empresa y a que se le diese inmediata posesión de La Laguna. Y a partir de ese momento empezarían otro tipo de problemas. Problemas difíciles de resolver recurriéndose a los tribunales una y otra vez como iremos viendo y, el alcalde, en medio.

El primer problema surgió cuando la ciudad de Antequera tuvo conocimiento del cometido de la empresa. De inmediato se dirigió al alcalde para informarle que:

“tanto el lago como su producto eran propiedad legítima del Ayuntamiento de Antequera112 y que por tanto nadie puede disponer de de una cosa sin otra, como no sea por causa de utilidad pública (...) Acerca de la desecación de la laguna el Ayuntamiento (de Antequera, repetimos) ha representado al Gobierno de S. A. Con objeto de que sus derechos sean respetados y estando aún pendiente este recurso, la empresa particular sin duda subrepticiamente ha obtenido el odio y triste privilegio de aprovechar sales que no pueden ser suyas ni menos del Estado (...) cuando ejercía el monopolio sobre dicho artículo, explotó las del lago de que se trata, satisfizo puntualmente á este Cuerpo municipal el valor equivalente al dominio adquirido (...) El Ayuntamiento va á acudir a S. A. El Regente para que se anule una orden que repito, solo ha podido darse á la sombra de mentiras artificiosamente preparadas por la Empresa, entre tanto yo aguardo que suspenda V. el obedecer la orden de posesión.”113

Sin pérdida de tiempo la alcaldía villafontense se puso en contacto con la antequerana. Siguieron nuevas comunicaciones en las que, ésta última, insistía en hacer:

“constar en esta alcaldía que el Ayuntamiento de Antequera tiene reclamación pendiente sobre la propiedad de la laguna (...) mientras no se resuelva (...) no puede (...) darse porción e ella ni mucho menos de las sales (...) Además como la espresada laguna no se halla aun deslindada tampoco puede darse la porcion de una cosa cuyos limites se desconocen.”114

Y el alcalde, no lo dudó. De momento las cosas se quedaban como estaba y D. Fulgencio Figueras, en vista de que no se le daba posesión de La Laguna se dirigió a las autoridades malagueñas que, ajenas a la trama, a la vista de la orden del general Serrano, que era el regente del Reino y las “malas pulgas” de D. Fulgencio que amenazó con pedir daños y perjuicios,  no tardó en quitarle el la razón y el poder al alcalde en el tan controvertido tema de La Laguna. Para ello se envió a Francisco Maureta, funcionario de la Administración para que llevase a cabo la entrega al Sr. Figueras, y comunicara al Sr. Alcalde del municipio que, como la orden venía del máximo responsable de la Nación, al haberla incumplido y además haber recibido las quejas de D. Fulgencio, los intereses que la Empresa reclamara al Estado los pagaría de su propio peculio. La orden había venido de muy alto y nadie quería cogerse los dedos. Así es que, Administración Económica de Málaga, vista la situación, se quitó el problema de encima dirigiéndose al Gobernador y al Juzgado para que le impusiesen al alcalde la correspondiente multa “por desacato y desobediencia al Jefe de la Nación.”115 La respuesta no se hizo esperar. Días más tarde se recibía en el consistorio el correspondiente apercibimiento que decía:

“Considerando que esa Alcaldía (la de Fuente de Piedra) no tiene facultades ni autoridad ninguna para hacer observaciones sobre ordenes superiores (...) porque ni esa Alcaldía tiene nada que ver con el Ayuntamiento de Antequera y sus atribuciones jerárquicas son nulas para oponerse a lo ordenado por el Jefe del Estado nombrado por las Cortes soberanas y últimamente. Considerando (...) falta de desacato y desobediencia toda vez que al decir se infringe la Constitución (...) Esta Admón. ha acordado amonestar a V. por primera vez para que en lo sucesivo no se mezcle en asuntos ajenos a su jurisdicción y obligaciones (...)”116

Visto el cariz que tomaba el asunto, el alcalde no lo dudó y dio vía libre a la empresa, que de este modo se hizo cargo de La Laguna, aunque no fue un camino de rosas como veremos.

Es a partir de este momento (1870) cuando la Société civile française des Terrains et Salines de Fuente-Piedra se hace cargo de La Laguna, con el cometido de desecar el vaso, explotar la sal y, de paso, las tierras más inmediatas que   estaban incluidas en La Laguna.

Entre tanto, el Ayuntamiento de Antequera seguía protestando,117 y el de Fuente de Piedra viendo que, aunque  la propiedad de La Laguna corría por cuenta del Estado, el aprovechamiento del fruto, o sea la sal, lo era de la empresa y por tanto la contribución les fue aplicada a ambos en la proporción que la ley marcaba. El primer año la empresa, aunque a regañadientes, pagó,118 no así el Estado al que hubo que reclamar su parte. Pero los años siguientes la empresa intentó desentenderse de este deber hasta que finalmente le fueron embargadas las sales y prohibido el:

“que ni empresa ni persona alguna extraiga ninguna cantidad de sal hasta que esta dicha comisión le comunique lo contrario.”119

A esta situación se llegó ya que la empresa concesionaria para la desecación de La Laguna, o sea, la Sociedad civil francesa de los Terrenos y Salinas de Fuente-Piedra, que es la que explotaba la sal y tenía como misión hacer las obras necesarias para desecar el vaso, se creía en el derecho de estar exenta de pagar impuesto alguno al pueblo.120 La alcaldía villafontense no lo veía así y lo razonó de forma que finalmente, la empresa, tuvo que abonar su cuota correspondiente que, si no abonó finalmente fue por haberse declarado en quiebra años más tarde, pero para llevar adelante el pleito el Ayuntamiento presentó una primera demostración de lo que debía ser amillarado a la empresa de la sal en la imposición de la Contribución del Reparto vecinal por sus utilidades. El informe decía:

“Se han extraído de la Laguna en el presente año,120 según los datos adquiridos por los trabajadores y demás operarios de las faenas 600.000 fanegas.

Bajo que se le hace por mermas naturales y hallarse a la intemperie del 15% 90.000 fanegas.

Quedan líquidas para amillarar 510.000 fanegas.

Valor de las 510.000 fanegas de sal á 3 reales y medio 446.250 pesetas.

Bajas por gastos naturales:

Por la renta que paga al Estado en cada año por el arriendo de la Laguna 24.000 pesetas

Por gasto que puede tener la extracción de sal a un real cada fanega incluso el atrojarla 150.000 pesetas.

Para el sueldo del Agente comercial 4.000 pesetas.

Para idem del fiel medidor 1.500 pesetas.

Para idem de 12 empleados ocupados en la custodia de la Sal dos pesetas diarias 8.760 pesetas.

Para idem del cabo que manda la fuerza 912,50 pesetas.

Cantidad liquida a contribuir en contribución 257.077,50 pesetas.

