Ranos 54-55
Ranos 54-55

FUENTE DE PIEDRA

 

Momentos Históricos

 

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LA PRIMERA REPÚBLICA

(1873-1874)

En 1873 se proclama la frágil Primera República Española. Decimos frágil puesto que en solo cinco meses (febrero-julio) hubo dos presidentes y cinco cambios de gobierno. En los meses sucesivos ocurría otro tanto con la salida de Pi y Margall y Nicolás Salmerón, hasta la llegada de Emilio Castelar. Pues bien, en Fuente de Piedra, ocurrió otro tanto de lo mismo.

Con la proclama republicana, que en Fuente de Piedra tuvo lugar el 13 de febrero de 1873, cambia la tendencia política. La República fue recibida tras el pleno de aquel jueves con repique de campanas e iluminación de todo el alumbrado (lámparas de petróleo) del centro del municipio.

Durante un mes, hasta el 9 de marzo, el entonces alcalde Juan Fernández se mantiene en el cargo hasta que es destituido a petición de un considerable grupo de vecinos. La vara de mando pasa de inmediato a manos de Juan Pachón Fernández, sin que parte de esl vecindario que lo propuso atendiese ningún tipo de  razones, es decir, no permitió que el alcalde saliente continuase en el cargo hasta que la autoridad provincial admitiese y confirmase el cambio. Para evitar el enfrentamiento entre los vecinos, el alcalde saliente, Juan Fernández, entregó la vara de mando,[1] no sin dejar antes por escrito, en el acta capitular de ese día 9 de marzo, detalle de cómo se desarrollaron los acontecimientos.[2]

Al día siguiente, 10 de marzo, tiene lugar en la Sala Capitular una reunión de los miembros de la Junta Republicana, que se hacen llamar «ciudadanos», y se encargan de legitimar mediante votación al nuevo alcalde republicano y al resto de la Corporación, quedando constituido el nuevo Ayuntamiento por Juan Pachón Fernández, que pasó a ser Alcalde Presidente; Bartolomé Escribano Molino, Primer Teniente de Alcalde y Francisco Navarro León, Segundo Teniente de Alcalde; Francisco de Paula León Fernández ostentó el cargo de síndico y a ellos se unieron los concejales elegidos que fueron: Juan Acuñas Jiménez, Pedro Montenegro Ruiz, Antonio Saavedra Rebollo, Juan del Pozo Rubio y Antonio Muñoz Llamas.

La alteración del orden no cesa. Es la tónica general en todo el país. El Gobierno Civil, consciente de quien provoca los tumultos, no duda en dirigirse al alcalde para que detenga, identifique y ponga a su disposición a todo aquel que altere el orden, perturbadores, gente de mal vivir, republicanos cantonales y carlistas de acción.[3]

La situación política local se hace tan insostenible que tres meses más tarde, el alcalde elegido presentaba «voluntariamente» su dimisión, que fue secundada por toda la Corporación municipal. En el acta capitular de 27 de junio de 1873 leemos:

«[…] Se manifestó por dicho Sr. [refiérese al alcalde] que en virtud a los continuos disgustos que está sufriendo, por efecto de las graves y complicadas circunstancias que rigen, se encuentra por lo expuesto en el imprescindible caso de elevar por el correo inmediato al Sr. Gobernador Civil de la Provincia, su dimisión de esta Alcaldía, evitando así más trascendentales disgustos y consiguientes perjuicios en sus intereses por tenerlos naturalmente desatendidos. Lo que oído por el Ayuntamiento y conociendo ser verdaderas las razones expuestas por su digno Presidente y considerando la Corporación hallarse por ineludible deber en las mismas circunstancias y usos citados; Acuerda unánimemente dimitir sus respectivos cargos en este acto, y que se eleve como comprobante de todo, certificado de esta acta seguidamente a la expresada superior autoridad según procede. Así terminó la reunión que firman todos los concejales de que yo certifico [siguen firmas]».[4]

         De inmediato se procedió a preparar unas elecciones de las que debía salir elegido el nuevo Ayuntamiento. Y en esos trámites se andaba cuando se recibió orden del gobernador civil ordenando se suspendiera dicha elección. A los efectos de informar debidamente a los concejales de esta determinación, fueron convocados el día 13 de julio en sesión extraordinaria, de cuya acta extraemos lo acordado, que literalmente dice:

