A partir de los documentos más antiguos que se conservan, su relación con otros posteriores y estableciendo varios hitos hasta nuestros días, hemos llegado a conocer los distintos nombres que tuvieron las primitivas calles del municipio, su antigüedad, los cambios de nominación que sufrieron, en qué momento se hizo dicho cambio y la razón que lo motivó. El conjunto nos permite recomponer los distintos planos urbanísticos de la actual Fuente de Piedra a lo largo de la historia, desde sus orígenes en 1547 a la actualidad.

Es la actual Plaza de la Constitución ─tradicionalmente conocida como Plaza del Prado, El Parque o La Plaza, en cuyo recinto se levanta la Fuente de la Piedra─, eje a partir del cual se orientarían las viviendas. Las casas daban su espalda a la Plaza del Prado, es decir, que la fachada principal de las situadas en el margen izquierdo se orientaban a la actual calle Pepín Acuñas, popularmente conocida como calle La Posá,[1] y las de la derecha a la actual calle La Fuente, de la que solo existía la acera de los impares, como más adelante detallamos, siendo la parte trasera de dichas viviendas, o sea, los patios, los que lindaban con la plaza del Prado, al que se accedía a través de los llamados postigos, algunos de los cuales todavía se conservan. Por los postigos accedían las bestias directamente al agua de la Fuente de la Piedra, sin tener que cruzar el interior de la vivienda. La proyección hacia el sur de la Plaza del Prado dio origen a la calle Ancha.

A ese primer núcleo le siguió la actual calle Nuestra Señora de las Virtudes, que desde su nacimiento fue conocida como calle Los Carros y solo mantenía construida la acera de la derecha según se sube desde la Plaza del Prado, dando acceso a la Fuente de la Piedra. Le siguieron, el Barrio Bajo, que empezó levantando solo la acera de números pares, dejaba amplio espacio, comprendido entre las casas de dicho barrio y las entonces fachadas principales de las viviendas de la calle La Fuente, pues sus postigos lindaban con el Prado. Esa zona, durante mucho tiempo fue un espacio de terreno húmedo, enlagunado, cubierto de juncos y cruzado por algunas corrientes de agua que afloraban in situ y bajaban a poniente buscando el desagüe de la propia Fuente de la Piedra, abriéndose paso entre los edificios de la acera izquierda de la calle La Fuente, que todavía no está construida en su totalidad. En 1863, Rafael Pardo Casasola, propietario y labrador del término villafontense con residencia en Antequera solicitó de la Corporación la concesión de ese espacio comprendido entre el Barrio Bajo y las casas de la izquierda de la calle La Fuente, a los efectos de «[…] construir algunos edificios para habitaciones u otro destino en bien y mejora de la Población y demás intereses.»[2]

La Corporación aprobó la solicitud advirtiendo al Sr. Pardo que las edificaciones habrían de hacerse conforme a la Ley y bajo la vigilancia de los maestros de obras del municipio. Así se completaba la calle La Fuente, arteria que corre paralela a la Plaza del Prado por la derecha.

Por la misma fecha, el entonces alcalde Francisco Montero Guerrero, como vecino y residente en el municipio solicitó para sí, le fuese concedido el terreno que lindando con El Prado en su zona noreste, alcanzaba la prolongación del Barrio Bajo, posteriormente llamada calle Joaquín Navarro, teniendo como límite la carretera de La Alameda. En el momento de la solicitud, los límites expresados eran los siguientes:

«[…] la concesión y propiedad del terreno que en la misma se expresa en el sitio denominado el Prado y contiguo a la pared divisoria del Huerto del Sr. D. Rafael Pardo, en la parte correspondiente al camino de La Alameda y frente a los portones de D. Vicente Dorado, para en su día levantar, un edificio para habitación u otro destino en bien y mejora de la población y demás intereses.»[3]

La delimitación referida corresponde en la actualidad a la manzana triangular limitada por el trozo de carretera dirección a La Alameda, hoy calle Raúl del Pozo, pero conocida entonces como Callejones de las Huertas;[4] la antigua calle Joaquín Navarro, hoy prolongación del Barrio Bajo con el nombre Manuel de Falla y la calle José Antonio, nominada así durante la dictadura franquista y hoy conocida como García Lorca.