Importe del 3,50% por su cuota 8.977 pesetas

Por el 6% cobranza fallida y formacion 539,86 pesetas

Suman 9.537,57 ptas

Líquido que percibe la empresa por su arrendamiento 248.539,93 ptas.121

Indudablemente, la empresa hacía sus números de forma bastante distinta, por lo que los beneficios finales eran, según ella, bastante menores, lo que motivó continuas quejas por entender que los impuestos que se les exigía eran muy elevados.122

La Société civile française des Terrains et Salines de Fuente-Piedra tuvo que sortear otros muchos inconvenientes. En 1874, cuando ya debía haber estado acabada la obra, pues se le había dado un plazo de 3 años para ello (1870-1873) se empezó la obra de construcción del canal de desagüe contiguo a La Rábita. En uno de los documentos leemos:

“Debiendo continuar los trabajos del desagüe de la Laguna Salada y principalmente en la construcción del túnel situado en las tierras del cortijo de La Rabita donde se encuentra el conjunto y confín de los términos municipales de Antequera, Fuente de Piedra y Humilladero (...) necesito hacer la adquisición de obreros en numero considerable de 200 á 500 hombres, según lo exijan las operaciones (...)”123

El conseguir tal número de obreros no era obstáculo, pero sí lo suponía el pago que cada quincena había que hacerles. La suma dineraria a mover era considerable, por lo que el director de la empresa solicitó la custodia de tan importantes cantidades a través de la Guardia Civil. Como esto no fue posible, se dio orden de que el traslado de las remesas de dinero fuesen custodiadas por guardias municipales y algunos vecinos armados.124

Otro de los problemas que tuvo que sortear la empresa fue el descontento general que reinaba en la población por estas fechas  como ya se ha apuntado en otro tema de este volumen y la fragilidad política del momento.125 Todo ello, que fue circunstancial perjudicó a la empresa de desecación. La cuestión se empezó a poner difícil en enero de ese mismo año tras el golpe de Estado del General Pavía. Inmediatamente después se recibía  orden de detener a los perturbadores, gentes de mal vivir, republicanos, cantonales, carlistas de acción, etc.126 Se declaró el estado de sitio en Julio de ese mismo año y se vigiló concienzudamente a los alborotadores.127 Y en Fuente de Piedra, los alborotadores estaban muy relacionados con La Laguna, llegándose a una situación insostenible a principios de Septiembre, cuando fue herido de un tiro un vecino de Humilladero, lo que provocó la intervención de la autoridad judicial antequerana.128

La población, que como decíamos estaba muy alterada, buscaba una excusa para saltar. Y esta llegó de mano de la Sociedad de los Terrenos y Salinas de Fuente de Piedra. El ingeniero encargado de los trabajos,129 cambió las horas de siesta --sin que sepamos a que razones atendía tal cambio--. Lo cierto es que fue pretexto para que varios operarios promoviesen un conflicto oponiéndose a esa medida. Y sin duda fue el pretexto ya que la revuelta continuó su curso a pesar de volver al horario anterior, o sea, respetar de nuevo las horas de siesta, declaraba el ingeniero al frente:

“lo cual me indujo á modificarla en algún tanto, mas como después haya recibido dos partes del conductor, con fecha del 5 y 6 en la que me dice que continua el descontento y que hay operarios que se imponen á los que desean trabajar.”130

De todo esto sólo se saca en claro el descontento general que había. La revuelta estaba servida. Ese mismo día 6, el alcalde recibía a los obreros amotinados131 y el Comandante Militar, sin pérdida de tiempo, a través de despacho telegráfico, solicitaba de la alcaldía le informase de la fuerza necesaria para reprimir a los amotinados,132 a lo que el alcalde contestó por el mismo medio, a las 8 de la noche, que serían necesarios veinte hombres armados para reprimir el tumulto.133 El motín fue sofocado pero los problemas continuaron cuando en la quincena siguiente los trabajadores no cobraron su paga el 1 de Octubre134 y además supieron que habiendo estado todos prestando igual servicio en el apaleo de las sales, a unos se les iba a pagar a razón de 8 reales y a otros a 7 e incluso a 6 reales por el mismo trabajo. Las quejas las recibió el alcalde que intervino para evitar que se alterase de nuevo el orden público.

El otro problema que tenía la compañía gala era el pago de los impuestos correspondientes. Si bien el referido a la propia Laguna Salada correspondía al Estado, no así el fruto que de ella se sacaba, que recaía sobre la empresa concesionaria. La Laguna de Fuente de Piedra ocupa casi un séptimo del término municipal, y la parte de territorial correspondiente era adjudicada al Estado135 en cada uno de los repartimientos anuales. Pero la llegada de los franceses haciéndose cargo  de la explotación salinera contribuyó a que las cosas cambiaran notablemente. El impuesto ahora debía pagarlo la compañía arrendataria. De este modo, en 1875 se empezó a librar una lucha entre dicha compañía y el Ayuntamiento que tardaría en resolverse.

Los franceses recurrieron al cónsul que se quejó del agravio sufrido por el representante de la explotación de las salinas al que se le exigía el pago del citado impuesto. Y para evitar en principio problemas con el país vecinos, se dictó orden de paralizar todo procedimiento que para el cobro se hubiese puesto en marcha hasta tanto se aclarara la situación.136 Como no era cuestión de dejar de percibir el importe asignado, que suponía un porcentaje elevado sobre la totalidad del municipio, sin pérdida de tiempo, el alcalde informó detalladamente de los fundamentos que tenía para establecer la cuota del impuesto sobre la Laguna Salada.137

Y si la situación no estaba ya de por sí liada, le salió otra espinita. Al parecer, el contratista de las obras de desecación, un tal Francisco Javier Juminaya, amillaró unas 80 fanegas de tierra, de las que 50 eran de rozas para sembrarlas. Posteriormente, al estar enclavadas dentro de La Laguna Salada, considerando que la siembra le traería problemas, desistió de ello. Pero el conflicto se había iniciado y en consecuencia, tampoco quiso pagar la parte que le correspondía de territorial. Situación que no estaba dispuesto el Ayuntamiento permitir y por tanto intentaría cobrar sobre dicho terreno el impuesto correspondiente y como cabía esperar lo asignó a la sociedad de desecación. Más tarde, sin que sepamos a qué razones se debía, aunque sospechamos que la embajada francesa estaba tras ello, el cabildo interpretó que la ley le concedía a dicha sociedad diez años de exención de toda clase de impuestos, por lo que procedió a darle de baja en el padrón de riqueza,138 pero no estaba dispuesto a dejar de percibir el correspondiente impuesto.

