FUENTE DE PIEDRA
Arquitectura Religiosa
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EL TEMPLO
En 1462 el núcleo urbano existente en la actual Fuente de Piedra fue reconquistado por Rodrigo Ponce de León y expulsada la población musulmana que allí habitaba, pasando a depender de la ciudad de Antequera, que prohibió la construcción de nuevas viviendas u ocupar las ya existentes. Esta circunstancia se va a prolongar durante 85 años (1461-1546), arruinándose los edificios, que no debían ser de buena calidad. De entre los que sobrevivieron destaca el que hizo la función de mezquita, utilizado para el culto religioso por la población desalojada, convirtiéndose en ermita bajo el dominio cristiano.
EL EDIFICIO:
En 1513 se concede a un ermitaño, Pedro de la Cámara, al que hay que considerar el primer habitante del pueblo actual,[1] autorización para hacerse una casa anexa a la ermita, pues se encarga de mantener el edificio limpio y asistir a los que a él llegan. Fue la única excepción que se dio en cuanto a construcción en 85 años.
A tres décadas del nacimiento del pueblo, el historiador Ambrosio de Morales dice en 1577 en su obra Las Antigüedades de las ciudades de España al tratar las aguas medicinales:
«Quando la llevan lexos, un Escribano da testimonio de la persona, día mes y año en que se cogió el agua, y después el Cura de la Iglesia sellos los cántaros para que no se pueda abrir sin sentirse; y Escribano y Cura hay porque poco a poco […]»[2]
Un siglo más tarde, hacia 1650, el doctor y eclesiástico Alonso García de Yegros, en su Historia de la antigüedad y nobleza de la ciudad de Antequera, obra que sería publicada en 1713 aumentada y rectificada, dedica el capítulo 81 en exclusiva a las poblaciones de Mollina y Fuente de la Piedra, diciendo de esta última que tiene más de cien vecinos y Parroquia, siendo la iglesia de una nave, presidiendo el altar mayor el Sagrario y dos altares colaterales en los que hay un crucifijo en el lado del evangelio, o sea, a la izquierda y en el de la derecha, o de la epístola, una imagen de Nuestra Señora del Rosario, con su cofradía. La Parroquia era atendida a mediados del siglo XVII por un cura y un sacristán, cuya provisión:
«[…] es del Prelado. Y por cuanto es muy enfermo este lugar, por razón de los vapores de la Laguna salada que allí está, suele estar sin Cura, por no haber quien quiera serlo; en este caso, sirven el curato los curas de Mollina».[3]
Durante más de tres siglos, aquel edificio fue el centro de culto de la población y el punto en el que los vecinos, cuando tenían necesidad de reunirse para tratar asuntos de interés común, se daban cita para resolver los problemas que se les planteaban. Sus viejos muros recibieron de tarde en tarde alguna que otra reparación, lo que le permitió mantenerse en pie hasta 1884, año en que el terremoto que azotó las provincias de Málaga y Granada el día de la Natividad del Señor lo dejó prácticamente arruinado, siendo necesaria su total reconstrucción y, provisionalmente, el traslado de la parroquia a dos habitaciones de los bajos de la casa-palacio del Conde del Castillo de Tajo, que las cedió para este fin.
Más tarde, bajo la dirección del Sr. Duque de Mandas se levanta un nuevo templo durante el reinado de Alfonso XIII, que será bendecido[4] el 19 de octubre de 1889. Para perpetuar aquel acontecimiento se mandó esculpir una inscripción que se colocó a la entrada del templo.[5]
La iglesia fue levantada de nueva planta, desde los cimientos, y ahora con tres naves, de planta basilical y en el lugar que ocupaba la destruida por el terremoto, que sólo contaba con una nave. De estilo historicista y neomudéjar de ladrillo visto, aunque de sencilla traza, resulta elegante por su esbeltez y originalidad. De características similares en planta son otras dos iglesias, que junto a la de Fuente de Piedra, fueron los tres únicos templos levantados desde sus cimientos tras el terremoto de 1884, en la provincia de Málaga: la de San Isidro Labrador en Periana y la de San Andrés Apóstol de Torre del Mar. Esta última sufrirá drásticamente la interpretación de austeridad proclamada por el Concilio Vaticano II, siendo demolida en su totalidad y sustituida por la actual, de estilo modernista.
