Ranos 54-55
Ranos 54-55

FUENTE DE PIEDRA

Arquitectura Civil

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LA FUENTE DE LA PIEDRA

La fuente que dio nombre al Lugar fue levantada con pilares a pie de manantial. Desconocemos el aspecto que presentaba cuando aquel legionario romano le dedicó el ara inscrita que resaltaba sus cualidades. Pero a lo largo de los siglos, las crónicas han dejado constancia del conocimiento que de las propiedades curativas de sus aguas tuvieron las distintas culturas que deambularon por la zona. La primera noticia acerca de la fábrica que se hizo al manantial la tenemos en la extensa obra de Juan de Dios Ayuda, médico titular de los cabildos de la ciudad de Guadix y también Subinspector General de las aguas minerales del Reino y de la Real Academia Médica de Madrid, entre otros muchos cargos que, en el Tomo III de su obra de inacabable título: Examen de las Aguas Medicinales de más nombre que hay en las Andalucías…,[1] detalla ampliamente la situación en que se encontraba[2] la Fuente de la Piedra y en lo que respecta a su fábrica apunta que el agua nacía hacia arriba entre bancos de piedra y que no fue tarea fácil recogerla en su correspondiente arca. En 1560, bajo el reinado de Felipe II, el agua se recogió en una alcubilla y se resguardó en lo posible, puesto que el líquido gozaba entonces de gran fama y «no se la miraba con la indiferencia de ahora», escribe el doctor Ayuda, agregando que la revistieron por sus cuatro ángulos de un pretil de mármol rojo que alcanzaba cierta altura y que en el lienzo que miraba al norte y caía sobre el pilón contenía una inscripción que decía:

                  Esta obra  mandó hacer la Ciudad

 de   Antequera  siendo  Corregidor

el Ilustre Señor D. Francisco Coello.

                  Año de MDLX

         Dice Juan de Dios que cuando visitó la fuente aún existía el pilón, del mismo mármol que el pretil, pero del que solo era observable el borde, puesto que al quedar el venero más bajo que el terreno inmediato y no haberse cuidado dar salida al agua, el citado pilón quedaba inundado dejando toda la zona atarquinada y arruinado el acceso hasta el punto que de los escalones que había para bajar a la fuente apenas quedaba rastro, e incluso le aseguraron los lugareños «que en el pilón había otras inscripciones»,[3] que lógicamente, debían estar sumergidas.

 

Al margen de la fábrica romana y las que con posterioridad los musulmanes pudieran hacer sobre el manantial, es en 1560, a trece años del nacimiento del pueblo, bajo el reinado de Felipe II, cuando se le practica la fábrica que, un cuarto de milenio más tarde, en 1818, aprovechando parte del material anterior, sirve de cimentación a la obra que se practicaría para solventar el problema endémico de epidemias, que dejó la población al borde de la extinción,[4] ocasionado por el encharcamiento de la zona o atarquinado, según afirma Juan de Dios Ayuda más arriba. Y lo dice con propiedad, pues su obra fue impresa en 1798, cuando la Plaza del Prado y la fuente estaban totalmente sumergidas por el agua estancada.

Saneada la zona y reconstruida la fuente en 1818, en estilo neoclásico, se reutilizaron los elementos romanos y los aportados 259 años atrás. En ese estado se mantuvo, con algunas reformas periódicas, como el alcantarillado del desagüe en 1929, hasta que tres décadas más tarde, en 1959, fue enterrada in situ, al objeto de conseguir «[…] un espacio capaz y muy atemperado»[5]

En la década de los noventa, simbólicamente devuelta a la superficie reutilizando parte del material original enterrado, es levantada una de características similares que, desplazada unos metros a poniente, sirve para recordar que fue una fuente como aquella la que dio razón de ser y nombre al pueblo: Fuente de la Piedra.

 

 

[1] AYUDA, J. de D.  Examen de las Aguas Medicinales de más nombre que hay en Las Andalucías, En que se da noticia de la situación, contenidos, virtudes y métodos con que deben usarse las de cada fuente. Madrid: Imprenta Real, 1798, pp. 313-315.

[2] Cuando el médico Ayuda visitó el manantial, a finales del siglo XVIII, lo hace al tiempo que las epidemias están haciendo estragos de tal magnitud que la población está muy diezmada y a punto de desaparecer. El Prado se encuentra totalmente encharcado y el nacimiento del venero lo hace por debajo del nivel de agua alcanzado en la explanada de su alrededor.

[3] Ibidem pp. 313-315. El capítulo en que detalla el examen de las aguas de la «Fuente de la Piedra» queda reproducido literalmente en el Anexo N.º 3 (Tomo IV).

[4] Sobre este tema puede consultarse el capítulo que dedicamos a Las Epidemias.

[5] AMFP. A.C de 6 mayo 1959

Restos de fábrica romana reutilizada en la reconstrucción de la “fuente de la piedra” en el siglo XVI y que quedó enterrada con el levantamiento de la fuente en 1819

Posando para la posteridad

(1959) Momentos en que se procede al enterramiento de la “fuente de la piedra” 

En la fuente saciaba su sed el pueblo y el abrevadero se lo permitía al ganado  

La “fuente de la piedra”, El Prado con árboles y al fondo

 la calle Los Carros, hoy Nuestra Señora de las Virtudes

El símbolo del pueblo recuperado

 

 

 

Fragmento de Historia Temática Villafontense

Capítulo.- ARQUITECTURA CIVIL: 

La Fuente de la Piedra

Francisco Muñoz Hidalgo

(Obra en composición)

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