Ranos 54-55
Ranos 54-55

FUENTE DE PIEDRA

 

Personajes con Historia

 

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LOS HERMANOS CALDERÓN ARANA:

D. Laureano y D. Salvador

En 1870 el ejército  retiraba su custodia de La Laguna. El 4 de julio de ese año la Comandancia de Resguardo de la Sal terminaba su cometido en La Laguna Salada de Fuente de Piedra y hacía entrega al alcalde del Inventario de Bienes. La vigilancia pasaba al Cuerpo de Carabineros, que no lo haría tan de cerca, pues  la responsabilidad recaía en manos privadas al crearse la compañía encargada de la desecación de vaso lacustre y S. A. el Regente del Reino,[1] el 15 de agosto de ese mismo año concedía a D. Guillermo Partington y D. José Joaquín Figueras el aprovechamiento de las sales de La Laguna que se produjesen durante los tres años en que había de darse por concluidas las obras de desecación, ordenando no se pusiese impedimento alguno en su explotación y uso. Pero no fueron pocos los impedimentos y, algunos, muy serios, durante la explotación regentada por los galos (Badel Fréres et Cie), como lo fue el ataque al canal de desecación, el hundimiento del túnel que lo ponía en comunicación con el arroyo de Las Tinajas, los múltiples levantamientos, revueltas y huelgas provocadas por los trabajadores, etc.

 

La Fábrica de Abonos de Fuente de Piedra según un grabado del siglo XIX

Una década más tarde, en 1880, se crea la Compañía Agrícola Salinera de Fuente de Piedra y un lustro después, en 1885, D. Victoriano García Quintana, en representación de dicha compañía solicitaba licencia municipal de obras para emprender la inmediata construcción de una fábrica de abonos, que incluía una casa para la administración, almacenes y demás dependencias necesarias para la explotación industrial. El Ayunta-miento, entendiendo que se trataba de una empresa seria y con personal sufícientemente cualificado y competente, no puso objeción alguna al requerimiento y dio vía libre a la construcción.[2] De este modo, la Compañía Agrícola y Salinera de Fuente de Piedra, en el terreno denominado Los  Juncares, levantaba la fábrica de abonos bajo las órdenes del ingeniero  D. Julio Groján,[3] y la supervisión de su Director facultativo D. Laureano Calderón.[4]

D. Laureano Calderón Arana fue un personaje crucial en el desa-rrollo industrial de Fuente de Piedra. Farmacéutico, físico, cristalógrafo, e inventor del «estauróscopo», instrumento para los estudios cristalográficos. Fue catedrático de Química Orgánica en la Universidad de Santiago de Compostela y catedrático de Química Biológica e Historia Crítica de la Farmacia en la Universidad Central de Madrid. De su corta vida, pues murió a los 46 años, dedicó cuatro de ellos (1884-1888) a Fuente de Piedra.

Figura muy importante en su época, pasó desapercibido en el municipio y los que convivieron con él durante su estancia en el pueblo dirían que era hombre de mucho carácter y vivo de genio.[5] Pero lo cierto es que «[…] con su muerte, España pierde uno de sus más preclaros hijos, y la Ciencia, uno de sus más entusiastas cultivadores y uno de sus más eminentes representantes».[6]

A pesar de haber nacido en una época de absoluto servilismo, escapaba a la hipocresía y la adulación;  dotado de un alma noble y generosa, un corazón sediento de progreso, una inteligencia privilegiada y un carácter tan enérgico que le reportó algunos problemas a pesar de su rectitud y bondad, jamás buscó una recompensa ni se doblegó ante las estúpidas exigencias de los poderosos. Su brillante inteligencia le llevó a conseguir la cátedra de Química Orgánica en la Universidad de Santiago.

Su actitud y recto carácter motivó su encarcelamiento en el castillo de San Antón, en La Coruña, durante el mandato conservador,  por su enér-

gica y vehemente protesta ante el «decretazo de Orovio».[7]

Despojado de su cátedra, una vez libre marchó a París buscando ese alimento intelectual con que mitigar su insaciable sed de aprendizaje. Más tarde marchó a Alemania, estudio cristalografía y fue nombrado Director de trabajos prácticos de Cristalografía y Mineralogía. Y tanto en París como en Estrasburgo se le ofreció un porvenir seguro y brillante, que rehusó para volver a su patria a hacerse cargo de la instalación y dirección científica de una fábrica de abonos minerales, que nunca olvidará los extraordinarios resultados que obtuvo durante el tiempo que él la dirigió. Una fábrica enclavada en el corazón de Andalucía, en  las proximidades de La Laguna de Fuente de Piedra y colindante con la recién construida Estación de Ferrocarril.