Al entonces final de la calle Los Carros, por su acera derecha, dirección sur se ascendía a la calle Los Solises, que formaba manzana con la actual calle Ancha, dando origen a la del Castillo y La Callejuela de la Fuente Chica. Por el lado contrario, la calle Ancha forma manzana con la calle de La Iglesia, que cuando se inicia como calle lo hace con el nombre de Callejón de los Humil­des.[5] Ninguna de estas manzanas alcanzaba la dimensión que hoy tienen. Ni esta ni aquélla cerraban tan al sur, es decir que La Sota quedaba aislada al igual que la casería del Conde del Castillo de Tajo. El templo parroquial ponía fin al pueblo por poniente. La casería de los Marqueses de Fuente de Piedra no se levantó hasta la primera mitad del siglo XIX. Sí, en cambio, aunque aislada del núcleo de viviendas, existía la casería de los Casasola, (más conocida como casería de Pardo), que ponía límite al municipio por el norte. El pueblo siguió creciendo por el noreste y en pleno siglo XX lo haría por el sur y el oeste para, en las postrimerías del siglo, urbanizarse el norte hasta las Higuerillas, el sur hasta escasos metros del Monte, ocupando parte de La Noria, junto al camino de la Fuente Santa; por el este, a finales del XIX nace el Barrio Alto, calle popularmente conocida como del Cuerno, así llamada por su forma y no tener salida, lindando con Los Corralones, zona entonces conocida como El Colmenarejo; el sureste, saltando la circunvalación de la antigua carretera de Sevilla-Málaga, urbanizando el cerro del Calvario, bajo el nombre Los Almendros. La antigua carretera del Cebadero, hoy calle Antequera, por ambos lados, expandiéndose por el paraje conocido como Granja de los Carmonas. Por el suroeste se urbaniza el Retamar, en tanto que el oeste, desde la Haza las Quince y próximo a la estación de ferrocarril describe un amplio arco que alcanza Los Castillejos al noroeste. 

Las calles más céntricas son las que más se beneficiaron de los arreglos que continuamente se han venido haciendo, aunque no contase siempre con la total aprobación de los vecinos en cuanto a la forma de llevarlo a cabo. Es el caso de la calle El Castillo, que tuvo su arreglo a mediados de 1848 y presentaba un aspecto muy distinto al actual. En principio, el solar que separaba las casas de ambos lados presentaba ciertos desniveles que los vecinos exigieron se arreglase. Se acordó que se arrimaría la cantidad de piedra suficiente para empedrarla y se contendrían ambos costados.[6] Hasta 1849 no se empezó la obra. Fue el primer paso. Pero un paso que traería algunos problemas.

La obra consistió en el levantamiento de la pared de la calle El Castillo, en ambos lados, (donde hoy se ubica la Oficina de Información y Turismo) y el siguiente desnivel hasta la explanada de la Fuente de la Piedra. Una vez emprendida la obra se originaron ciertas quejas puesto que el Ayuntamiento, al no disponer de recursos econó­micos para financiar la empresa, grabó con un impuesto a los vecinos que se iba a beneficiar directamente de la obra. Los vecinos protestaron ante el gobierno civil, que se dirigió al Ayunta­miento paralizando la obra con el siguiente escrito:

«[sic] Habiendo entendido que además de haber V. dispuesto el empiedro de las fachadas de las Casas hasta la corriente de las calles de esa población escijiendo un importe a los vecinos esta V. apremiando a Arcadio Fernández y otros para el pago de la obra de una pared levantada o variada, sin que para todo esto haya precedido la compe­tente autorizacion del Sr. Jefe Superior Político de la Provincia en vista de espediente formado al efecto; á su consecuencia ordeno a v. que suspendiendo los procedimientos y sin exigir cantidad alguna a los vecinos por este concepto me remita inmediatamente la autorizacion o expediente formado para obtenerla.»[7]

Con buen criterio, el alcalde contestaba al comunicado respondiendo a todos y cada uno de los puntos expuestos en el comunicado recibido del Gobierno Civil, añadiendo los motivos que impulsaron la acometida de esa obra:

«Alcaldía C. Por Arcadio Fernández de esta vecindad se me ha entregado un oficio de V.S. fecha de ayer referente a la obra de una pared levantada en la Calle del Castillo de este pueblo. En su consecuencia debo esponer a V. S. como hago que efectiva­mente se han empedrado las fachadas de las Casas del mismo, no hasta la Corriente de las aguas, sino las varas que marca la ley, a costa de sus respectivos dueños por carecer este Ayuntamiento de toda clase de fondos para ello, mediante a hallarse dicha calle totalmente intransitable y los muchos peñascos que habia en ella y que de ningun modo podrán continuar en aquel estado de abandono, todo ello por disposicion de esta Corporacion Municipal y beneplácito de sus vecinos y en cumplimiento de las leyes Municipales. Y en atencion á que la referida Calle del Castillo que se compone de doce o catorce vecinos, se haya a la Orilla de un Tajo, por el cual se han esperimentado algunas desgracias en personas de ambos sexos rodando por él, se había hecho preciso que la mitad de dicha Calle que es donde se haya el Tajo se levantare una pared como de media vara con objeto de evitar estos males y tambien para la seguri­dad del empedrado y principalmente para impedir que las aguas e inmundicias que por dicha Calle vienen se introduzcan en la fuente publica que es el mayor objeto de este vecindario y de todas las personas que padecen enfermedad por la notoria virtudes de sus aguas. Dicha obra, como escede de 200 rs y es privativa del Ayuntamiento refleja asi se previene en el Capítulo […] costeándose unos con su trabajo personal, otros con su caballería y materiales y otros que carecen de estos requisitos, pero que están en estado de poder contribuir con una cuota muy módica para ayudar al pago de los operarios y porque esta obra su utilidad redunda principalmente en aquellos vecinos que no tienen casi más entrada ni salida que por el expresado tajo.  Sr. V.S. conoce los beneficios que reportan a un vecindario cuando un alcalde celoso coopera á las necesidades de ellos y cumple exactamente con sus sagradas obligaciones; pero jamas hara nada con personas que abrazados esclusivamente al egoismo, desechan los beneficios que pueden experimentar, y por este motivo aprecian el abandono y perjui­cio de sus convecinos. Mas sin embargo, en cumplimiento de lo que V. S. se sirva preve­nirme he suspendido dicha obra, hasta que hecho cargo de las poderosas razones que me asisten se digne autorizarme para concluirla, pues que de otro modo quedaría la espresada Calle en peor estado que antes tenía. Dios Guarde 26 Abril 1849.  Sr. Jefe Civil.»[8]

Ante tan incontestables razones la respuesta no tardó en llegar. Se autorizaba al Ayuntamiento para que continuase la obra del empedrado y levantamiento de las paredes del tajo que formaba la calle El Castillo, aunque eso sí, con la colabora­ción voluntaria de los vecinos que se habían inscrito en dicha obra y, si el costo era superior a las previsiones, se justificaría el importe y sería costeado de la forma más conveniente, pero se anunciaba que se llevase a cabo de inmediato tan útil pensamiento.[9]

El Prado, hoy plaza de la Constitución marcaba el fin del pueblo por septentrión, salvo la Casería de Pardo, como hemos apuntado antes, que constituía un edificio aislado del núcleo. A partir de 1876 éste se empezó a ver incluido en el casco urbano al irse añadiendo casas a la prolongación de la calle del Prado (actual Pepín Acuñas) y la posteriormente conocida como  Cervantes, que popularmente aún hoy se conoce como «Callejón de la Posá»,[10] desembocando en la Plaza del Prado, iniciando una nueva manzana hacia el norte.

Diego Reina Corredero, hornero de profesión al empezar a fallarle la vista dejó su trabajo con la intención de hacerse una casa a la izquierda de Los Tableros, dando inicio a la manzana de viviendas. D. Diego alegó que no supondría ningún obstáculo para el tránsito de carruajes, caballerías y ganados, en modo alguno obstruiría las corrientes de las aguas del derrame de la fuente que servían para el riego de las huertas, obligándose él mismo a mantener limpia la acequia que conducía las aguas para el riego, al tiempo que se daría un bello aspecto a la zona.[11]

Desde la fundación del pueblo las calles eran conocidas por su nombre popular, dando origen al nomenclátor callejero. En 1847 el vecin­dario conocía las calles por su nombre popular, pues ni estaban rotuladas ni las viviendas numera­das. Sería en agosto de ese año cuando se iniciara la rotulación a partir de órdenes recibidas del Jefe Superior Político de la Provincia.[12] Años más tarde, en 1887, el Instituto Geográfico y Estadístico hizo una revisión a efectos de contar con una actualiza­ción oficial del nomenclátor, lo que explica la doble acepción de nombres a una calle en los distintos documentos generados en estas fechas,[13] y en momentos posteriores. He aquí el nomenclátor existente y denominación de las calles en 1913, seguido a partir de la división del pueblo en tres secciones con el objeto de adjudicar a cada una de ellas tres vocales asociados, que junto con el Ayuntamiento constituían la Junta Municipal. Esas tres secciones y sus correspondientes calles, cuyo nombre actual, para una mejor identificación, añadimos entre paréntesis, fueron:

1ª Sección.