En este tira y afloja, finalmente, el gobierno civil, tras un estudio minucioso de la situación dictó sentencia, entendiendo que existían dos entidades en La Laguna Salada, a saber, una concesionaria para la realización de las obras conducentes al saneamiento de los terrenos, a la que se consideró justo respetar los privilegios que la ley marcaba (exención durante 10 años) y, otra que, consecuencia de un arrendamiento hecho al Estado se dedicaba a la extracción de las sales, las cuales les reportaba grandes beneficios y, en consecuencia, estaba obligada al pago del impuesto municipal. Se añadía que examinada las condiciones de la concesión,139 no quedaba reflejada la condición ni el permiso para aprovechar las sales de la laguna, las cuales pertenecían al Estado, y que dicho derecho lo adquirió después,140 por el que había de abonar 24.000 pesetas anuales. En un intento por dejar el tema zanjado, se estipuló que la sociedad gala debía abonar 4.200 pesetas de impuesto correspondiente al ejercicio económico 1874-75.141

Tras conocer la decisión, la Société des Terrains et Salines de Fuente-Piedra alegaba que no podía abonar dicho importe dado que la compañía sufría pérdidas.142 Y en consecuencia se procedió al embargo de las sales que poseía la sociedad. Sin pérdida de tiempo, el máximo responsable de los gabachos D. Antonio Etienne, pidió autorización para poder enajenar las mismas,143 con la condición de que de inmediato ingresaría el importe que adeudaba en la Caja de Hacienda Pública Provincial.

El alcalde, no confiando en el Sr. Etienne, se puso en contacto con el Juzgado de Antequera, que fue el que dio la orden de embargo, informando sobre la nueva situación que se presentaba, y haciendo oídos sordos a la petición del francés.144 Ante la insistencia de Málaga de buscar una salida a la situación,145 se procedería al levantamiento del embargo, siempre y cuando quedasen satisfechas las cantidades que la compañía adeudaba al erario público.146

En 1876, vuelta a las andadas. Se volvía a embargar las sales a los galos hasta no haber satisfecho 8.000 reales que mensualmente había de pagar.147 El Sr. D. Victoriano Quintana, a la sazón administrador de la sociedad concesionaria para la desecación y explotación de las tierras y sales de La Laguna, insistía en que le fuese declarada libres de todo impuesto a la sociedad que representaba y exigía, además, que se le devolviese el dinero que hasta la fecha habían tributado. Sin embargo, el fallo del Tribunal sentenció en contra,148 lo que no fue óbice para que presentase un recurso de alzada, alegando la poca productividad de sal en los distintos años impositivos,149 consiguiendo finalmente, que de todos los impuestos cobrados, tras un estudio metódico de los datos aportados por D. Antonio Etienne en representación de la Sociedad, le fuesen devueltas 1.675 pesetas.150 Por Real orden de 11 de abril de 1876 se aprobaba la devolución, no indicándose la cuantía que según el Secretario de la Corporación calculó en 4.175 pesetas con 4 cts. que fue el importe reclamado por el Sr. Etienne.151

Llegados a esta situación, la sociedad creyó conveniente desprenderse de la sal que venía acumulando que pasó a manos de un nuevo depositario: D. Manuel Lagostinos, que declaró haber unas existencias almacenadas de 266.000 quintales métricos en Julio de 1877. Y mal negocio hizo pues un año más tarde, Agosto de 1878, la Dirección General de Rentas Estancadas prohibió la venta de sal,152 y el 25 de junio de 1880 aparecía una ley por la que se imponía un gravamen de hasta 50 céntimos a cada quintal métrico producido.153 Finalmente, se autorizó la venta de las sales, que se encontraban embargadas, pero con la condición de que el dinero que se recaudase fuese a parar al Tesoro Público,154 hasta tanto se abonasen 71.500 pesetas que se debían desde que pasó a manos del Sr. Etienne, como representante de la Sociedad de Terrenos y Salinas de La Laguna de Fuente de Piedra.155 Para llevarlo a cabo se sacó a subasta pública dicha venta, estando al frente D. José Morales, que había sido nombrado como comisionado de ventas.156

Estamos a mediados de 1880 y se produce un acontecimiento que hay que resaltar y del que daremos cuenta más adelante. En medio de una situación difícil como es el que a partir del 25 de junio de ese año, como hemos apuntado más arriba, se aplicara un gravamen de 50 céntimos a cada quintal métrico de sal extraído, que los 10 años de exención de impuestos que se aplicaba a la Société civile française des Terrains et Salines de Fuente-Piedra acababa ese año, pues la concesión se inició en 1870, que la explotación salina no había dado los resultados esperados y para agravar más aún la situación se produce el derrumbe del túnel de desagüe que llevaba las aguas de La Laguna al arroyo de las Tinajas y no se hizo nada por repararlo, es lo que justifica la quiebra de la sociedad gala. Y ante esta situación tiene lugar ese acontecimiento al que más arriba nos referíamos. El 30 de Julio, un mes más tarde, en Antequera, ante el abogado y notario don José Campos Simón se constituía la Compañía Agrícola y Salinera de Fuente-Piedra, una sociedad anónima que iniciaba con un capital de 50.000 ptas. distribuidas en 1000 acciones de 50 ptas. cada una y cuyo fin era comprar los terrenos, obras de fábrica, y derechos de todo género que procedían de la antigua Laguna de Fuente de Piedra para explotarla agrícola e industrialmente. Cinco días más tarde, el 4 de Agosto ya quedaba legalizada la Compañía y sus estatutos publicados en la Gaceta de Madrid el sábado 21 de Agosto de ese mismo año. El Marqués de Fuente de Piedra, Diego Casasola Stoppaní preside el Comité, que lo componen 4 miembros más, y todos juntos acuerdan nombrar Director de la Compañía a D. Juan Manuel Delgado.

En efecto, la compañía nacía de prisa para hacerse cargo de la sociedad gala, declarada en quiebra y sacada a subasta por el Juzgado de Antequera como más adelante se verá. Así se iniciaba la recién creada Compañía Agrícola y Salinera de Fuente de Piedra cuya actividad llegará hasta 1930 en que vuelve a cambiar de mano. Pero continuemos con los hechos de forma cronológica.

En 1885, Don Victoriano García Quintana, como representante de la Compañía Agrícola Salinera de Fuente de Piedra solicitó de la autoridad municipal autorización para emprender la inmediata construcción de la fábrica de abonos, casa administración, almacenes y demás dependencias necesarias para la explotación de sus industrias. El Ayuntamiento, entendiendo que se trataba de una empresa seria y con personal suficientemente cualificado y competente no hizo ninguna observación al requerimiento y daba vía libre a la construcción.157 De este modo, la Compañía Agrícola y Salinera de Fuente de Piedra se hizo con el control y explotación de la sal e inicia las obras del complejo junto a la estación de ferrocarril a cuyo frente se encuentra como Director facultativo de la misma don Laureano Calderón.158 El genio de D. Laureano era vivo y tuvo algún que otro incidente en nuestro municipio, como el que llevó a intervenir al Sr. Alcalde por maltratar de obra y palabra a un obrero (José Fernández Trena), que estaba empleado en la construcción de las citadas dependencias.159