En 1884 se le pidió que estudiase el aprovechamiento industrial de La Laguna, tomando con verdadero empeño esta empresa, en la que vio una inagotable fuente de rendimiento. Cuando terminó su estudio, expuso a la consideración de sus propietarios las inmensas ventajas que, tanto para ellos como para la agricultura, habría de reportar la instalación de la fábrica de abonos artificiales.

 

D. Laureano Calderón y Arana

Salvando muchos y muy serios obstáculos, logró, al fin, que se constituyera la Compañía Agrícola y Salinera, cuya dirección científica le fue encomendada. Ante los resultados de su previsión e iniciativa, aquellos que mostraron una socarrona y hasta hostil reserva hacia su labor enroje-cieron ante sus evidentes éxitos; entre ellos el de colocar a la Fábrica de Abonos de Fuente de Piedra en condiciones de poder competir con sus similares del extranjero.[8] Bajo su dirección la compañía consiguió impor-tantes premios y medallas nacionales e internacionales, así como el recono-cimiento de la calidad del producto.

  

MEDALLA DE ORO, en la Exposición Universal de Barcelona en 1888.

La Fábrica de Abonos fue un negocio en constante crecimiento y desarrollo,[9] con incalculables beneficios derramados principalmente sobre los intereses agrícolas; resultado final del aprovechamiento de los estudios que D. Laureano adquirió en el Colegio de Francia, determinando con acertada precisión las condiciones más favorables para obtener superfos-fatos, creando a la vez un producto de riqueza nacional.

Su inagotable laboriosidad le impulsó a abarcar todo cuanto se relacionaba con esa naciente industria. Teniendo amplios y profundos conocimientos en diversas materias, sus funciones no se limitaron a la de Director Técnico o facultativo, la elaboración de abonos, o a la incorpo-ración de estos superfosfatos a la economía agrícola, sino que dirigió también los trabajos de mecánica, topografía y agronomía que venía demandando las múltiples y crecientes necesidades de tan importante empresa.[10]

En 1888 volvía a Madrid como catedrático de la Universidad Central, aunque por poco tiempo, pues moría con 46 años. Sus restos reposan en el Cementerio Civil de Madrid. Con motivo de su muerte, la prensa terminaba un artículo diciendo:

«… con su muerte, España pierde uno de sus más preclaros hijos, y la Ciencia, uno de sus más entusiastas cultivadores y uno de sus  más eminentes representantes”.

A estas palabras publicadas por un diario madrileño con motivo de su muerte, nosotros añadiríamos

«Y Fuente de Piedra pierde a uno de sus hijos predilectos; un hijo que, con todos los honores, se ha convertido en uno de los personajes con historia del municipio”.

         Si Fuente de Piedra está en deuda con D. Laureano Calderón Arana, también lo está con su hermano Salvador.[11]

         De mente privilegiada, catedrático de Historia Natural en el Instituto de Las Palmas, siguiendo los mismos pasos que su hermano, elevó su más enérgica protesta ante el decreto de Orovio que, como dijimos más arriba, anteponía la religión a la razón y la ciencia. Su actitud también le costó la plaza de catedrático que ocupaba y le impidió aspirar a la de Geología en la Universidad Central.

         Ante estas arbitrariedades político-administrativas, D. Salvador pasó a integrarse como profesor agregado a la ILE (Institución Libre de Enseñanza), siendo uno de sus fundadores y perteneciente al círculo íntimo de Giner de los Ríos. Sus múltiples trabajos fueron publicados en los Anales y Actas de la Sociedad Española de Historia Natural (SEHN), donde se incluyen los cuatro estudios que sobre La Laguna Salada de Fuente de Piedra y su entorno, en los aspectos geológico y zoológico, hizo de toda la zona, aprovechando las visitas que hizo a su hermano Laureano.