«[…] por el cual, el Sr. Gobernador Civil de la provincia, ordena la suspensión de la elección municipal de la misma, que se están verificando por consecuencia de la intranquilidad y alarma en que se encuentran algunos Pueblos y por otros rumores que en el mismo aduce. Lo que oído por el ayuntamiento y [...] acordó acatar dicha suspensión y a la vez que se le haga entender en este acto al elector que ayer en la votación de mesa haya resultado elegido para Presidente definitivo del Colegio electoral. Acto seguido apareció D. Francisco Navarro León como Presidente del citado Colegio, el cual enterado del objeto manifestó estar conforme en acatar y respetar la suspensión de la elección municipal ordenada por el Sr. Gobernador de la Provincia, el que ofreció a la vez hacerlo así entender a su Secretario para su más exacto cumplimiento. Acordó también el Ayuntamiento exponer al público el expresado boletín, para conocimiento de todos los electores […]»[5]

         El último párrafo pone de manifiesto la intranquilidad e incerti-dumbre que se vivía en aquellos momentos. Se hacía necesario, por tanto, hacer comprender la nueva situación a los electores, aunque la masa, amparándose en el anonimato, no atiende a razones y durante la semana del 14 al 20 no cesarán los incidentes, que culminarán la noche del 21 de julio cuando, a eso de las 11 de la noche, nueve individuos de los que componían el Comité o Junta Republicana,[6] se presentaban en casa del alcalde exigiendo su dimisión y la entrega de la vara[7] que, de inmediato, pasó a manos de Bartolomé Escribano Molina,[8] ciudadano republicano también que junto con el resto desatendía lo ordenado por el Gobierno Civil de Málaga. Sobre este acontecimiento existen dos declaraciones que reflejan los hechos. De una parte la declaración del alcalde destituido, Juan Pachón Fernández, que reproducimos íntegramente en el Anexo número 12; de otra, la versión de la Junta Local Republicana y los argumentos que esgrime para proceder a dicha destitución, que, igualmene, reproducimos en el Anexo número 18, y de la que, de su detallada lectura, resalta el marcado interés partidista de los republicanos, no dispuestos a ceder un ápice en sus objetivos, para lo cual no tienen reparo alguno en destituir al alcalde que tres meses antes habían elegido por unanimidad por, según reza en acta, no ser amigo de los vocales de la Junta Local Republicana.

         Al margen de las actas de declaración del alcalde destituido (Anexo 12) y la de la Junta Local Republicana (Anexo 18), oficialmente quedó constancia de estos hechos en el acta capitular de 22 de julio, que viene a complementar algunos puntos. Dice así:

«En la Villa de Fuente de Piedra a veinte y dos de Julio de mil ochocientos setenta y tres. Reunidos el Ayuntamiento en esta Casa Capitular en sesión extraordinaria y bajo la Presidencia del Sr. D. Bartolomé Escribano Molino, Alcalde acctal de la misma. Se manifestó por dicho Sr. que por el Alcalde de este Ayuntamiento D. Juan Pachón Fernández, se había consignado hoy una comparecencia, por ello manifiesta haber sido a las once de la noche destituido de su citado cargo de alcalde según acuerdo y órdenes de este Comité. El Ayuntamiento, enterado detenidamente en lo expuesto: Acuerda acatar dicha disposición en lo que a la misma incumbe. El Sr. Presidente expuso a la vez que por dicho Comité se ha presentado un acta suscrito por dichos individuos del mismo, acordando también la destitución total de este Ayuntamiento, la que en efecto fue leída por mi, el Secretario, de la que enterada circunstanciadamente la Corporación Acordó unánimemente acatar y respetar dicho documento y destitución y que en su consecuencia pueden los Concejales entrantes ir ocupando sus respectivos asientos, lo que verificado por los consignados al margen del mismo, se dio por concluido este acto previniendo se pase Certificado de esta acta al Sr. Gobernador Civil de la Provincia a los efectos consiguientes, que firman todos los citados Sres. entrantes y salientes, de lo cual, yo el Secretario, Certifico. [siguen firmas]»[9]

Resultado de todo ello, el alcalde cesado, Juan Pachón, dejaba la Alcaldía en manos del Comité Local Republicano, que ahora, se había engrosado. Años atrás los republicanos solo eran unos pocos destacados. Ahora lo es casi todo el pueblo. Circunstancias mandan.

