Ranos 54-55
Ranos 54-55

FUENTE DE PIEDRA

El primer nomenclator callejero y la

expansión del casco urbano

           Hace unos días escribíamos sobre la población de Fuente de Piedra y los altibajos que ha tenido a lo largo de sus cinco siglos de existencia. Hoy vamos a intentar explicar dónde se asentaron aquellos primeros habitantes, que al término del siglo XVI estimamos en un millar de «almas» como dicen las crónicas de aquella época.

         Tras medio siglo de vida, a finales del siglo XVI, el casco urbano de Fuente de la Piedra sólo cuenta con seis calles. Y la verdad es que no se complicaron a la hora de bautizarlas. Con dos palabras ya se apañaron para despachar tres de ellas. Sí, lo que leen. Las palabras son: Prado y Plaza. Así de simple. Las calles agraciadas con estos nombres fueron:

Plaza del Prado (hoy Plaza de la Constitución),

Calle El Prado (actual Pepín Acuñas),

Calle La Plaza (tramo comprendido desde calle Ancha a La Iglesia y por el lado opuesto desde calle Ancha a Pepín Acuñas).

         Ahí lo tienen, dos palabras y tres calles bautizadas. Ciertamente con las tres restantes tampoco se quebraron la cabeza. A saber:

Calle Ancha (por el amplio espacio entre sus dos aceras de casas),

Calle Mesones (continuación de la calle La Plaza, o sea, edificaciones al oeste de la iglesia, llamada así por ser el lugar donde se ubicaron las posadas y mesones en los primeros tiempos y hoy, ambas, calle La Plaza y su continuación calle Mesones unificadas bajo el nombre Juan Carlos I) y por último,

Calle La Fuente (por nacer al pie del manantial).

         La mortandad que ocasionó las epidemias frenó el avance urbanístico del arrabal en el siglo XVIII, que renace de nuevo a partir de 1820 por causas que en otro momento detallaremos. A mediados del siglo XIX, a esas seis calles iniciales se sumaron las siete siguientes:

Calle de Los Carros (actual Nuestra Señora de las Virtudes),

Calle de Los Solises (así llamada por poseer varias viviendas D. Juan Solís, rico hacendado y ganadero a finales del siglo XVIII),

Calle del Barrio Bajo (prolongación hacia el norte de la calle Los Solises, hoy Manuel de Falla),

Calle El Castillo,

Callejuela de la Fuente Chica (hoy La Callejuela),

Callejón de los Humildes (actual calle La Iglesia) y

Calle Peligro (García Lorca).

         Habrá que esperar a finales del siglo XIX para que surjan las calles Cervantes (conocida popularmente como Callejón de la Posá) y por último los Callejones de las Huertas (prolongación del Barrio Bajo, actualmente Manuel de Falla).

         Completan el mapa urbanístico las distintas carreteras y caminos de salida del casco urbano, que aún no están urbanizadas. Estas fueron la Carretera de La Roda, que a finales del XIX seguía llamándose Calle Real; Carretera de La Alameda (hoy Raúl del Pozo); Camino de la Estación y las actuales Avda. de Sierra de Yeguas y de Andalucía, que partiendo de la estación de ferrocarril se dirige a Antequera bordeando el casco urbano por el sur, conocida como Carretera de la Estación de Fuente de Piedra a Antequera y atravesándola, la prolongación hacia el sur de la calle La Iglesia dio origen a la Calle Campillos, llamada popularmente Calle de los Barros.

         A finales del siglo XX y primera década del XXI se produce una proyección tan espectacular del casco urbano en sus cuatro direcciones que triplicará las construcciones hasta entonces existentes.

         Sobre el nombre de algunas de estas calles, hoy desaparecidas volveremos en otro momento, porque esa es otra historia.

Francisco Muñoz Hidalgo

 

 

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