Calle Ancha, Plaza de la Constitución, calle Meso­nes (hoy Juan Carlos I) calle El Prado, (Pepín Acuñas), calle La Iglesia (anteriormente Obispo Spínola, Médico Zambrana, Fábrica, Cuartel y Callejón de los Humildes) y acera izquierda de la Plaza del Prado (que abarcaba desde la Fuente de la Piedra hasta Los Tableros. No se debe confundir la calle El Prado, hoy Pepín Acuñas, con la Plaza del Prado, hoy de La Constitución).

2ª Sección.

Plaza del Prado, ─espacio abierto comprendido entre la Fuente de la Piedra y Los Tableros─, incluyendo las viviendas de la acera derecha (donde se ubica actualmente el mercado de abastos), calle El Castillo (antes Sanidad Militar), Callejón del Castillo o Callejuela de la Fuente Chica (hoy Callejuela), Los Carros (hoy Nuestra Señora de las Virtudes), La Fuente y Los Solises.

3ª Sección.

Barrio Alto (Pablo Picasso) Barrio Bajo (Manuel de Falla), Peligro (García Lorca), Huertas (espacio comprendido entre Los Tableros y Las Higuerillas (hoy C/ La Roda de Andalucía), La Realenga y edificios rurales habitados (o sea, los cortijos).[14]

            Al marcar las citadas calles sobre el callejero actual se aprecia como en un siglo el municipio ha triplicado sus dimensiones.

            En 1920 el Ayuntamiento enajena los terrenos del lugar conocido como la Sota, inicián­dose la construcción de viviendas que hoy ocupa la Avda. de Andalucía desde la propia Sota, a continuación del palacete del Conde del Castillo de Tajo hasta la calle Obispo Spínola, hoy La Iglesia y el Camino de Capillos en el lateral opuesto, a ambos lados de la llamada Carretera de Antequera. Las condiciones para su edificación, el valor de m² de terreno y las dimensiones de los solares queda­ron establecidos en un edicto que para conoci­miento de todo el vecindario fue publicado y colocado en los sitios de costumbre. En el edicto leemos:

«[sic] EDICTO. Don Francisco León del Pozo, Alcalde-Presidente del Ayuntamiento Constitucional de esta Villa.

Hago saber: Que el Ayuntamiento tiene en proyecto la enajenación en pública subasta del terreno de este Municipio que existe en el sitio llamado La Zota, lindero con la casa de Francisco del Pozo Muñoz, carretera de Antequera, Camino de Campillos y el Matadero de reses con objeto de edificar en él diez y ocho casas habitables, dos de las cuales han de ocupar 98 metros cuadrados de superficie, otras dos 77 y las 14 restantes 175 metros cada una, según la división hecha por la Comisión de policía urbana y peritos del Municipio; cuyos 18 solares han sido tasados a razón de una pesetas cincuenta céntimos el metro cuadrado de los cuatro primeros; y a razón de una peseta las 14 restantes.

El tipo para la subasta será el precio de tasación cuando menos y no se podrá vender por menor cantidad, obligándose el adjudicatario de cada solar a edificar en él dentro del plazo de un año desde la adjudi­cación definitiva casas para viviendas.

Lo que se hace público por medio del presente para que llegando a conocimiento de los vecinos de esta Villa formulen ante la Corporación Municipal las reclamaciones que estimen convenientes, cuyo derecho podrán aquellos ejercitar en el improrroga­ble plazo de quince días que empezarán a contar desde la publicación de este edicto en el Boletín oficial.

Fuente de Piedra 29 de julio de 1920»[15]

            Es así como a partir de 1920 se generaliza la construcción de la actual Avda. de Andalucía.