Si el Gobierno de la Nación en cinco meses hizo dos cambios de gobierno, Fuente de Piedra lo superó; hizo los mismos cambios, pero en solo cuatro meses.

En resumen, tras la proclamación de la Primera República, el alcalde constitucional, Juan Fernández Pachón, es destituido, ocupando su lugar un miembro de la Junta Local Republicana, el vecino, Juan Pachón Fernández. Pero al no coincidir la política practicada con los intereses de los vocales de la Comisión Republicana que lo eligió, tres meses más tarde, saltándose las órdenes dictadas por el Gobierno Civil, la Junta Republicana no duda en destituirlo, llegando en su alcance a disolver totalmente el Ayuntamiento y crear una nueva Corporación más acorde con sus intereses.

Tanto es así que al día siguiente, 23 de julio, ya se había elegido nuevo Ayuntamiento. El acta que lo recoge dice así:

«En la Villa de Fuente de Piedra a veinte y tres de julio de mil ochocientos setenta y tres. Reunido el nuevo Ayuntamiento proclamado por este Comité o Junta Republicana en esta Sala Capitular, compuesto de los Sres. Ciudadanos Juan Espinosa Villalobo,  Diego Alarcón Suárez, Antonio de la Torre Rosales, Juan Ruiz León, Alonso Martín Rodriguez, Diego León Guillén, Juan Espinosa Mancheño, José García Vega, José García Rodriguez, bajo la Presidencia interina de D. Juan Espinosa Villalobo, se manifestó por dicho Sr. Que según se previene por la Ley Municipal vigente debe procederse a la votación nominal a la elección definitiva de Alcalde primero y segundo teniente, como a la vez a la de Regidor Síndico y demás concejales en número correlativo. El Ayuntamiento en su vista acordó proceder seguidamente a la citada elección, lo que verificada previas todas las formalidades legales resultó elegido por mayoría absoluta el Concejal y Presidente interino Juan Espinosa Villalobo y en su virtud quedó proclamado dicho Sr. Alcalde Presidente. Acto seguido le fueron entregados al mismo las insignias de su cargo consistentes en un bastón y enseguida tomó la debida posición de su mando ocupando la presidencia definitiva del Ayuntamiento y dirigiéndose a éste le significó su agradecimiento por la singular distinción que de él habían hecho sus dignísimos compañeros. Siguiendo el mismo método de elección se pasó por papeletas a la votación para nombrar los tenientes de Alcalde primero y segundo, obteniendo mayoría para primero D. Diego Alarcón Suárez y para segundo D. Antonio de la Torre Rosales, quienes previas las fórmulas legales quedaron proclamados como tales tenientes de Alcalde. Pasándose después a la votación para numerar los Sres Concejales se pusieron en la urna tantas papeletas dobladas con sus correlativos números cuantos son dichos concejales, y sacando cada uno una quedaron clasificados del modo siguiente:

Nº 1 Regidor-Síndico D. Juan Espinosa Mancheño

Nº 2 Regidor D. Alonso Martín Rodríguez.

Nº 3 Regidor D. Juan Ruiz León

Nº 4 Regidor D. Diego León Guillén

Nº 5 Regidor D. José García Vega

Nº 6 Regidor D. José Gámez Rodríguez

Constituido así el Ayuntamiento en la forma descrita se procedió a la designación de días y horas de sesiones ordinarias y se acordó fuesen los sábados de cada semana y horas competentes, sin perjuicio de citar por papeleta a las extraordinarias que puedan ocurrir, en cuyo estado se declara cerrada la sesión, pasándose la correspondiente copia para elevarla al Sr Gobernador Civil de la Provincia. Todo en debido cumplimiento de lo prevenido por instrucciones y firman de que Certifico [siguen firmas]».[10]

         No habían pasado tres meses cuando tienen lugar nuevas elecciones municipales, aunque se producirán pocos cambios sobre los ediles existentes. Fueron cesados de sus cargos D. Antonio de la Torre Rosales y D. Juan Ruiz León, sustituidos por D. Manuel Sevillano Calle y D. Francisco Ruiz García, permaneciendo en sus puestos el resto de concejales.[11]

Durante 1874 se producirán diversos enfrentamientos entre los que habían sido miembros de la Junta Local Republicana, también llamado Comité Ciudadano, quedando huella de ello en las actas capitulares confeccionadas por las tres corporaciones que se alternaron en el gobierno municipal. La dictadura del general Serrano y la suspensión de la Constitución, derechos y libertades hace que se replieguen los miembros del citado Comité, actuando los más radicales desde la clandestinidad y bajo la estrecha vigilancia de la autoridad municipal.