Por otra parte, aunque la situación administrativa había cambiado considerablemente, no así el pensamiento del vecindario, de tal forma que durante todo este tiempo, ni porque años atrás estuviesen embargadas las sales, ni porque estuviesen en manos privadas, el pueblo iba a prescindir de este preciado mineral. Por tanto, los asaltos a la laguna continuaron, inventando cualquier tipo de artilugio, lo que permitía hacerse con el mineral hasta tanto se descubriese la artimaña. Tanto es así que el Juez de Primera Instancia de Antequera solicitó informe sobre si era cierto que se habían abierto algunos trabajos en La Laguna que hicieran necesaria la concurrencia de obreros o caballerías, y de ser así si se habían observado sustracciones fraudulentas o robo.160 Por todo ello, la Delegación de Hacienda de la provincia instó al alcalde para que todos los dependientes de su autoridad, guardia civil y rural, auxiliase en todo momento a los Carabineros, encargados ahora de velar por La Laguna y su producción.161

La Dirección General de Rentas Estancadas estaba interesada en conocer la producción de sal para actuar en consecuencia. Los datos facilitados en 1887 anunciaban que se extraía unos 6.000 quintales métricos de sal al año, que eran vendidas a 1,75 ptas. el quintal y sus puntos de destino eran la propia población, la provincia de Málaga y las limítrofes fundamentalmente.162

Sin embargo, al año siguiente (1888), curiosamente, se informó que en la cartilla evaluatoria no se había incluido la riqueza salinera en razón de que la fábrica estaba en construcción y hasta el momento no se disponía de datos.163

Por otra parte, los terrenos que ocupaban la Laguna Salada estaban exentos de contribución según Real Orden de 25 de mayo de 1877, exención concedida a la Compañía Agrícola y Salinera. A pesar de ello, la Administración de Contribuciones y Rentas de la Provincia exigía fuesen presentados los documentos que así lo certificaban.164 Y en efecto, dicha Real Orden así lo expresaba, no obstante se exigió la titularidad de los responsables de la Compañía, domicilio legal y aporte de dichos documentos, que al estar afincada en Madrid tardó lo suyo en llegar.165

A pesar de todo, el asunto de las contribuciones atrasadas y pendientes seguía en activo, de forma que el cónsul de Francia intervino a favor de su súbdito, el Sr. Etienne, al que se reclamaban las contribuciones de los años en que La Laguna estuvo en sus manos.166 Como quiera que no se contestara al cónsul francés, el gobernador civil de Málaga dirigió una carta “muy” particular al Sr. Alcalde instándole a informarla.167 Gracias a esa carta hoy sabemos que:

“el Sr. Etienne no fue dueño ni  le pertenecieron las Salinas de la población, pues solamente fue Ingeniero Director de las obras de desecación: Que la Salina o Laguna no fue vendida por débitos de contribuciones, sino por haberse declarado en quiebra la Empresa concesionaria y la venta se llevó a efecto en pública subasta por el juzgado de Primera Instancia de Antequera, habiéndola adquirido la actual Compañía denominada Agrícola y Salinera de Fuente de Piedra, cuyo domicilio legal tenía establecido en Madrid, siendo su Director del Sr. D. Juan Manuel Delgado, ignorando los nombres y el número de los socios de que se compone. Dicha Salina, aunque todavía esta en un período de construcción, no obstante ya elabora sales que vende públicamente”.168

En efecto, en 1891 se concede autorización a un tal Juan Sánchez Rodríguez, vecino de Málaga para que a través del ferrocarril pudiese transportar diez toneladas de fosfato de cal consignadas a la Compañía Agrícola y Salinera.169

Durante 80 años esta sociedad ejercerá su actividad, adecuándose a los nuevos tiempos. En 1913, desde el municipio se le surte de fluido eléctrico y tras medio siglo de funcionamiento, el 29 de enero  de 1930 es vendida a D. José García Berdoy, que se hace cargo de la explotación hasta que en 1951 las salinas dejan de ser rentables.

Hasta aquí hemos visto el desarrollo económico-industrial en que La Laguna Salada se ha visto involucrada. Ahora veamos los estudios que de ella se han hecho desde el punto de vista científico.

A partir de los análisis de las aguas salinas que en 1828 se llevaron a cabo en un intento de paralizar el proyecto de desecación y de lo que ya hemos dado cuenta páginas atrás, se empiezan a desarrollar diversos estudios desde distintas áreas del saber para tener un mayor conocimiento de La Laguna y su entorno. Así tenemos que:

En 1877, Domingo de Orueta publica su “Bosquejo físico-geológico de la Región Septentrional de la provincia de Málaga”, en el que trata las lagunas de Fuente de Piedra y Herrera desde el punto de vista geológico e hidrográfico.

Habíamos visto como en 1885 llegaba al pueblo como Director facultativo de la Compañía Agrícola y Salinera a D. Laureano Calderón Arana,170 que junto con el arquitecto D. Julio Groján habían solicitado iniciar las obras del complejo industrial que se levantaría en Los Juncares, junto a la recién nacida estación férrea, y que será conocida como Fábrica de Abonos.171 Pues bien, D. Laureano fue todo un personaje que se distinguió tanto por su brillantez en el mundo farmacéutico como por su mal carácter. Pero gracias a él vino a Fuente de Piedra un sobrino suyo, Calderón Serrano, que estudió en profundidad la geología y zoología de La Laguna y su entorno.

Habida cuenta que a mediados de la década de los ’70 del siglo XIX quedó alterado el aspecto natural del vaso lacustre con la construcción del dique central y el canal de desagüe, a través de un túnel que se excavó en el terreno de 1 Km. de longitud que atravesaba el recipiente en su totalidad siguiendo la dirección del eje mayor y el canal periférico que bordea todo el contorno de La Laguna y cuya misión era recoger las aguas procedentes de los arroyos periféricos y las que la escorrentía natural trataba de introducir en el vaso, evitar que disolviesen el sustrato salino para facilitar su explotación y conducirlas al arroyo de Las Tinajas (afluente del Guadalhorce), a donde eran evacuadas. También, varias acequias comunicaban el canal adyacente con el longitudinal manteniendo el nivel de agua y evitando el arrastre del cloruro sódico.

Esta construcción propició, al descender el nivel de agua, un aumento de la superficie de tierras emergidas,172 y consecuentemente, la nidificación del flamenco de forma masiva.173

Y volviendo al sobrino de D. Laureano, en 1888 publicó “La sal común y su papel en el organismo del globo”,174 y en Agosto de ese mismo año  hizo otra publicación: “La Salina de Fuente de Piedra”.175 En ambos trabajos expuso el interés salinero de La laguna, calculándole la producción anual de sal –antes de haberle sido practicado el desagüe-, en unos 20.000 metros cúbicos. Finalmente, al año siguiente presentó otro trabajo titulado “Excursión a la Laguna de Fuente de Piedra” (parte zoológica), donde se aborda el primer censo de flamencos, que como ya hemos comentado anteriormente, se debe a la cantidad de tierra emergida consecuencia de las obras practicadas en La Laguna.