         Entre esos trabajos está el titulado: La sal común y su papel en el organismo del globo, publicado en Anales de la SEHN.[12] Ese mismo año publicaba también La Salina de Fuente de Piedra en las Actas de la SEHN.[13] La primavera del año siguiente, en los Anales de la SEHN el trabajo titulado Ofitas del Cerro de la Plata en la laguna de Fuente Piedra[14] y finalmente, en las Actas de la SEHN el trabajo que lleva por título Excursión a la Laguna de Fuente de Piedra (parte zoológica)[15]

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D. Salvador Calderón Arana

Es en este último trabajo donde se recoge el primer censo de flamencos de La Laguna Salada de Fuente de Piedra de que tenemos constancia. Hemos de tener en cuenta que, a pesar de llevar un retraso de tres años, en 1874 se empezaron los trabajos de desagüe del vaso lagunar. Para ello se hizo un canal periférico y uno central y longitudinal que recorría la laguna de noreste a suroeste, encaminado todo ello a evacuar las aguas del recipiente e impedir que entrasen las de escorrentía. Resultado de ello fue la aparición de numerosos islotes en el interior del vaso, que son aprovechados por los flamencos para anidar. Estos islotes, alejados de las orillas y del peligro que supone los muchos  depredadores que en la zona hay, se convierten así en el lugar idóneo para la cría de los pollos de flamenco. Entendemos que es a partir de entonces, 1874, cuando se empieza a intensificar la nidificación de las zancudas y el primer censo del que tenemos constancia es el de Salvador Calderón Arana, en 1889.

A Fuente de Piedra, los Calderón llegan, uno como impulsor de la Fábrica de Abonos, otro como turista, visitando a su hermano, y ambos dejando lo mejor que llevan dentro de sí: sus conocimientos. Dos personajes con historia, desconocidos por la mayoría de los villafontenses, pero que el cronista no puede permitir que queden relegados al olvido.

 Sí, a esos dos hermanos, a esos dos científicos, a D. Laureano y D. Salvador Calderón Arana, el pueblo les debe eterna gratitud. Fuente de Piedra está en deuda con ellos.

 

[1] En 1870 la Regencia estaba en manos del General Francisco Serrano.

[2] AMFP. Doc.de Sec. Año 1885, Leg. 3, doc. N.º 5

[3] Aprovechando la estancia de D. Julio Groján en el pueblo en enero de 1885, el alcalde le rogó que valorase la situación en que había quedado el templo tras el terremoto de 1884, siendo su dictamen el de peligro para el vecindario, lo que motivó el traslado de los enseres de la parroquia a la Casa Palacio del Conde del Castillo de Tajo, y el cierre  del edificio. Para más datos puede consultarse el capítulo El Terremoto, en el bloque temático Desastres Naturales.

[4] Hermano de Salvador Calderón Arana, circunstancia que propició que viajase a Fuente de Piedra en régimen de visita vacacional y publicase entre 1888 y 1889 cuatro trabajos relacionados con Fuente de Piedra en el Boletín de la Real Academia, en los que detalló profusamente la geología y biología del término y la Laguna Salada de Fuente de Piedra.

[5] Su carácter le llevó a tener más de un incidente con los empleados.

[6] Revista La Farmacia Moderna. Año V, N.º 10. p.146.

[7] El famoso decreto Orovio de febrero de 1875 suprimía la libertad de enseñanza que, según otro decreto anterior, de octubre de 1868, daba al profesor la capacidad de definir contenidos y métodos, El de Orovio impuso de nuevo el control estatal de los textos y de los programas de cada asignatura, de modo que no se enseñe nada contrario al dogma católico ni a la sana moral.

[8] Sobre la publicidad de los abonos minerales y su alcance consúltese el Documento N.º 18.

[9] Los abonos minerales de Fuente de Piedra fueron galardonadas con primeros premios nacionales e internacionales como Medalla de Oro en las Exposiciones Universales de Barcelona y París, y Gran Diploma de Honor en Londres. Véase Documento N.º 18

[10] Revista La Farmacia Moderna, Año III, N.º 31. pp. 496 y ss.

[11] Salvador Calderón Arana 22-08-1851 a 3-7-1911.

[12] CALDERON ARANA, S. «La sal común y su papel en el organismo del globo» Anales de la Sociedad Española de Historia Natural. Tomo XVIII, 1888 pp. 367-463.

[13] CALDERON ARANA, S. «La Salina de Fuente Piedra» Actas de la Sociedad Española de Historia Natural. Tomo XVIII, 1888.

[14] CALDERON ARANA, S. «Ofitas del cerro de la Plata en la laguna de Fuente Piedra» Anales de la Sociedad Española de Historia Natural. Tomo XVIII, 1889.

[15] CALDERON ARANA, S. «Excursión a la laguna de Fuente Piedra (parte zoológica)». Actas de la Sociedad Española de Historia Natural. Tomo XVIII, 1889.

 

D. Laureano Calderón Arana

Salvador Calderón Arana

 

 

Fragmento de Historia Temática Villafontense

Capítulo.- Personajes con Historia

Los Hermanos Calderón Arana: D. Laureano y D. Salvador

Francisco Muñoz Hidalgo

(Obra en composición)

 

 

 

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