El 21 de enero de 1874 se forma el nuevo Ayuntamiento, ocupando los asientos D. Francisco Montero Guerrero, que pasa a ser Alcalde; D. Francisco Ortiz Núñez, primer teniente de alcalde; D. Cristóbal Prieto Camuñas, segundo teniente de alcalde y D. Pedro Guerrero, Regidor Síndico, los cuatro asientos restantes en calidad de concejales son para D. Pedro Montenegro, D. José Rodríguez, D. Bruno Bernal, D. Rafael Prieto y D. Bartolomé Escribano. En su primer pleno la Corporación acusa al secretario, que entonces era Francisco Andrade, de barrenar ciertas reglas, adoptándose en dicha sesión, entre otras medidas, suspender de empleo y sueldo a los guardas rurales municipales, destituir al secretario y nombrar como interino al ciudadano Pedro Heras y de meritorio sin sueldo a Ramón Díaz. En esa sesión, obviamente, no estuvo presente el secretario titular, es decir, Francisco Andrade. El entonces alcalde Juan Espinosa hizo oídos sordos de lo acordado respecto a los guardas rurales y los mandó hacer ejercicio. Por ello se le acusó de no asistir a las sesiones ordinarias, adoptando la Corporación la determinación de ponerlo en conocimiento del Juzgado Municipal para que procediese a lo que hubiere lugar.[12] Teniendo conocimiento de la situación, el Gobernador Militar de la provincia, manda nombrar nuevo Ayuntamiento entre las personas que juzgara más aptas, quedando así destituida la Corporación existente. Se leyó la orden del Gobernador Militar y, cómo no, todos estuvieron de acuerdo y se constituyó una nueva Corporación. El año empezaba caliente y al paso de los días se irá caldeando todavía más.

El 7 de marzo se constituye el nuevo Ayuntamiento, presidido por el alcalde Francisco Calle Ruiz, seguido del teniente de alcalde, Pedro Pachón Guerrero; regidor síndico, José del Pozo Casado, además de los siguientes regidores (cargo equivalente a concejales), José Guerrero Rodríguez, Juan del Pozo Casado, José Calle Ruiz, Francisco del Pozo Casado y Diego Pachón Guerrero, acordando reunirse en sesión ordinaria todos los sábados, citando por papeletas a las sesiones extraordinarias que hubieran de celebrarse.[13] De inmediato, el nuevo alcalde, Francisco Calle, tomó la determinación de restituir al secretario, Francisco Andrade, que según hemos dicho más arriba había sido destituido el 10 de enero. Se llamó a D. Francisco, el cual aceptó el cargo,[14] dio las gracias a la Corporación y en acta quedaron reflejados los motivos que justificaban la incorporación del secretario y la errónea decisión del Cabildo anterior.[15]

La Corporación se mantiene, si bien, el 15 de octubre, el alcalde, Sr. Calle, pedía ser dispensado de su cargo[16] por haber cambiado su residencia a Antequera por así requerirlo sus intereses. Aprobada la dimisión, el Teniente de Alcalde, Pedro Pachón Guerrero, ocupó su puesto, sin más trascendencia.

Tres meses antes, en julio, se había declarado el estado de sitio y se vigiló concienzudamente a los muchos alborotadores que en el municipio había,[17] estrechamente relacionados con La Laguna.

A principios de septiembre la situación se recrudeció al ser herido de bala un vecino de Humilladero, lo que provocó la intervención de la Comandancia Militar de Antequera.[18]

La población estaba muy agitada y buscaba una excusa para saltar, que llegó de mano de la Société civile française des Terrains et Salines de Fuente de Piedra. El ingeniero encargado de los trabajos, conocido como Mevallier, cambió las horas de siesta, sin que alcancemos a entender las razones que justificaban dicho cambio. Ese fue el pretexto para que varios operarios, oponiéndose a esa medida, promoviesen un conflicto que se prolongaría en el tiempo y traería serias consecuencias.