En 1915 Eduardo Reyes Prosper publica “Las estepas de España y su vegetación” en dicho trabajo incluye las lagunas que a su paso encontraba dando indicaciones sobre localización, permanencia, morfometría y vegetación, presentando numerosas fotografías sobre las lagunas esteparias entre las que se encuentra la de Fuente de Piedra.

En 1932 Román López Casares hace pública la composición de las aguas en su “Análisis de las Aguas de Fuente de Piedra”, aludiendo al predominio del cloruro sódico.

Al año siguiente, 1933, Silvetrop publica en Londres un trabajo titulado: “On the lacustrine Basins of Baza and Alhama in the province of Granada”. En dicha publicación trata la Laguna de Fuente de Piedra.

Siete años más tarde, Juan Dantin Cereceda publica en 1940 “La aridez y el endorreísmo español. El endorreísmo bético”. Trabajo importantísimo y de singular valor limnográfico en que son localizados y descritos unos 150 lagos y lagunas de las existentes en el sur y suroeste del Guadalquivir. Aporta interesantes datos morfométricos e hidrográficos, ilustrándolo con un mapa conjunto escala 1:450.000 y otros 14 (escalas diferentes) en los que son representadas más de 100 lagunas, siendo la de Fuente de Piedra una de ellas.

Luis Pardo, en 1948 publicó su “Catálogo de los lagos de España”. Aporta datos amplios de La Laguna Salada sobre morfometría, permanencia, profundidad, etc., a la vez que esboza el interés salinero de ésta. Le atribuyó un volumen máximo de 5.000.000 de metros cúbicos. Presenta también una extensa bibliografía de la que nos hemos servido para confeccionar esta síntesis. 

A partir de 1951 la sal, como ya hemos apuntado más arriba, dejó de explotarse. La Laguna  empezaba a verse con otros ojos. Los científicos veían en ella una joya, algunos vecinos la posibilidad de bañarse en ella los años en que durante el estío no se secaba, y los que tenían tierras próximas se plateaban la posibilidad de desecarla.  

En 1958 Valverde hace su primera excursión a La laguna de Fuente de Piedra investigando la probable nidificación del flamenco. Los resultados obtenidos, avalados por los restos encontrados, confirmaron que durante varias temporadas la especie se reprodujo, aunque no se tenía registrado ningún caso positivo en aquella década.

Al año siguiente, Hoffman y Valverde vuelven a visitar el entorno en el mes de abril. Su objetivo: localizar una posible colonia nidificante. Los resultados fueron negativos. Ese mismo año, en el mes de mayo, un investigador francés confección una lista sobre las especies observadas en La Laguna. Este trabajo fue publicado más tarde en España. (Lévèque, 1960)

También ese mismo año G. Scortecci presenta su libro: “Los animales; cómo son, dónde viven”. En él hace referencia a La Laguna Salada.

En 1962 tiene lugar una primera conferencia internacional sobre las marismas (conferencia MAR), a instancias de la Unión Internacional para la Protección y Conservación de la Naturaleza (UICN). En dicho coloquio se dieron una serie de directrices y consejos a seguir, a la par que se presentó una lista de zonas húmedas a proteger. Entre ellas La laguna de Fuente de Piedra. Igualmente se intentó cambiar el criterio vigente de que toda zona encharcada y pantanosa era un foco de infección que había que desecar, haciendo constar, por el contrario, que dichas zonas constituyen uno de los ecosistemas con mayor variedad de especies y mayor productividad de todos los que existen en la Tierra. Dichas recomendaciones no surtirán efecto en La Laguna de Fuente de Piedra hasta hace pocos años como más adelante veremos. Como ejemplo, valga decir que una de las Actas Capitulares del Ayuntamiento recoge una petición de desagüe y no se tomó en cuenta por estimar más conveniente que dicho proyecto debería realizarse en tiempo de mayor índice de paro. Corría el año 1969.

En 1963 Valverde tuvo más suerte y logró sorprender una masiva nidificación de flamencos. Los resultados obtenidos fueron presentados al año siguiente.

También en 1963, Bernis y Fernández Cruz observaron las incidencias de la nidificación anteriormente citada. El resultado: reproducción exitosa. Dichos especialistas controlaron la colonia que por tercer año consecutivo se reprodujo en Fuente de Piedra. Los análisis obtenidos fueron publicados en 1967.

En 1969 fue Mulsow quien investigó la nidificación que esta vez por cuarto año consecutivo se estableció y reprodujo con éxito (Mulsow 1969)

Ese mismo año se hizo pública la lista de recuperaciones habidas respecto a las aves anilladas en La Camargue (Francia). En este trabajo se hace alusión a tres ejemplares que fueron localizados en la Laguna Salada (Erard 1966). Y todos estos acontecimientos se sucedían a pesar de haberse secado el recipiente durante el verano de ese mismo año.

En la temporada 1968-69, fotografió varios ejemplares de flamenco enano (Phoeniconalas minor Geoffroy). Esta ave, que aunque no visita La Laguna con asiduidad se ha llegado a ver, es considerada una especie rara en la zona, al igual que la gaviota picofina.

Un año antes, los hermanos Studer-Thiersth hicieron durante la primavera diversas observaciones en torno a la avifauna confeccionándola lista más completa –hasta entonces conocida--, de las aves que pueblan la zona.

En 1969 Bernis y Valverde publicaron los resultados del censo invernal de aves acuáticas, siendo La Laguna una de las muestreadas.

También en 1969 fueron anillados 45 pollos de la nidificación registrada ese mismo año (Fernández Cruz 1970).

El 23 de abril de 1970, el rotativo granadino Ideal publicó un artículo referente a la posibilidad de crear un complejo turístico en el entorno de La Laguna.

Ese mismo año, Castellón Serrano analizó el entorno tratando el aspecto geológico. Publicado bajo el título: “La sedimentación en La Laguna Salada de Fuente de Piedra (Málaga)”, habla de ella haciendo referencia a la sequía sufrida en 1966.

En 1972 Araujo y García Rua hacen público los censos de las especies acuáticas invernantes correspondientes a la temporada 68-69 y más tarde sería presentado en censo de 1973 (Vargas, Blasco, Antúnez)

La exitosa nidificación del flamenco de 1973 fue recogida por Ferrer y alumnos y publicada, posteriormente, en 1976.

En 1973 Morillo observa que el flamenco enano vuelve a visitar La Laguna al igual que la temporada 68-69.

En 1974 Sarro describió la impresión que le produjo ver una colonia nidificante en sus tareas reproductoras.

En el aspecto geológico, Ives Peyre, en 1974 realizó un amplio trabajo cuya traducción del francés lleva por título: “Geología de Antequera y su región”. En él aporta nuevos datos sobre los terrenos de Fuente de Piedra.

El 28 de julio de 1974, el diario granadino Ideal publicó la siguiente columna: “·Málaga: debido al fuerte estiaje La Laguna de Fuente de Piedra se ha secado”. Efectivamente, ese año La Laguna se secó por completo observándose sólo en puntos muy localizados pequeñas manchas de humedad. 