Coincidiendo con los distintos cambios políticos habidos en el país, el nomenclátor callejero se ha visto alterado igualmente. Entre estos cambios están los producidos en la dictadura de Primo de Rivera; los ocasionados con la llegada de II República, tras la salida de España de Alfonso XIII y un segundo intento de cambio en el nomenclátor los últimos meses de la República, que no llegó a materializarse; el efectuado durante la dictadura del general Franco y los últimos, ya en democracia. Veamos cómo se presentaron cada uno de ellos.

Primera modificación del nomenclátor

El que podríamos llamar escopetazo de salida lo protagonizó la solicitud presentada el 23 de febrero de 1924 a instancias del médico titular D. José Rodríguez Zambrana, de sustituir el nombre de la calle Mesones por el de Francisco Luque. Hecho que tiene lugar meses más tarde. Políticamente se está viviendo el Directorio Militar, bajo la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Es el primer paso y a finales de 1925, período de tránsito del Directorio Militar al Civil, el 10 de octubre, la Corporación presidida por D. Remigio Rubio, a tres semanas de su toma de posesión como alcalde, lleva al pleno el cambio de algunos nombres de las calles esgrimiendo como argumento:

«[…] que en esta población, si bien hoy no existen hubo personas dignísimas como lo fueron los Excmos. Señores D. Diego Casasola Stoppani y Dª Gertrudis García-Camba y Enríquez, Marqueses de Fuente de la Piedra, el Excmo. Señor D. Fernando Mancilla y Uribe y Dª Carmen Aguirre, Condes del Castillo de Tajo, Don Rafael Pardo Casasola, abogado y Don Juan Fernández Pachón, rico propietario en esta población cuyos Señores en vida siempre velaron por el bienestar de todos los vecinos del pueblo y prestaron su más decidida cooperación en todos aquellos asuntos que se encaminaban al beneficio del vecindario y del pueblo en general y que en vista de esto queriendo dedicar un pequeño recuerdo a las citadas personas en mérito a sus trabajos y obras proponía al Ayuntamiento se dedicase el nombre de cada uno de ellos a una calle de esta pobla­ción para que siempre nuestros sucesores pudieran tener en su memoria los nombres de las personas que hicieron bien por la Nación, por la provincia y por el pueblo

El Ayuntamiento enterado de lo expuesto por su presidente y después de discutido el asunto suficientemente vio con gusto el acuerdo de la Presidencia asociándose todos por unanimidad a la operación del Sr. Alcalde y acordando que las calles de esta población sean rotuladas con las siguientes inscripciones como recuerdo de este vecindario a tan dignísimas personalida­des.[16]

Rotulación de calles de la villa

Nombres que tienen                                        Nombre que se han de poner

Calle Ancha                                           Primo de Rivera[17] (J. Fdez. Pachón)

Plaza Constitución/Mesones                   Primo de Rivera/Francisco Luque[18]

Calle El Prado                                                     Pardo Casasola

Plaza del Prado                                                  Plaza de Colón

Calle El Castillo                                                    Alfonso XIII

Calle Los Carros                                           Ntra. Sra. de las Virtudes

Calle La Fuente                                                    General Cano

Barrio Bajo                                                    Duquesa de la Victoria

La Sota/Zota                                               Conde del Castillo de Tajo

Peligro                                                              Miguel de Cervantes

Barrio Alto                                                         Victoria Eugenia

Callejón del Castillo                                           Reyes Católicos

Camino de Campillos                          Juan Fdez. Pachón[19] (Calle Campillos)

C/ del Prado a Pza. del Prado[20]                       Romero Robledo

Ctra. de la Estación al pueblo                 Avda. Marqueses de Fuente de Piedra»

            Y antes de finalizar 1925 ondearon los nuevos rótulos con ligeros cambios sobre la relación anterior (de los que hemos dado cuenta en nota a pie de página), recogida en el acta capitular del pleno del citado día 10 de octubre. A estos se sumó a final de año el cambio de nominación de la calle Los Solises por el de Maura Montaner, político y presidente del Consejo de Ministros, que había fallecido días antes.[21]  El presidente y alcalde D. Remigio, argumentaba al respecto en la última sesión de pleno municipal de 1925:

«[…] El Sr. Presidente manifestó que con objeto de honrar la memoria del insigne estadista, honra de España Don Antonio Maura y Montaner era de opinión que la calle Solises de esta población se le ponga el nombre del expresado hombre público cuya muerte ha sido una verdadera pérdida nacional. La Comisión abundando en el mismo parecer de su presidente por unani­midad acordó que se rotule la calle Solises con el nombre de Don Antonio Maura para que lleve este nombre en lo sucesivo.»[22]

            Este primer cambio de nomenclatura del callejero permanecerá poco más de un lustro, pues con la llegada de la Segunda República, la mayor parte de esos nombres serían reemplazados.