Ante el descontento general, la revuelta estaba servida. El 6 de septiembre, víspera de las fiestas patronales, el alcalde recibía a los obreros amotinados[19] y el Comandante Militar, enterado de la situación, sin pérdida de tiempo, mediante despacho telegráfico, solicitaba de la Alcaldía que le informase de la fuerza necesaria para reprimir a los amotinados,[20] a lo que se contestó, por la misma vía, que serían necesarios unos veinte hombres armados para sofocar el tumulto.[21]  Todo esto ocurría en los casi dos años (1873-74) que duró la Primera República. Años que el gobierno municipal villafontense los vivió de forma intensa.  

El 14 de enero de 1875 entraba en Madrid Alfonso XII, iniciándose el proceso de Restauración que Cánovas del Castillo había venido gestando, lo que supuso otro nuevo cambio de ediles. Se disolvió la Corporación que fue sustituida por Francisco Montero Guerrero, que pasó a ser alcalde-presidente; Cristóbal Prieto Camuñas, como primer teniente de alcalde, y José Rodríguez Ávila, de segundo, completando la lista como regidores, Pedro Guerrero Delgado, Juan del Pozo, José Navarro, José Gallardo Fajardo, Juan José Hidalgo y Bartolomé Escribano.[22]

Tres meses más tarde empezaron a salir algunos trapos sucios de las gestiones anteriores, siendo el más significativo la  denuncia contra  uno de los alcaldes precedentes, al que se acusaba de haber sustraído ciertos fondos[23] y por acuerdo municipal se le obligaba a devolver los mismos. Pero el acusado recurrió a la máxima autoridad malagueña, que tomó el asunto como suyo y paralizó las gestiones practicadas por la Corporación denunciante.[24] Meses más tarde quedaría demostrado lo infundado de la acusación y la mala fe de los denunciantes.

Los constantes cambios de gobierno, tanto central como municipal, requería una permanente información real sobre múltiples facetas del municipio; especialmente la económica, vinculada por su carácter agrícola, al campo y su producción.[25]

Como hemos podido comprobar, los gobiernos municipales durante la Primera República duraron lo que una pompa de jabón. En agosto de 1875 volvía a haber cambio de ediles, aunque esta vez pudieron calentar el asiento. Fuente de Piedra, a partir de entonces, empezaba a recuperar la normalidad política.

 

 

 

[1] AMFP. Doc. de Sec. Año 1873, doc. N.º 471.

[2] El acta es reproducida en el Anexo N.º 11.

[3] AMFP. Doc. de Sec. Año 1874, 22 de marzo, doc. N.º 035.

[4] AMFP. A.C. de 27 de junio de 1873.

[5] AMFP. A.C. de 13 de julio de 1873.

[6] AMFP. Doc. de Sec. Año 1873, doc. N.º 473.

[7] El acta levantada el día siguiente, 22 de julio de 1873, con el desarrollo de los acontecimientos de la noche anterior queda recogida en el Anexo N.º 12,

[8] AMFP. Doc. de Sec. Año 1873, doc. N.º 470.

[9] AMFP. A.C. de 22 de julio de 1873.

[10] AMFP. A.C. de 23 de julio de 1873.

[11] AMFP. A.C. de 19 de octubre de 1873.

[12] AMFP. Doc. de Sec. Año 1874, doc. N.º 456.

[13] AMFP. Doc. de Sec. Año 1874, doc. N.º 474 (fol. 2 y 3)

[14] Ibidem. Año 1874, doc. N.º 475.

[15] AMFP. A.C. de 7 de marzo de 1874.

[16] Ibidem. de 15 de octubre de 1874.

[17] AMFP. Doc. de Sec. Año 1874, doc. N.º 127.

[18] Ibidem. Año 1874, doc. N.º 163.

[19] Ibidem. Año 1874, doc. N.º 170v.

[20] Ibidem. Año 1874, doc. N.º 167 (despacho telegráfico)

[21] AMFP. Doc. de Sec. Año 1874, doc. N.º 170r.

[22] Ibidem. Año 1875, doc. N.º 316.

[23] Ibidem. Año 1875, doc. N.º 253.

[24] Ibidem. Año 1875, doc. N.º 307.

[25] La situación productiva del campo en plena I República pueda consultarse en el Anexo N.º 23. 

 

 

Fragmento de Historia Temática Villafontense

Capítulo.-  Momentos Históricos

La Primera República, 1873-1874

Francisco Muñoz Hidalgo

(Obra en composición)

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