Ranos 54-55
Ranos 54-55

FUENTE DE PIEDRA

 

Servicios Públicos

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EL ALUMBRADO

(1908 – 2008: un siglo de progreso)

(Artículo publicado en el programa de las Fiestas de Julio 2008)

   Este año celebramos el centenario de la llegada de la luz eléctrica a Fuente de Piedra. (1.908 – 2008)- Oficialmente el contrato con la compañía se firmaba en el Ayuntamiento el 20 de Julio de 1.908, bajo la presidencia del entonces alcalde D. Juan del Pozo Rubio, aunque la primera lámpara incandescente, había sustituido a la de petróleo el 1 de Mayo, casi tres meses antes.

 

   Hasta entonces, las calles se venían iluminando con lámparas de petróleo, lo que suponía un problema en todos los sentidos. De una parte, la suciedad que llevaba aparejada, de otra, la contratación. Y es que nadie pujaba por este puesto, dado el escaso sueldo (600 ptas. anuales en 1.907) y la atención que necesitaba, pues diariamente, sin excepción, había que encender cada una de las farolas 15 minutos después del ocaso y apagarlas 15 antes del orto. La autoridad municipal era consciente de este problema y conocedor de los abusos constantes por parte de los que tenían encomendado el servicio. Tanto es así que en 1.907, desde primeros de año, las quejas y denuncias de los vecinos por el mal servicio prestado llevó a la corporación a suspender del servicio al contratado que venía desempeñando esta función y abrirle expediente de responsabilidad.

 

  Como nadie aspiraba a esta tarea, el Ayuntamiento acordó elevar el sueldo y contrato a D. José García Dorado, al que desde Abril a Diciembre, se le abonaron 612,50 ptas. por prestar este servicio, suministrándole para el manteni-miento  37 latas de petróleo, tubos, depósitos, mechas y cristales. A pesar de todo, a final del año persistía el problema. Se pensó en el sacristán. D. Serafín Ávila Giráldez que desempeñó este cargo durante cuatro meses, hasta que el 1 de Mayo de 1.908, como hemos apuntado, se encendió la primera lámpara incandescente alimentada con energía eléctrica.

 

   Ubicada en la calle La Iglesia, la fábrica productora de fluido eléctrico, llamada “Santo Domingo”, era gestionada por la sociedad “Paniagua y Compañía” y dirigida por su gerente: D. José Paniagua Maceda.1

 

   El primer contrato tuvo vigencia durante 3 años y 8 meses, o sea, que finalizó en Diciembre de 1911. Con posterioridad le siguieron otros contratos que se fueron renovando periódicamente y revisando las distintas cláusulas para adecuarlas a las necesidades del pueblo, del contratante y contratista.

 

   El primer beneficiado de este consumo fue el alumbrado público, que se inauguró en esta modalidad con la instalación de:

  • 1 lámpara de 50 bujías, que se colocó en la parte alta de la fuente pública, en el Prado.
  • 1 lámpara de 16 bujías que, tras deliberación se instaló finalmente en Los Tableros, en el otro extremo del Prado, en el llamado camino a las huertas y
  • 32 lámparas incandescentes de 10 bujías cada una, distribuidas por distintos puntos del pueblo. (Meses más tarde se ampliaría con 1 lámpara más)

   En total fueron instaladas inicialmente 34 lámparas. El contratista quedaba obligado a aumentar el número de bombillas que se considerase necesarias con posterioridad, como así ocurrió, cobrando mensualmente por el consumo de las lámparas de 5 bujías 2 pesetas y 3,25 por las de 10 bujías.

 

   Uno de los aumentos de lámparas lo ocasionaba la fiesta patronal, que en estas fechas daba al centro del pueblo una luminosidad a la que los vecinos no estaban acostumbrados.

 

   El alumbrado se encendía diariamente 15 minutos después de la puesta de sol y se apagaba 15 minutos antes del la salida y era obligación de la compañía mantener la viveza y blancura propia de este tipo de energía, así como no suspender el suministro salvo fuerza mayor por avería de la maquinaria, línea, transformadores, dinamo, etc. Claro está que cada vez que el suministro se cortaba, independientemente de la causa, se descontaba de la factura mensual la parte alícuota correspondiente al servicio no prestado.

 

   El Ayuntamiento abonaba la cantidad de 125 ptas. mensuales por el servicio y durante los 3 años y 8 meses que tuvo vigencia este primer contrato se desembolsó un total de 5.500 ptas.

 

   A su vez, la compañía obtenía otros ingresos pues se le había permitido hacer contratos individuales a los vecinos con el fluido sobrante, siempre que esto no interfiriese en la regularidad del suministro al alumbrado público. Entonces no había contadores, pero sí una vigilancia férrea para saber que viviendas estaban haciendo uso del fluido, para emitir el recibo, pues se les cobraba diariamente.

 

   Como no podía ser de otra forma, también se autorizaba a “Paniagua y Compañía”  a la utilización de la vía pública para la colocación de los postes, columnas, líneas, etc., necesarios para la instalación y el transporte de la energía hasta las viviendas.

 

   El segundo contrato se hizo por una duración de 10 años, abarcando hasta final de 1921, con un coste de 15.900 ptas. En él se añadían, rectificaban y especificaban los puntos acordados en un principio. Así, el cambio de lámparas por rotura, deterioro o cambio por las de filamento metálico, corría con cargo a la compañía suministradora, en tanto que todo el material empleado para el suministro del alumbrado público pasaba a ser propiedad del Ayuntamiento.

 

   También se aumentó la red de suministro. Se prolongaba desde la desaparecida Casería de los Marqueses de Fuente de Piedra hasta la estación de ferrocarril. Con ello se alcanzaba un triple objetivo:

  • Que las personas de la localidad y pueblo próximos que tomaban los trenes mixtos que llegaban durante la noche (que eran la mayoría), no bajasen hasta la estación a oscuras.
  • Que la Fábrica de Abonos, ubicada en Los Juncares, pudiera beneficiarse de las ventajas de la energía eléctrica y,
  • Que se aumentase la red de alumbrado en el municipio.

   Las 34 lámparas iniciales pasaron a 40 con el nuevo contrato. Cinco de ellas se instalaron en el ya citado Camino de la Estación. Y diariamente se iba ampliado la red y el consumo al irse conectado las viviendas de los vecinos al nuevo sistema de iluminación. Un sistema que llegaba con tres décadas de retraso desde que se popularizara este tipo de energía, pero que cambió la vida de los villafontenses que empezaron a “ver” el recién estrenado siglo XX con una nueva luz.

 

Fragmento de “Historia Temática Villafontense”

Capítulo.- SERVICIOS PÚBLICOS:

El Alumbrado

por Francisco Muñoz Hidalgo

(En composición)

 

 

 

 

 

(1) La actual calle La Iglesia, popularmente se llamó calle Fábrica por encontrarse en ella la "fábrica" de la luz. Recibió el nombre de calle Obispo Spínola, sustituyendo al popular y más antiguo en que era conocida como Callejón de Los Humildes

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