El 24 de febrero de 1924, una comisión de vecinos hacía entrega de una solicitud a la Corporación municipal presidida por D. José García Dorado, que recoge la idea, iniciada por el médico titular de la villa D. José Rodríguez Zambrana, de homenajear al fallecido D. Francisco Luque Pachón. Aprobada la propuesta, días más tarde se descubría una placa marmórea con su nombre y busto en bajorelieve,[1] junto a la puerta de acceso al palacete del marquesado de Fuente de Piedra, que había sido su residencia. Al mismo tiempo, el nombre de la calle Mesones era sustituida por el de Francisco Luque. El acto contó con una multitudinaria asistencia de vecinos. La solicitud recoge la firma de 201 vecinos y relación nominal de otros 60 villafontenses que no la firman por no saber hacerlo.

¿Quién fue D. Francisco Luque y qué méritos hizo para que se le rindiese este homenaje?

         Francisco Luque Pachón era hijo del secretario del Ayuntamiento  Francisco Luque París y nieto de un carpintero: Manuel Luque Rodríguez, natural de La Roda de Andalucía, que llegaba a Fuente de Piedra hacia 1853, casado con Apolonia París Redondo, natural de Puente Genil. Uno de sus hijos, Antonio Luque París, a los 18 años ejercía de sacristán y dos décadas más tarde, casado y con 34 años, es nombrado secretario titular del Ayuntamiento de Fuente de Piedra. Esto ocurría en 1884, cuando su hijo, Francisco Luque Pachón, que es quien aquí nos interesa, contaba 10 años.

En 1898, con 24 años cumplidos y con el título de profesor de Primera Enseñanza, Francisco Luque era nombrado maestro interino en la Escuela de Niños de Fuente de Piedra con un haber de 412,50 pesetas, la mitad de la dotación legal que correspondía a esa plaza. Sin embargo, breve fue su estancia como profesor. Cuatro años más tarde, según el censo de 1902, nos lo encontramos con una hija de dos meses, Gertrudis (hipocorístico: Tula), pues se había casado con Doña Gertrudis de Casasola y García-Camba, VI Marquesa de Fuente de Piedra. Al año siguiente, 1903, nace su segunda hija, Rosario, que heredará el título del marquesado.

Se vivían tiempos difíciles y Francisco Luque supo levantar con buen criterio la hacienda del marquesado cuando no pasaba por sus mejores momentos, dando a su vez riqueza y trabajo al pueblo y sus habitantes.

Tras el descalabro municipal del penúltimo día del año 1910,  en el que fue destituido el Ayuntamiento en pleno (posteriormente quedaría demostrado el error y sus graves consecuencias),[2] cuando en junio de 1911 vuelve a ocupar la Alcaldía el destituido D. Juan del Pozo Rubio, tras el disgusto recibido anunciaba su retirada de la política, alegando delicado estado de salud, y en ese mismo pleno era votado alcalde con siete papele-tas a favor y una en blanco, obteniendo mayoría absoluta.[3] D. Francisco Luque Pachón, que ostentaría la Alcaldía hasta abril de 1916, año en el que solicita licencia por prescripción facultativa.

Durante su mandato hizo las gestiones con D. Constantino Linares Ortiz, y las tan esperadas campanas subieron a la torre de la iglesia. Por otra parte, cuando las arcas municipales se encontraban vacías y la situación lo requería, no se dudaba en acudir a D. Francisco solicitando ayuda. Como ejemplo diremos que D. Rafael Pardo Porras, dueño de la casa en la que se ubicaban las escuelas públicas, anunció que la quería disponible a fin de 1918.[4] El Ayuntamiento se había endeudado el año anterior en 20.000 pesetas, pagaderas en un préstamo a razón de 4.000 pesetas durante 5 años y las arcas municipales estaban vacías. Ahora bien, la que había sido Casa Panera o Pósito (Calle Ancha 12) podía acondicionarse con la construcción de dos aulas. En acta leemos como el Ayuntamiento:

«… acordó por unanimidad gestionar cerca de D. Francisco Luque, que tanto se interesa por el pueblo y que en tantas ocasiones ha cumplido y prestado fondos y particularmente sin ningún interés para atenciones municipales, que facilite la cantidad necesaria para la construcción de dos Locales Escuelas en lo que antes fue Panera del Pósito, hoy propiedad del Ayuntamiento, y que espere a reintegrarse de esa cantidad para cuando se pague el edificio …»[5]

Cerramos este capítulo dedicado a D. Francisco Luque Pachón con la imagen del momento en que se procede a descubrir la placa de mármol que se levantó junto a la puerta de acceso al palacete del marquesado el día que se le homenajeó, en la que se aprecia una multitud que avala el cariño y consideración que el vecindario le profesó.