Segunda modificación del nomenclátor

            Con la llegada de la Segunda República, en el pleno celebrado el 19 de junio de 1931 se decide un nuevo cambio alegando que:

«El prurito de variación de las nomenclatu­ras de las calles que acometiera a todos los Ayuntamientos del 23 a la fecha fue padecido también por el de Fuente de Piedra y fue un alcalde que no era hijo de este pueblo quien tuvo la desgraciada iniciativa de señalar las calles con nombres de personas que por no estar en nuestro corazón no han podido estar en nuestros labios ni en nuestras plumas: el pueblo, con certero instinto los rechazó y siguió designando las calles con sus nombres tradicionales. Desearía el concejal que suscribe que el nuevo Ayuntamiento elegido por el pueblo supiera interpretar dignamente los deseos de sus representados y sin afán de represalias y ahorrando nuevos razonamientos que le llevarían a atacar instituciones y personas, que han pagado con su desaparición y caída manifiestos errores, tiene el honor de proponer: 1º Que desaparezca la placa que da el nombre de Alfonso XIII a la antigua calle El Castillo, la que puede seguir designándose con este nombre. 2º Que se designe con el nombre de Plaza de la República la hoy llamada P. Primo de Rivera. 3º Que desaparezca el nombre de General Cano dado a la antigua calle de la Fuente y que se designe esta con el nombre benemérito de Médico Serrano, quien durante cerca de 40 años vivió en este pueblo la vida llena de trabajos y sacrifi­cios del Médico Rural. 4º Que se designe con el nombre de Pablo Iglesias, apóstol de España de las reivindicaciones proletarias a la calle Cervantes y pase este nombre a sustituir el de la Duquesa de la Victoria que lleva el antiguo Barrio Bajo. 5º Que desaparezca la placa que da el nombre de Victoria Eugenia a la calle Barrio Alto, la cual puede seguir designándose con este nombre. 6º Que se respeten fijen y sean los restantes nombres del nomenclátor callejero. El concejal que suscribe no tiene criterio cerrado en las modificaciones expuestas y gustoso admite las observacio­nes de sus compañeros de Corporación sensatas y fundadas como siempre en el bien de nuestro pueblo. [Siguen firmas]»[23]

La comisión permanente acordó por unani­midad hacer suya la moción y dar cuenta al Ayuntamiento Pleno para su aprobación defini­tiva.[24]

A finales de 1932, la Sociedad En Pos del Progreso, en la asamblea celebrada el 12 de diciembre acordó: «[sic] rogar a su Ayuntamiento retire las placas de las calles que ostentan nombres de excondes, exmarqueses y obispos de la monar­quía, por otras de rotulado de acuerdo con el Régimen actual […]»[25]

La propuesta no surtió efecto. En ella se ve el recorrido seguido por el supuesto sindicato obrero que intenta influir en todos los campos, al margen de su verdadero cometido: la defensa de los obreros. Esta situación no pasará desapercibida para los afiliados que ya están abandonando el sindicato de forma que a mediados del año siguiente no tendrá apenas presencia, siendo sustituido por la llamada Sociedad Acción Agraria que intervendrá de forma enérgica en 1935.

Tercera modificación del nomenclátor

(No materializada)

En 1936, tras las elecciones municipales en las que salieron elegidos miembros de la izquierda más radical, cuya ideología quedó patente en los hechos protagonizados por dicha Corporación durante la primera mitad de 1936, período conocido como Primavera Trágica de la que hemos dado cuenta en otros temas de este volumen,[26] una de las propuestas acordada por unanimidad fue el cambio del nomenclátor callejero, en un intento por enmendar la plana a la Corporación precedente que, aun siendo de izquierdas, lo era moderada. La falta de tiempo material con el inicio de la guerra civil y la pronta ocupación del pueblo por el ejército rebelde impidió que dicho cambio se llevase a efecto. No obstante, es justo detallar la propuesta que el 6 de mayo de 1936 se aprobó en pleno aunque, repetimos, no se llevara a efecto, pero creemos interesante mostrar los cambios propues­tos por entender que ayudará a comprender los hechos ocurridos durante su gobierno. En el acta capitular de ese día leemos:

«[…]  A propuesta de varios señores (?) se acuerda por unanimidad el cambio de nombre de las calles siguiente:[27]

(Para una mejor comprensión, añadimos en una tercera columna la nominación actual)

Vigente en 1936         Propuesto en mayo del 36 Nombre actual

Juan Fernández         Manuel Azaña[28]                   Ancha     

Castillo                       La Libertaria[29]                   Castillo   

Romero Robledo             Carlos Marx                  García Lorca          

Pardo Casasola              14 de Abril                     Pepín Acuñas

Médico Serrano        Sargento Vázquez[30]            La Fuente

Las Virtudes[31]         Largo Caballero           N. S. de las Virtudes

Maura Montaner        Mariana Pineda                   Los Solises

Reyes Católicos          Martínez Barrios                 La Callejuela

Obispo Spínola          Luis de Sirval[32]                    La Iglesia

Campillos                      La Libertad                          Campillos

Conde de Tajo            Javier Bueno[33]               Avda. de Andalucía

Cuarta modificación del nomenclátor

No había pasado un año desde aquel intento de modificación del callejero por el gobierno radical republicano (mayo de 1936), que no llegó a materializarse, cuando es llevado a efecto en febrero de 1937 la cuarta modificación del callejero por la segunda Corporación nombrada tras la ocupación franquista del municipio, en plena guerra civil. En la segunda sesión plenaria de la nueva Comisión Gestora, celebrada el 5 de febrero de 1937 se propone el cambio argumentando lo que sigue:

«[…] Seguidamente, el Concejal Sr. León Pachón hace una propuesta de cambio de nombres de calles, proponiendo en primer término se anule el acuerdo que el Ayunta­miento marxista tomó en 6 de mayo pº. pº. [próximo pasado] sobre variación de nombres de las mismas que en su mayoría fueron cambiadas por fechas y nombres de individuos revolucionarios , y por tanto no considerándole valor más que a los que había con anterioridad al día a que dicho acuerdo se refiere, propone se restituya alguna de ellas por los nombres siguientes:

Conde Tajo por General Franco; Campillos por Jose Antonio Primo de Rivera; Plaza de la República por Avenida de Varela; Calle Castillo por Sanidad Militar; Barrio Bajo por el de Calvo Sotelo; Barrio Alto Queipo de Llano; Juan Fernández por el de Ramón Checa Palma. Defiende su propuesta hablando de los méritos que recaen en cada uno de los designados y como es lógico sin tener criterio cerrado en las modificaciones propuestas, gustoso admite las observacio­nes de sus compañeros de Corporación por creerlas que serían como siempre fundadas en bien de nuestra querida patria. El Ayuntamiento considerando creer ser también el sentir del pueblo que los nombres que en la propuesta se discuten sean los que deben fijarse, se acuerda por unanimidad aprobarla en todas sus partes quedando definitivamente el nomenclátor de calles en la forma siguiente: nº 1 Ramón Checa Palma, nº 2 Francisco Luque, nº 3 Obispo Spínola, nº 4 Pardo Casasola, nº 5 Avenida de Varela, nº 6 18 de Julio, nº 7 Sanidad Militar, nº 8 Reyes Católicos, nº 9 Médico Serrano, nº 10 Ntra. Sra. de las Virtudes, nº 11 Antonio Maura, nº 12 Queipo de Llano, nº 13 Calvo Sotelo, nº 14 Cervantes, nº 15 General Franco, nº 16 José Antonio Primo de Rivera, nº 17 Avenida de los Marqueses de

Fuente de Piedra.»[34]

La Democracia trajo nuevos aires y el callejero, tras 42 años de vigencia, en 1979 sufría su quinta variación y 9 años más tarde, en 1988 la sexta y última.

Quinta modificación del nomenclátor

La llevada a cabo en 1979, aprobada en el pleno del 23 de junio provocaba los siguientes cambios.