La fachada de la iglesia de Fuente de Piedra presenta puerta adintelada y ventana geminada sobre ella. El campanario, de espadaña esquinada y tres cuerpos es un bello ejemplar arquitectónico de carácter singular por su diseño y ubicación, presentando un perfil de recuerdo barroco y cierto aire de misterio su visión nocturna desde la lejanía.
En 1937, en plena guerra civil, se dotó a la iglesia de una baranda de mampostería y madera que hizo las veces de atrio, consiguiendo con ello la «[…] mejora del Sacro edificio y de la vía pública colindante”.[6] Pero tres décadas más tarde sufriría los excesos de la austeridad proclamada por el Concilio Vaticano II. En este sentido, el templo ha sufrido varias reformas. Con motivo de la interpretación del citado Concilio se tapó el camarín y la Puerta del Perdón; anteriormente le había sido retirada la verja, y pretil sobre el que descansaba y a su vez cercaba el jardín del acceso principal, y años más tarde, la fachada sería encalada hasta el cuerpo del reloj perdiendo parte de su belleza exterior.[7]
Hoy, aunque persisten algunas de las reformas efectuadas a finales de los años 60, se ha rescatado y mejorado parte de su antiguo estado. En 1983 se procedió a la reparación del edificio, observando cuando se ejecutaba la limpieza de la fachada, el buen estado de conservación de la construcción original de ladrillo visto, formando franjas horizontales y pilares verticales que invitaba a su recuperación para devolver al edificio su primitivo aspecto. Valorada la situación se procedió al raspado y limpieza de los ladrillos y renovación del enlucido de los paños. El presupuesto total ascendía a 3.200.000 ptas. de las que 2.150.000 ptas. fueron aportadas por los vecinos, 350.000 ptas. por el obispado y el Ayuntamiento, solicitándose las restantes 700.000 ptas. a la Excma. Diputación para que, bien ella misma, bien alguna entidad dependiente, sufragase la diferencia al objeto de «[sic] …concluir una obra de rescate y restauración de un monumento hondamente sentido por los habitantes de este pueblo».[8]
De planta basilical, sus tres naves quedan separadas por dos hileras de arcadas paralelas que se extienden desde la entrada hasta el altar mayor.[9]
Los arcos, de medio punto, descansan en su línea de arranque sobre finas columnas cilíndricas de hierro de fundición que presentan la inscripción «Trigueros-Málaga».
El techo está terminado en madera y el tejado cubierto de teja morisca.
Encima del zaguán se ubica el coro y justo al frente, al final de la nave central, el retablo levantado en estilo neoclásico e inaugurado en septiembre de 2006.
LAS CAMPANAS:
Las campanas fueron fundidas en 1912 en Carabanchel Alto (Madrid) por D. Constantino Linares Ortiz, instalándose un año más tarde, en 1913, tras un largo y azaroso proceso que narramos a continuación.
Cuando en 1889 el Duque de Mandas dio por concluida la construcción de la iglesia de Fuente de Piedra, costeada por el Ministerio de Gracia y Justicia,[10] quedaron algunos elementos pendientes no financiados por el Ministerio, como fueron las campanas y el reloj, que años más tarde correrían a cargo del vecindario mediante suscripción popular en primera instancia y, en segunda, también por los vecinos, ya que el Ayuntamiento, ante el escaso montante recaudado en la suscripción popular, incluyó el importe faltante en los presupuestos anuales para saldar la deuda contraída con el industrial fabricante.