El censo de especies invernantes de La Laguna en 1975 fue dado a conocer por Hafner y Walmsley, así como su número en el invierno anterior 73-74.

En 1977 el periódico malagueño Sur publicaba una colaboración en la que un ingeniero de minas aportaba la desatinada idea de desecar La Laguna canalizando sus aguas hasta el pantano del Guadalhorce.

También en 1977 Peter R. Mountfort, G y Hollom P.A.D. publican “Guía de campo de las aves de España y de Europa”, donde son tratadas las aves de la Laguna Salada.

En 1978 Martínez Muñiz publicó un desafortunado informe donde malversó la descripción del entorno y la fauna que lo puebla. (Tesis doctoral de Vargas Yáñez)

En 1979 Antúnez, Blasco y Vargas controlan y estudian la población de flamencos acantonados en el recinto, haciendo resaltar la gran importancia de Fuente de Piedra como zona vital para los flamencos que llegan a la Península para reproducirse. Los resultados obtenidos tras el análisis llevado a cabo en 1978 fue el siguiente: 4.700 pollos alcanzaron el estado juvenil registrándose sólo 90 muertes. En conclusión, La Laguna de Fuente de Piedra tuvo ese año el contingente de cría de flamencos más importante de España y de Europa.

Por su parte, el malogrado Félix Rodríguez de la Fuente hizo promesa formal de filmar varios capítulos, pero debido a su trágica muerte sólo fue grabado un episodio de su famosa serie “Fauna Ibérica”, que fue emitido en su día por Televisión Española.

En la actualidad La laguna está prácticamente seca tras haber canalizado el arroyo de Santillán –su principal tributario--, contribuyendo a ello la gran sequía que últimamente padece la región y agrava la evaporación natural. Este peligro ya fue apuntado muy acertadamente por Vélez Soto en 1979 y anteriormente por Eduardo Reyes Prosper en 1915. Situación que afecta al equilibrio ecológico y redunda en perjuicio de la fauna que habita la zona. Miles de aves se encuentran en peligro por carecer de las mínimas condiciones para desarrollarse y procrear.

Desde algunos parques naturales, como el de Doñana, se ha pretendido variar el itinerario migratorio de estas zancudas con la idea de que el tiempo de las puestas de huevos les llegase a los flamencos en el famoso parque –nos dice José Luís Arranz en su publicación aparecida en el diario Sol de España en julio del 82, añadiendo que--, cuantas veces se ha intentado el cambio otras tantas los flamencos han regresado a su hábitat de Fuente de Piedra.

La alarmante situación por la que pasaba La Laguna despertó el interés del Estado que la adquirió por 43 millones de pesetas, junto con una faja de terreno alrededor de la misma, haciéndola refugio nacional de caza.176 ICONA se convertía en el organismo responsable de la administración y protección del refugio y como medida de urgencia, en su momento vació grandes cantidades de agua en los lugares donde esta zancuda acostumbra a anidar para paliar la sequía.

En 1983, la Asociación Malagueña para la Protección de la Vida Silvestre (SILVEMA) denunció la pasividad de Icona, lamentando la situación en que La Laguna se encontraba consecuencia del vertido directo de alpechines, lo que provocaba una alta contaminación. Según dicha asociación, y en base a un estudio publicado por el Boletín Informativo del ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, es preciso diluir cinco mil litros de agua de buena calidad en un litro de alpechín para mantener el nivel de oxígeno necesario que permita la vida animal. Esto es debido al alto contenido del alpechín en materia orgánica, lo que hace que su D.B.O. (Demanda Biológica de Oxígeno) sea igualmente muy elevada, consumiendo así el oxígeno disuelto en el agua. Silvema calificó de inaceptable y bochornosa la pasividad de Icona que hasta la publicación de dicho artículo177 no había adoptado ninguna medida para evitar estos vertidos.

El problema era grave puesto que la escasez de agua, provocaba la muerte de unos 2.000 pollos de flamenco en 1982.

Icona subvencionaba anualmente con 800.000 pesetas a la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Málaga para la realización de estudios que permitieran un mejor conocimiento de la flora y fauna de este espacio natural. Hasta  aquel momento dicha Universidad censó, además de la colonia de flamencos, ciento cincuenta especies de aves entre sedentarias, migratorias y divagantes, dieciocho de mamíferos, trece de reptiles y ocho de anfibios.

Datos más actuales cifran en más de 170 especies de aves; dentro de éstas, presentan especial interés las acuáticas: limícolas, láridos, anátidas, grullas y en especial el flamenco.178

La Laguna ha sido también declarada Zona Húmeda de Importancia Internacional (Convenio Ramsar, 1983) y Zona de Protección Especial para las Aves (ZEPA) por la CEE (directiva 79/409 de 1988)179

En 1984 La Laguna es declarada Reserva Integral, pasando a denominarse Reserva Natural.180

Actualmente, es considerable el número de visitas que diariamente se acercan al Centro de Interpretación para entender y ver más de cerca este inigualable paraje ecológico en el que se dan cita más de 170 especies de aves, de las que destaca por su singularidad el flamenco rosa, llamado por los lugareños CAGARZO, nombre que responde a la onomatopeya del sonido que este ave emite de forma continuada.

Con carácter festivo, anualmente, en los meses de julio y agosto, la villa de Fuente de Piedra recibe durante un fin de semana gran cantidad de científicos, estudiantes universitarios y amantes de la naturaleza que acuden a la llamada para participar en las tareas de anillamiento. Tareas encaminadas a conocer de forma más precisa los flujos migratorios y demás costumbres de esta zancuda, convertida en el ave rey de La Laguna Salada de Fuente de Piedra.

 

 

Fragmento de “Historia Temática Villafontense”

Capítulo.- LA LAGUNA:

Crónica Histórica

por Francisco Muñoz Hidalgo

(Obra en composición)

 

 

 

(1) Sobre las distintas facies culturales prehistóricas y poblaciones asentadas en torno al vaso lacustre puede consultarse los apartados Prehistoria, Edad Antigua y Media.

(2) Para un mejor conocimiento y alcance de la sal en las distintas culturas véase el capítulo: La Sal… un regalo de los dioses.

(3) Véase el apartado Edad de los Metales, dentro del bloque Prehistoria.

(4) Sobre las distintas rutas de la vía de la sal consúltese el apartado: Un día en la vida de los romanos y GOZALBES CRAVIOTO, C. y MUÑOZ HIDALGO, F.: “Fuente de Piedra: la vía romana de la sal”, en revista Jábega núm. 53. Málaga 1986, págs. 20-23.

(5) FERNANDEZ, Cristóbal, “Historia de Antequera” Málaga, 1842. Capítulos 29 y 33

(6) Ibídem, cap. 29 - DIEGO VÁZQUEZ DE OTERO: “Los Pueblos malagueños”. Si bien confirma esta donación disentimos en cuanto a los propios que se beneficiaron. Según Vázquez, fueron los villafontenses, aunque fue beneficiada por los antequeranos.

