Ranos 54-55
Ranos 54-55

FUENTE DE PIEDRA

 

Momentos Históricos

 

3

 

LA REVOLUCIÓN «LA GLORIOSA»

(1868)

El 18 de septiembre de 1868, la sublevación militar de los generales Prim, Serrano y Topete, conocida como La Gloriosa, Revolución de Septiembre o Septembrina, supuso el destronamiento y el exilio de la reina Isabel II, y el inicio del período llamado Sexenio Democrático. En los días siguientes el levantamiento se extiende por todo el país. El curso de los acontecimientos es similar a la sublevación de O’Donnell, conocida como La Vicalvarada, que diera lugar al Bienio Progresista catorce años antes.  

         Fuente de Piedra se adhiere el 23 de septiembre al nuevo movimiento político. La Corporación Municipal se ha reunido en sesión extraordinaria a las ocho de la tarde de ese miércoles 23 de septiembre de 1868. En la sala capitular, el alcalde, D. José del Pozo, preside la mesa en la que se encuentran los regidores que conforman la Corporación. Consciente de estar produciéndose importantes cambios políticos, varios vecinos y algunos de los mayores contribuyentes,  entre ellos el conde del Castillo de Tajo y D. Rafael Pardo Casasola, están presentes en la sala de sesiones en la que se va a celebrar el pleno. Otros vecinos no han podido entrar por estar sobradamente lleno el aforo de la sala. El alguacil, D. Domingo Barbosa, intenta controlar a esa multitud que se apiña junto a las puertas del número 6 de la calle Ancha, donde se ubican las oficinas municipales. Dentro, en la sala, toma la palabra el señor alcalde-presidente, D. José del Pozo y dirigiéndose a los señores regidores de la Corporación, les informa que el objeto de la reunión es secundar el movimiento popular proclamado en Antequera, Málaga y otras capitales, uniéndose Fuente de Piedra a los deseos de la heroica marina y valiente ejército, a cuya cabeza se encuentran los heroicos señores Prim, Serrano y otros de conocida importancia. Expuesta la situación, tras un debate responsable y profundo, vuelve a tomar la palabra D. José del Pozo, y dirigiéndose, más que a sus compañeros, a los vecinos que se hallaban presentes en la sala, anunció que disolvía el Ayuntamiento, nombrando una Junta denominada Revolucionaria, con carácter provisional, que estaría integrada por vecinos que inspirasen la mayor confianza por sus probadas tendencias liberales y además garantizasen el orden público. A propuesta de los presentes y por unanimidad fueron proclamados: presidente de dicha Junta Revolucionaria provisional, D. Vicente Dorado Nieblas; vicepresidente D. Juan Jiménez Ruiz; y vocales D. Diego León Fernández, D. Francisco Calle Ruiz y D. Juan Rubio Arboleda. Y para dejar constancia de los hechos  se siguió contando con el secretario municipal D. Francisco Andrade Galindo.[1]

         Terminada la intervención del Sr. Pozo se oyeron gritos de ¡Viva la libertad!, que fueron coreados, haciéndose extensivo hasta el numeroso grupo de vecinos que aguardaba junto a las puertas del Ayuntamiento en la calle Ancha.  Acto seguido, ocupando sus asientos los nuevos vocales de la Junta Revolucionaria elegidos, su presidente, D. Vicente Dorado Nieblas, tomó la palabra y dirigiéndose al secretario municipal le pidió que tomase nota de todo lo ocurrido y levantase acta para la firma legal de los nuevos vocales del Ayuntamiento y conformidad de los concejales de la Corporación saliente. Al mismo tiempo publicó un bando que fue fijado en los lugares de costumbre para conocimiento de todo el vecindario. Por último, ordenó que todo lo acordado fuese puesto en conocimiento de la autoridad provincial que correspondiera, y daba por concluido el acto convocando pleno para las 12 de la mañana del día siguiente. Los vecinos abandonaron la sala, al tiempo que los concejales salientes y vocales entrantes firmaban el acta del día.

Cuando parecía que todo «andaba sobre ruedas», esa misma tarde y durante la noche se tuvieron lugar varios incidentes que, aunque leves, requirieron la intervención del destacamento de la Guardia Civil.

A las 12 de la mañana del día siguiente, jueves 24, daba inicio el pleno extraordinario convocado. El presidente, D. Vicente Dorado, tomando la palabra expuso la lamentable situación por la que atravesaban los vecinos más necesitados del pueblo, el escaso trabajo que los labradores y terratenientes podían dar a los jornaleros y la miseria a la que se veían abocados; y también anunció que como era costumbre en los alzamientos nacionales[2] la libertad de extracción de sales de la laguna enclavada en el término villafontense, que el Gobierno Supremo no utilizaba en perjuicio exclusivo de su dueño particular,[3] con el objeto de impedir y acallar las pasiones populares -continuó disertando el presidente-, para aliviar en algún tanto la miseria de las clases menesterosas que con tanto despren-dimiento han secundado la revolución, acordamos que en uso de las atribu-ciones que la ley nos da, todas las personas que a ello quieran dedicarse pueden extraer de dicha Laguna, tanto para su uso particular, como para la venta o tráfico, las sales formadas dentro de su perímetro sin traba ni limitación de ningún género, fijándose a tal efecto y en los sitios de costumbre los competentes edictos para el debido conocimiento de los vecinos.