La anterior iglesia, la afectada por el terremoto, disponía de dos campanas más pequeñas y aunque muy deterioradas por el uso, en 1889 fueron subidas a la torre para la inauguración del nuevo templo, con la idea de sustituirlas en momentos de mayor capacidad económica del municipio. Y allá arriba resistieron durante más de dos décadas hasta que en 1912 se dan una serie de circunstancias que, sin ser ideales, permitieron acometer la empresa de adquirir unas nuevas y sustituirlas por las antiguas, ya rotas e inservibles.
El estado ruinoso de las viejas campanas, desde la entrada del nuevo siglo venía pidiendo a gritos el cambio. Pero la agitada, alborotada y desordenada política municipal de la primera década del siglo XX fue dejando aparcada tan necesaria sustitución hasta que a principios de 1912 la nueva Corporación, encabezada por D. Francisco Luque Pachón, inicia una suscripción popular para su adquisición. Hasta el 7 de agosto de ese año, sólo se habían recaudado unas 500 ptas. de dicha suscripción, cantidad muy inferior a la presupuestada.[11] Pero el Ayuntamiento siguió adelante con la propuesta presentada por el empresario D. Constantino Linares Ortiz, quien desde su taller ubicado en Carabanchel Bajo, en Madrid, se comprometía a fundir las dos campanas solicitadas a cambio de las antiguas, que estaban rotas, y 1.500 ptas., corriendo a su cargo el transporte y la colocación.
Cerrado el acuerdo, aunque fundidas en 1912, como consta grabado en las propias campanas, no serán hasta un año más tarde trasladadas y colocadas en el campanario de la iglesia, siendo cura párroco D. Miguel Palomo Montenegro.
Cada una de las campanas fue grabada con su nombre, así, la mayor se llama Nuestra Señora de las Virtudes y la pequeña Sagrado Corazón de Jesús.
El abono a D. Constantino se hizo con un pago inicial por el montante de lo recaudado en la suscripción, quedando 1.000 ptas. de deuda pendiente que se acomodó en dos letras de 500 ptas. cada una y vencimiento anual. Importes que fueron incluidas en los presupuestos municipales de los ejercicios 1913 y 1914.
Durante más de un siglo las campanas han prestado un buen servicio hasta que en 2017, aún gozando de buena salud, fueron bajadas para sustituirles el yugo y asegurar su anclaje al campanario, quedando de nuevo dispuestas para seguir informando a los vecinos con su peculiar lenguaje, cuando se produce algún suceso de importancia.
EL RELOJ DE LA TORRE
Cuando en 1889 se inauguraba la iglesia, su torre presentaba un aspecto muy distinto al actual. Las campanas eran las del templo anterior, más pequeñas que las actuales y debajo un hueco circular permanecía vacío aguardando ser ocupado por el reloj.
Si ya en la Edad Media las campanas se comportaban como relojes, en tanto que su toque anunciaba el inicio o la vuelta del trabajo y marcaba otras secuencias temporales como el momento para acudir a misa, etc., a finales del siglo XIX esa función ya la cumplen los relojes, circunstancia que se tuvo en cuenta cuando se levantó el nuevo templo. A este respecto, el servicio de indicar la hora a toda la población debía ejercerla la autoridad municipal valiéndose de un reloj ubicado en la Casa Consistorial. Pero en Fuente de Piedra esto era imposible al no disponer entonces de edificio público propio donde instalar sus dependencias municipales, pues desde su fundación hasta bien avanzado el siglo XX anduvo en régimen de alquiler, cambiando de ubicación periódicamente. Sin embargo, en 1926 se instalaba el reloj de la iglesia, que marcaría, además de los tiempos religiosos, las horas y medias horas para conocimiento y uso de toda la población.