(7) AA.CC. de Antequera: “Sesión 24 julio 1495”.

(8) Ibídem: Sesión 8 septiembre 1496.

(9) AA.CC. de Antequera: Sesión 22 mayo 1495

(10) FERNANDEZ, Cristóbal: “Historia de Antequera” Málaga, 1842.

 

(11) Esta Real Cédula se decretó el 18 de octubre de 1711

(12 CARTER, Francis: “Viaje de Gibraltar a Málaga”  Málaga 1981, pág. 208

(13) FERNÁNDEZ, Cristóbal: “Historia de Antequera”, Málaga 1842

(14) A.M.F.P. Documento de Secretaría.  Año 1835. Nº 1.

(15) La Venta de las Salinas fue el principal centro donde se daban cita contrabandistas, dependientes, etc. Para un mejor conocimiento del momento véase el apartado La  Venta de las Salinas, en el bloque Lugares con Historia.

(16) A estos trabajadores se les daba el nombre de “dependientes.”

(17) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1840. Nª 2.

(18) Ibídem. Nª 3.

(19) Ibídem. Nª 4

(20) Es significativo que esto ocurriese el mismo día de La Patrona. Posiblemente se estuviese esperando dicho día por entender que la autoridad estaría más relajada y ocupada.

 

(21) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1840 Nº 4 vto.

(22)  Al frente de dicha Junta Constitucional de Defensa estaba el Conde de la Camorra.

(23) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1840 Doc. Nª 5

(24) Ibídem Doc. Nº 6. El Muelle se refiere a la Herriza El Rallado y Matalondras, al camino que desde el Centro de Interpretación, bordeando el vaso lagunar, va a confluir a la carretera de La Rábita a la altura del paso a nivel con barrera.

(25)  El Secretario era D.  José Fernández.

(26) A.M.F.P, Doc. Sec. Año 1840 Doc. Nº 4 vto.

(27) Ibídem Nº 4 vto..

(28) Por estos años se pasa por varias crisis de subsistencia, que alcanzará su clímax en 1857, año al que hemos dedicado uno de los apartados de esta obra.

(29) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1840 Doc. Nº 7.

(30) Ibídem. Nº 8.

 

(31) Desconocemos el lugar al que hace referencia, aunque bien pudiera referirse a la Pasada de Párraga.

(32) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1841 Nº 3

(33) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1842 Nº 6.

(34) Ibídem Nº 8

(35) Ibídem Nº 10

(36) Ibídem Nº 12.

(37) El resto lo constituían 10 números, que fueron los amortizados. Estos fueron: Bartolomé Páez, Antonio José Alarcón, Juan Pachón, Pedro Tamallo, José Alarcón, Antonio Jiménez Hollarada, Juan Alarcón Rodríguez, Juan Pachón Ruiz, Arcadio Fernando y Diego Alarcón.

(38) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1842  Nº 13

(39) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1843 Nº 1

(40) Ibídem Nº 2

 

(41) Ibídem Nº 3

(42) Ibídem Nº 5

(43) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1848 Doc. Nº 7

(44) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1850 Doc. Nº 201

(45) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1851 Doc. Nº 382

(46) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1852 Doc. Nº 460

(47) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1855 Doc. Nº  322

(48) Levantamiento militar liderado por O'Donnell en 1854 contra el gobierno nacional y que ha pasado a la historia con el nombre de La Vicalvarada.

(49) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1854 Doc. Nº 298.

(50) Recordamos al lector que días antes el Ayuntamiento Constitucional había sido disuelto.

 

(51) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1854 Doc. Nº 260.

(52) Ibídem Doc. S/N

(53) Ibídem Doc. S/N

(54) Ibidem Doc. Nº 376.

(55) Ibídem Doc. Nº 414.

(56) Ibídem Doc. Nº 367.

(57) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1855 Doc. Nº 96.

(58) Ibídem Doc. S/N.

(59) Ibídem Doc. Nº 42

(60) Nuevamente era D. Nazario Pascual de la Llana.

 

(61) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1855 Doc. S/N.

(62) Ibídem Doc. Nº 120.

(63) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1853 Doc. Nº 192

(64) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1856 Doc. Nº 193

(65) Recordamos que la mayor crisis de subsistencia de Fuente de Piedra tuvo lugar en estos años, concretamente en 1857, tema al que hemos dedicado un tema específico.

(66) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1858 Doc. Nº 71

(67) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1859 Doc. Nº 116

(68) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1862 Doc. Nº 29

(69) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1861 Doc. Nº 263

(70) Ibídem Doc. Nº 265

 

(71) Ibídem Doc. Nº 264

(72) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1864 Doc. Nº 133

(73) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1866 Doc. Nº 77

(74) Ibídem Doc. Nº 163

(75) Sobre este tema puede consultarse el apartado titulado La Tierra.

(76) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1867 Doc. Nº 377

(77) Ibídem Doc. Nº 440

(78) Desde que se inaugurara la línea férrea Córdoba-Málaga, se usaba frecuentemente el telégrafo de la Estación de Ferrocarril para emitir y recibir los despachos urgentes dirigidos a la autoridad malagueña. Sobre el ferrocarril y su alcance véanse los temas titulado La Fábrica de Abonos y la Estación de Ferrocarril dentro del bloque Lugares con Historia y El Ferrocarril en el de Transportes y Comunicaciones.

(79) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1867 Doc. Nº 411

(80) Ibídem Doc. Nº 357

 

(81) Ibídem Doc. Nº 379

(82) Ibídem Doc. Nº 430

(83) Ibídem Doc. Nº 258

(84) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1868 Doc. Nº 62

(85) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1869 Doc. Nº 621

(86) Ibidem doc. S/N

(87) En Fuente de Piedra queda patente durante el Sexenio Democrático el contraste entre el radicalismo político de los manifiestos de las Juntas (sufragio universal, libertad de pensamiento y religión) y su conservadurismo social (defensa del orden establecido, de la propiedad de la tierra, etc.), que se acentuó tras la formación del gobierno provisional. Las juntas revolucionarias, que en los primeros momentos habían utilizado un lenguaje radical -la de Valladolid quería «la libertad más omnímoda»...-, pasaron rápidamente a otro mucho más moderado, con consignas sobre el respeto de la propiedad y la conservación del orden público, elogios a la «cordura» de los ciudadanos y exhortaciones a la prudencia", Contraste que vemos aplicados de forma enérgica en Fuente de Piedra.

(88) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1869 Doc. Nº 470. Sobre la Casa Panera y su función, véase el tema titulado El Pósito, en el bloque Lugares con Historia.