Nombres que tienen                         Nombres que se han de poner

Obispo Spínola                                Médico José Rodríguez Zambrana

Avda. General Varela                                Plaza de la Constitución

General Franco          (sin cambio)                  General Franco

Ramón Checa                                                         Ancha

Pardo Casasola                                                   Pepín Acuñas

Queipo de Llano                                                  Platero y yo

18 de julio                                                         Doctor Fleming

Calvo Sotelo               (sin cambio)                    Calvo Sotelo

Joaquín Navarro                                                  Las Huertas

Sanidad Militar                                                     El Castillo

            Aun habiendo sido aprobado el cambio de nominación de las calles precedentes, la mayoría no llegó a lucir el rotulo que la debía identificar, de forma que sería en el nuevo cambio llevado 9 años más tarde cuando se procedió a la nueva rotulación que sustituiría las placas existentes, considerando que las placas todavía colgadas eran las vigentes, sin tener en cuenta que la Corporación había practi­cado algunos cambios. Es por ello que en algunas calles, ya modificadas, en el cambio de 1979 se hará referencia en la aprobación de modificación de 1988 al nombre que mantuvo durante la dictadura franquista.

Sexta modificación del nomenclátor

            El segundo cambio producido en democra­cia tuvo lugar tras el acuerdo del pleno del 28 de octubre de 1988 que daría el siguiente resultado que como decíamos como colofón del cambio anterior, algunos nombres se estima seguían siendo los que ostentaron las calles durante la dictadura franquista, consecuencia de no haber procedido al cambio de los rótulos en la mayoría de dichas calles. En definitiva, el resultado fue el siguiente:

Nombre que tenía                               Inscripción que se puso

Ramón Checa*                                                     Ancha               

Avda. General Varela                           Plaza de la Constitución

Francisco Luque                                              Juan Carlos I

Sanidad Militar*                                                El Castillo

Avda. de los Marqueses                        Camino de la Estación

Maura Montaner                                               Los Solises

Avda. Los Flamencos                          Avda. Sierra de Yeguas

La Granja                                                          Antequera

(Calle nueva sin salida)                                      Mollina

Grupo José Antonio                                      Casas Nuevas

Plaza Grupo José Antonio                         Plaza Blas Infante

Reyes Católicos                                              La Callejuela

Médico Serrano                                                La Fuente

Médico José Rodríguez Zambrana                   La Iglesia

Queipo de Llano (Platero y yo)                Pablo Ruiz Picasso

José Antonio                                                    García Lorca

Calvo Sotelo y Joaquín Navarro                  Manuel de Falla

                                   (Nueva creación)           Las Huertas

18 de julio        (Dr. Fleming)                           Campillos

Ctra. de la Roda                                                La Roda

Ctra. de la Alameda                                          Alameda

                                   (Nueva creación)           Retamar 

                                   (Nueva creación)           La Doga 

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Nota. Marcamos con * aquellas calles que sin ostentar el rótulo, ya había sido aprobado, ese, u otro nombre, en el acuerdo pleno adoptado en la quinta modificación del nomenclátor.

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            Esta sexta modificación del nomenclátor callejero será la última practicada, si bien, el nomenclátor se engrosará con la inclusión de nuevos nombres, que no modifican los existentes sino que se incorporan para designar las numerosas calles engrosan el casco urbano.

             Las distintas nominaciones que tuvieron las calles se presentan en la tabla siguiente, encabe­zando cada columna el momento en que se produjo el cambio. La cuarta columna corresponde a los cambios efectuados en plena Guerra Civil Española, el 5 de febrero de 1937.

Hemos creído oportuno hacer un recorrido histórico por las calles de Fuente de Piedra, observando los distintos cambios sufridos por sus títulos, de lo cual adelantamos que las imposiciones o alteraciones sufridas por el callejero no han surtieron efecto de forma total, permaneciendo tanto en boca como en pluma el sentir popular de los villafontenses, según hemos visto reflejado en una de las actas capitulares. Sentir que ha venido imponiéndose de un tiempo a esta parte, recuperán­dose para las calles más antiguas su nominación primitiva, la cual fue en su día alterada por motivos netamente políticos.[35]

El callejero existente en cada período se explica por sí solo; corrobóralo el régimen político vigente cuando se incorporan nuevos nombres o se sustituyen los existentes. Al margen de nominacio­nes oficiales, algunas calles eran conocidas por su nombre primigenio al adaptarse con más propiedad al sentir del pueblo, dada su raigambre.[36]