La idea partió de D. Remigio Rubio Tirado, maestro de escuela y a la sazón alcalde,[12] que no dudó, en su escaso, pero muy productivo tiempo de mandato, iniciar el proceso de adquisición del reloj para la torre de la iglesia. Si el 18 de septiembre tomaba posesión, no perdió el tiempo; dos meses más tarde, D. Mateo Marot y March, relojero al que se había pedido presupuesto, se disculpaba, ante el apremio de D. Remigio, por no haber podido atender aún su requerimiento.[13] Pero el proceso fue rápido, el 19 de diciembre se recibió el presupuesto, el 21 los contratos con las condiciones, el 23 se informaba a la Corporación y el 31 quedó aprobado.[14]
El importe del reloj ascendió a 2.800 ptas. pagaderas en 6 plazos: 500 ptas. el primero y último, y los cuatro restantes, a razón de 450 ptas. cada uno, en abono trimestral.
D. Mateo Marot, tenía su sede social en Madrid, en la Plaza del Ángel, 10, y se desplazó al pueblo, vio las condiciones de la torre y se comprometió a colocar el reloj en un plazo no superior a cuatro meses, con una esfera de 1 m de diámetro, cristal transparente, numeración romana en cada una de las horas y juego de minuteros para apuntar horas y minutos. Sonaría en las horas y las medias, repitiendo sólo las horas y con una autonomía de 30 horas de cuerda. Se incluía, además de la esfera, toda la maquinaria y el martillo de hierro fundido con sus correspondientes cojinetes, poleas, pesas y demás elementos necesarios para ponerlo en funcionamiento, gozado de una garantía de diez años.[15]
A cargo del señor D. Mateo Marot y March corría el transporte por ferrocarril desde Madrid a Fuente de Piedra de toda la maquinaria, así como la dirección de su instalación, quedando a cuenta del Ayuntamiento el traslado del reloj desde la estación al pueblo, el viaje del operario, su estancia en el pueblo y las obras que hubiese que hacer para su colocación, además del personal necesario para ayudar a subir todos los elementos, montar el andamiaje, etc., cuyo importe total fue de ochocientas setenta y cuatro ptas. y sesenta y cinco cts.[16] de las que 418,50 fueron percibidas por el maestro albañil que dirigió la obra y facilitó el material y operarios necesarios.[17]
Y así fue que, un día del primer trimestre de 1926, el reloj de la torre empezó a marcar el tiempo a los villafontenses.
Inactivo en los últimos tiempos, su compleja maquinaria ha sido aislada y sustituida por un sistema eléctrico que, a través de una centralita previamente programada, vuelve de nuevo a transmitir puntualmente la información horaria a los vecinos.
Por otra parte, en asunto de relojes añadiremos que el 22 de abril de 2006, durante la inauguración de la última reforma llevada a cabo en la Casa Consistorial, se estrenó quedando operativo el reloj municipal instalado en la fachada del Ayuntamiento.
EL RETABLO
El retablo es una estructura de escayola que cubre la cabecera del altar mayor, dorada y marmoleada por el villafontense Antonio de la Torre Montero. El conjunto está formado por tres calles y tres cuerpos o pisos, rematando un ático en el que se ubica un Calvario con dos ángeles sedentes, uno a cada lado, sin guardapolvos.
Columnas corintias de fuste abalaustrado, que descansan sobre bancos colgantes, definen y delimitan la calle central y las laterales. A su vez, un basamento similar descansa sobre los capiteles corintios, sirviendo de separación a cada una de las casas del tercer cuerpo, o piso más elevado.
La casa central, delimitada por la confluencia del segundo piso y la calle central, la ocupa un majestuoso camarín que alberga a la patrona del municipio: María Santísima de las Virtudes.
Orientado el templo dirección Este-Oeste, el día de la patrona, 8 de septiembre, a las 8 de la mañana, se produce un curioso efecto que se ha dado en llamar «el misterio de la luz». El rayo de sol que penetran por la ventana geminada, ubicada sobre el dintel de la puerta principal de acceso al templo, atraviesa la nave central y su reflejo en el altar va describiendo una órbita de izquierda a derecha que viene a posarse sobre la imagen de la patrona,[18] momento a partir del cual, con música de campanilleros en el interior del templo, da inicio una tradicional Diana y Pasacalles que anuncia a los vecinos el Día Grande.