(89) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1869 Doc. Nº 467

(90) Ibídem Doc. Nº 475

(91) Ibídem Doc. Nº 478

(92) Ibídem Doc. Nº 544

(93) Ibídem Doc. Nº 592

(94) Ibídem Doc. Nº 589

(95) Ibídem Doc. Nº 644

(96) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1870 Doc. Nº 2

(97) Aunque materialmente esto sería imposible dado que a las 12 de la mañana se había empezado la inspección y aunque pequeño, el pueblo contaba con un considerable número de edificios en los que, si no en todos, en la inmensa mayoría había sal almacenada. No todos se dedicarían al comercio ilegal, pero sí todos la consumían y hasta entonces no habían visto mejor modo de adquirirla que hacerlo gratis.

(98) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1870 Doc. Nº 3

(99) El estanquero nacional por estas fechas de 1870 era D. Juan Mocete.

(100) A.M.F.P Doc. Sec. Año 1870 Doc. Nº 4

 

(101) Ibídem Doc. Nº 5

(102) Ibidem Doc. Nº 6

(103) Ibídem Doc. Nº 7 fol. 1

(104) Ibídem Doc. Nº 7 fol. 2

(105) Ibídem Doc. Nº 8

(106) Refiérese a la Revolución Gloriosa (1868) que dio inicio al Sexenio Democrático

(107) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1870 Doc. Nº 9

(108) El traslado fue realizado por D. Juan Lafuente. A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1871 Doc. Sec. S/N

(109) Se creó con capital francés y bajo el nombre Société civile française des Terrains et Salines de Fuente-Piedra

(110) En 1870 la regencia estaba a manos del General Francisco Serrano.

 

(111) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1870 Doc. Nº 37

(112) Y en efecto así había sido. Cuando la sal pasó a ser monopolio, la controló el Estado, previo pago de cierta cantidad al Ayuntamiento de Antequera por cada fanega de sal extraída.

(113) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1870 Doc. Nº 6

(114) Ibídem Doc. Nº 260

(115) Ibídem Doc. Nº 33

(116) Ibídem Doc. Nº 263

(117) Ibídem Doc. Nº 259 y 257

(118) Ibídem Doc. Nº 434

(119) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1872 Doc. Nº 337

(120) Hace referencia a 1870

 

(121) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1871 Doc. Nº 262.

(122) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1874 Doc. Nº 21 y 28

(123) Ibídem Doc. Nº 188

(124) Ibídem Doc. Nº 78

(125) Estamos en 1874, a la fragilidad política que se viene padeciendo del llamado Sexenio Democrático le sigue a primeros de enero el golpe de Estado del General Pavía.

(126) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1874 Doc. Nº 35

(127) Ibídem Doc. Nº 127

(128) Ibídem Doc. Nº 163

(129) Conocido como Mevallier.

(130) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1874 Doc. Nº 165.

 

(131) Ibídem Doc. Nº 170 vuelto.

(132) Ibídem Doc. Nº 167 (despacho telegráfico)

(133) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1874 Doc. Nº 170 recto.

(134) Ibídem Doc. Nº 33

(135) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1875 Doc. Nº 246

(136) Ibídem Doc. Nº 89

(137) A,M.F.P. Doc. Sec. Año 1875 Doc. Nº 258

(138) Ibídem Doc. Nº 443

(139) La concesión se firmó el 16 de agosto de 1869

(140) Mediante una cláusula firmada el 30 de junio del 1870.

 

(141) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1875 Doc. Nº 252

(142) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1875 Doc. Nº 252

(143) Ibídem Doc. Nº 190

(144) Ibídem Doc. Nº 195

(145) Ibídem Doc. Nº 203

(146) Ibídem Doc. Nº 289

(147) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1876 Doc. Nº 182

(148) Ibídem Doc. Nº 22

(149) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1877 Doc. Nº 266

(150) Ibídem Doc. Nº 77

 

(151) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1876 Doc. Nº 103.

(152) A.M.F.P. Doc. Sec.. Año 1878 Doc. Nº 175

(153) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1880 Doc. Nº 42

(154) Ibídem Doc. Nº 36

(155) Ibídem Doc. Nº 41

(156) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1882 Doc. Nº 224

(157) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1885 Leg.  3 Doc. Nº 5

(58) Tío carnal de Calderón Serrano, circunstancia que propició el que se trasladase a Fuente de Piedra y publicase tres trabajos sobre nuestro municipio en el Boletín de la Real Academia, en los que detalló profusamente la geología y biología del término y la Laguna Salada de Fuente de Piedra, publicados en los años 1887 y 1888.

(159) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1885 Doc. Nº 185

(160) Ibídem Doc. Nº 81

 

(161) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1886, Doc. Nº 42

(162) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1887 Doc. Nº 372 y 373.

(163) A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1888 Doc. Nº 164. Entendemos que se refiere a la nueva Compañía concesionaria de la explotación de la sal, en tanto que los datos facilitados el año anterior se corresponderían con los que poseyera el Ayuntamiento sobre  la explotación de la compañía arrendataria que le precedió.

(164) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1889 Doc. Nº 248.

(165) Ibídem Doc. Nº 196

(166) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1890 Doc. Nº s/n fechado el 10/09/1890.

(167) Ibídem Doc. Nº 278/bis/carta particular.

(168) Ibídem Doc. Nº 182.

(169) A.M.F.P. Doc. Sec.  Año 1891 Doc. Nº 214.

(170) Sobre su personalidad véase el apartado titulado “Los Hermanos Calderón Arana: Laureano y Salvador” en el bloque Personajes con Historia.

 

(171) Sobre la Estación de Ferrocarril y la Fábrica de Abonos se puede consultar en el bloque Lugares con Historia..

(172) RENDON MARTOS, M.: “Situación actual de la colonia de flamencos (Phoenicopterus Ruber Roseus) en la Laguna de Fuente de Piedra” y SANCHEZ (et al.), 1985

(173) De hecho, el primer censo de flamencos data de 1889, efectuado por Salvador Calderón en “Excursión a la Laguna de Fuente de Piedra” (parte zoológica) publicado en las Actas de la Sociedad Española de Historia Natural, Sec. de Sevilla. Tomo XVIII, mayo 1889

(174) CALDERON, Salvador: “La sal común y su papel en el organismo del globo” en Anales de la Sociedad Española de Historia Natural. Tomo XVIII (1888), pág. 367

(175) CALDERON, Salvador : “La Salina de Fuente de Piedra.” En Act. de la Soc. Esp. De Hist. Nat. de Sevilla. Agosto, 1888. Anal. de la Soc. Tomo XVIII, 1888.

(176) Real Decreto 1740/82 de 18 de junio.

(177) (Ramírez et al., 1992; Rendón, 1986, 1987; Rendón et al., 1991; Vargas et al, 1983).

(178) Diario Sur 21-1-1983

(179) DURAN, J. J.  y LÓPEZ MARTÍNEZ, J (Eds.), Karst en Andalucía.  pp. 165-172. Instituto Tecnológico Geominero de España, Madrid, 1998.

(180) Ley 2/89 de 18 de julio.

 

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