         La decisión adoptada por la Junta fue similar a la aprobada 14 años antes con motivo de la sublevación llamada La Vicalvarada que dio paso al Bienio Progresista. Y con ese acuerdo se cerraba la sesión capitular del día 24, cuyo efecto poco tardaría el gobierno provincial en paralizar.

         Ese mismo día 24, avanzada la tarde, un numeroso grupo de vecinos se dirige a la Comandancia del Resguardo, la asalta y se hacen con las armas útiles que encuentra, de forma que cuando dos años más tarde la Comandancia abandone la custodia de la laguna y haga entrega del Inventario de Bienes a la alcaldía, hará constar que no hay armamento al haber sido asaltada y desarmada la comandancia por los vecinos del pueblo en la revolución de septiembre de 1868.

El hecho no tiene precedente y pone en guardia a la Junta Revolucionaria provisional que, asustada ante los acontecimientos en parte provocados por el manifiesto hecho público en acta capitular de esa misma mañana y el bando que alienta el asalto a la Laguna para la extracción de sal, ha desembocado también en el asalto y robo del armamento de que dispone el Resguardo de Sales. El presidente de la Junta Revolucionaria, sin pérdida de tiempo, convoca al resto de vocales a reunión extraordinaria a las 10 de la mañana del día siguiente.

D. Vicente ve cómo el asunto se le está yendo de las manos. Que la clase menesterosa que está pasando hambre coja unas fanegas de sal y las venda para sacar su familia adelante es asunto de justicia social, pero que se asalte y saquee el armamento de la Comandancia del Resguardo es asun-to grave y peligroso.

         El viernes 25 de septiembre, a las 10 de la mañana da inicio el pleno en sesión extraordinaria con la presencia de todos los miembros de la Junta Revolucionaria: D. Juan Jiménez, D.  Diego León, D. Francisco Calle y D. Juan Rubio, bajo la presidencia de D. Vicente Dorado. Tras debatir sobre lo ocurrido la tarde y noche del día anterior acuerdan, como única fórmula para paliar el daño y mantener el orden, publicar un bando que obligue a todos los vecinos a entregar las armas que tenga en su poder. El secretario municipal, D. Francisco Andrade, se pone manos a la obra y tras concluir el bando, lo lee a los componentes de la Junta con el objetivo de recibir su aprobación y pasar de inmediato a divulgarlo.  El Sr. Andrade lee:

«BANDO»

«Esta Junta revolucionaria, celosa de proveer con todos los medios que están a su alcance el sostén del orden público y la defensa de los principios de libertad proclamados, y con el fin también de organizar el mejor servicio de la fuerza ciudadana de esta localidad ha acordado y manda que toda persona que tenga en su poder armas de fuego de cualquiera clase las presenten en esta secretaría en el término de 24 horas; en el supuesto de que el que no cumpla esta disposición será considerado y tratado como traidor a la patria.

Fuente de Piedra  y Setbre, 25 de 1868.  [siguen firmas]»[4]

         Esa misma tarde, la Junta Revolucionaria de Fuente de Piedra recibe instrucciones de la Junta de Gobierno de Antequera para que a D. Eleuterio Granados Luque, que más tarde será nombrado comandante del Resguardo, se le haga entrega:

«[…] de las armas de los empleados del Resguardo de la Laguna Salada y las demás que haya disponibles en la población».[5]

         Dos semanas más tarde, el domingo 11 de octubre, D. Juan María Chacón, hasta entonces comandante del Resguardo Especial de Rentas de La Laguna, era cesado en el cargo, al tiempo que el 19 de ese mismo mes cesaban los miembros de la Junta Revolucionaria provisional, que definitivamente quedaba compuesta por D. Juan Fernández Pachón, como presidente y los concejales D. Francisco del Pozo Casado, D. Juan Pachón Fernández, D. Pedro León Fernández, D. José Navarro, D. Diego García y D. Diego Alarcón. 

Antes de finalizar el año, el miércoles 30 de diciembre, a las cinco y veinte de la tarde, el jefe de la estación de ferrocarril recibe un despacho telegráfico. A las 6 de la tarde ya está su contenido en poder del alcalde. Se ha declarado el estado de sitio.[6] Y días más tarde, el 13 de enero de 1869, D. Juan Fernández recibirá la notificación de haber sido declarado el estado de guerra en toda la provincia. Noticia que, de inmediato, puso en conocimiento de todo el vecindario.[7]

             

 

[1] AMFP. A.C. de 23 de septiembre de 1868.

[2] D. Vicente hace alusión a las extracciones de sal protagonizadas por los vecinos con motivo de la sublevación de 1854, que llevó al país a la etapa conocida como Bienio Progresista.

[3] D. Vicente y el resto de la Corporación entienden, equivocadamente, que el dueño de la Laguna es el pueblo de Fuente de Piedra.

[4] AMFP. Doc. de Sec. Año 1868, 25 de septiembre, doc. N.º 78.

[5] Ibidem. Año 1868, 25 de septiembre, doc. N.º 243.

[6] Ibidem. Año 1868, 30 de diciembre, doc. N.º 604v. Despacho telegráfico.

[7] Ibidem. Año 1869, 13 de enero, doc. N.º 432.

 

 

 

Fragmento de Historia Temática Villafontense

Capítulo.-  Momentos Históricos

La Revolución «La Gloriosa»

Francisco Muñoz Hidalgo

(Obra en composición)

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