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[1] Sobre este personaje puede consultarse el tema dedicado a Pedro de la Cámara, en el bloque temático Personajes con Historia.
[2] MORALES, A de. Las Antigüedades de las ciudades de España. Madrid: Imp. Juan Vázquez del Mármol, 1577, fol. 55.
[3] GARCÍA DE YEGROS, A. Historia de la antigüedad y nobleza de la ciudad de Antequera. Antequera: Tipografía El Siglo XX, 1915, pp. 406-407.
[4] En su inauguración, el templo no disponía aún de reloj, ni campanas.
[5] Para conocer el contenido de dicha inscripción consúltese el apartado Inscripciones Conmemorativas.
[6] AMFP. Doc. Varios. Año 1937, doc. N.º 2011.
[7] AMFP. Varios. Año 1937, doc. N.º 2011. En dicho documento leemos: Obras Públicas.- En la puerta de la Iglesia Parroquial se construyó una baranda de mampostería y madera que hace las veces de atrio consiguiendo con ello mejora del Sacro edificio y de la vía pública colindante.
[8] AMFP. A.C. de 15 de abril de 1983.
[9] Para conocer sus dimensiones, en el bloque Documentos, con el núm. 6 reproducimos el plano del templo y sus correspondientes medidas, según dibujo de J. Temboury Álvarez.
[10] Revista: ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA, LA: Madrid, Edición 8 de marzo de 1891, p. 139.
[11] AMFP. A. C. de 7 de agosto de 1912.
[12] AMFP. A.C. de 18 de septiembre de 1925.
[13] AMFP. Expediente de adquisición de un reloj de torre para la iglesia. Año 1925-1926, doc. N.º 2188
[14] AMFP. A.C. de 31 de diciembre de 1925.
[15] AMFP. Expediente de adquisición de un reloj de torre para la iglesia. Año 1925-1926, doc. N.º 2186 y 2187
[16] AMFP. A. C. Año 1926, sesión de 29 de septiembre.
[17] AMFP. A. C. Año 1926, sesión de 10 de junio. El maestro albañil responsable fue D. Antonio Reina Galisteo.
[18] La triple coincidencia de: la proximidad al equinoccio el día 8 de septiembre, la orientación del templo y la disposición de la ventana geminada por la que penetra el rayo solar, lo hace incidir sobre la imagen de la patrona. Circunstancias similares se dan en la iglesia de San Juan de Ortega (Burgos) y Santa Marta de Tera (Zamora), en las que los rayos solares iluminan en cada una de ellas el capitel historiado que el constructor quiso resaltar.
Plano del templo
Aspecto de la Iglesia parroquial antes de las reformas practicadas,
en las que se observa la verja de la entrada y Puerta del Perdón
Estado del campanario antes de su reparación en 2017
Detalle grabado en una de las campanas y momento en que se procede en 2017
a su bajada para restaurar el campanario y su anclaje
El reloj y su compleja maquinaria
El Altar Mayor, presidido por Cristo crucificado y la patrona abajo a la izquierda.
Nevada en que se aprecia la iglesia encalada hasta el cuerpo de campanas. Son las reformas de los ‘70
(Década de los ’50) Detalle de la nave lateral izquierda con la Virgen de los Dolores al fondo (Fotografía Archivo Temboury) y Altar Mayor con la patrona en el camarín
Aspecto del interior de la iglesia en los años 50 y en la actualidad
Visión global del retablo neoclásico
Templo parroquial Nuestra Señora de las Virtudes de Fuente de Piedra
Día grande, 8 de septiembre, 8 de la mañana. El primer rayo de sol que penetra por la ventana
geminada, situada sobre la puerta de acceso al templo, ilumina la imagen de la patrona
Fragmento de Historia Temática Villafontense
Capítulo.- ARQUITECTURA RELIGIOSA:
El Templo
Francisco Muñoz Hidalgo
(Obra en composición)