FUENTE DE PIEDRA
Servicios Públicos
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OTROS ESTABLECIMIENTOS PÚBLICOS
Al igual que el resto de pueblos de características similares, Fuente de Piedra contó a mediados del siglo XIX con una serie de establecimientos públicos encargados de abastecer a la población de los artículos más necesarios para el desenvolvimiento de su vida diaria. Establecimientos que contaron con su correspondiente licencia de apertura, facilitada por el Ayuntamiento, y cuya relación hemos podido recoger a partir de unos datos estadísticos solicitados en 1848. Hemos podido comprobar que en la relación no están todos, sólo algunos de ellos, vigentes al rayar el meridiano del siglo XIX. El informe detalla la profesión o negocio, número de ellos cuando había varios y nombre del propietario, según detalle siguiente:1
Establecimiento Cant. Propietario/s
Taberna 1 -Juan de Alcalá
Tienda de Abacería 2 -Juan Montilla
-Juan María Rodríguez
Carpintero 1 -Francisco Ruiz Parra
Herrero 1 -Fernando Fajardo.
Albañil 1 -Diego de Reyna
Mesonero 1 -Apolonia Rodríguez
Zapatero 2 -Miguel Cañero
-Juan de la Torre Leiva
Alarife 1 -Juan Cano
Albeytan2 1 -Juan Jiménez Ruiz.
Barbero 1 -Juan Duarte
Cabrero 1 -José de la Torre Solís
Tienda de Pan 2 -Bartolomé Essmo.
-Juan Muñoz Martos.
Vendedor de Hortalizas 1 -Juan Fernández Velasco.
Molino Aceite (máquina) 1 -Diego Casasola.
En la citada relación aparecen algunas de las profesiones y negocios más comunes, aunque, por supuesto, insistimos, no todos los existentes. En concreto, la posada no figura, y en el tiempo que tratamos (mediados del XIX), convivieron al menos dos de ellas como hemos podido comprobar en otros documentos y, salvo error de apreciación por nuestra parte, no hemos considerado que el mesón relacionado en la estadística, se corresponda con ningunas de las fondas o posadas que en aquel momento había. Por otra parte, también hubo otros negocios, o intento de ponerlos en marcha en el arrabal de La Realenga, de los que damos cuenta al final de este capítulo.
LAS POSADAS.- En la segunda mitad del siglo XIX sabemos que uno de los posaderos se llamaba D. Francisco Martín Rodríguez3 y que su establecimiento estaba en la hoy llamada calle Pepín Acuñas, anteriormente Pardo Casasola y popularmente conocida como calle “La Posá”. Y también sabemos que en el siglo XIX, en esa misma calle existió otra posada, de la que desconocemos el nombre de su propietario. No hemos de olvidar que desde el nacimiento del pueblo en 1547, si hubo algún negocio que prosperó fue el de posadero y mesonero dada la afluencia de gente que venía a tomar las aguas de la “fuente de la piedra”, como afirman las crónicas, circunstancia que propició que naciese el pueblo al que da nombre.
EL ESTANCO.- El Estanco en Fuente de Piedra podríamos decir que tenía ciertas peculiaridades respecto a los municipios comarcanos, dado que en él se custodiaba y vendía uno de los bienes estancos que dan nombre al establecimiento: la sal. Ya hemos visto en otros capítulos de esta Historia Temática Villafontense la importancia que la sal ha tenido a lo largo de la historia local y, ahora, su alcance, también llega al establecimiento en que se producía parte de su venta: El Estanco. En él se custodiaba y vendía el papel de Estado, el tabaco y la sal como apuntábamos más arriba. Pues bien, el estanco tampoco figura en la relación anterior. En 1850 el estanquero era Atanor Mancheno,4 y cinco años más tarde, Justo Giménez, y ambos, por su cargo, se convertían en los representante de la Hacienda Pública en el municipio.5
En 1857 al caer enfermo el titular del establecimiento, fue sustituido por un vecino del pueblo. En estas circunstancias, un tal Francisco Castilla se dirigía al Administrador Principal de la Hacienda Pública de Málaga, solicitando el puesto de estanquero, alegando que el establecimiento se encontraba abandonado. El administrador puso el grito en el cielo al creer desatendido “su negocio”, por lo que tuvo que mediar rápidamente el alcalde dando explicaciones e informando que el titular del establecimiento estuvo enfermo, que fue asistido en Antequera de sus dolencias y que en ese intervalo de tiempo fue sustituido por una persona de confianza, que en ningún caso el estanco había quedado desatendido y, al tiempo de responder por carta sobre ese asunto, su titular ya se encontraba recuperado y desempeñando su cometido.6
En el estanco se vendía además de la sal, los sellos de franqueo, el papel del Estado en sus diversas modalidades, la pólvora y el tabaco de cualquier procedencia, es decir, habanos, filipinos, virginianos y peninsulares.7
En 1866 el estanquero oficial, Diego León Fernández, era separado de su cargo sin que conozcamos el motivo8 y nombrado interinamente Rufino Pozo,9 que ocupó el puesto hasta que se nombró un nuevo titular: Diego Ruiz Guerrero.10 Aunque se vivían tiempos muy inestables, alguna incidencia tuvo lugar, pues no tardó en cesarse a D. Diego y restituir de nuevo al interino Rufino Pozo.11 Finalmente, la plaza fue adjudicada a Francisco Castilla,12 el mismo que, en su momento, presentó la denuncia de abandono del establecimiento y cuya plaza venía persiguiendo de tiempo atrás. Pero poco duró en el puesto; la llegada de la nueva clase política trajo consigo algunos cambios y entre ellos la del titular de la plaza del estanco, que pasó a manos de Juan Mocete, que lo desempeñó hasta que en diciembre de 1872 le fue adjudicada a Ramón Díaz.13
El que el estanco dependiese de la Administración Económica de la Provincia tenía su fundamento en que gran parte de los ingresos del tesoro llegaban por esta vía, es decir, por la venta de bienes estancados. Uno de estos bienes, aunque en Fuente de Piedra el más importante por razones obvias fue el de la sal, era el tabaco, que también aportaba unos ingresos muy considerables. Y, al igual que ocurría con la sal, el tabaco también fue objeto de contrabando, lo que provocaba que los importes que se ingresaban por este concepto cayesen de forma drástica cuando se intensificaba el fraude, con las funestas consecuencias que para el erario público el contrabando suponía.14
LAS TABERNAS.- Decíamos en otros capítulos que los años de la década de 1850-60 fueron económicamente desastrosos, sin embargo, como “las penas con vino son menos”, en 1859 se daba licencia de apertura a otro establecimiento15 para la venta de vino, aguardiente, licores y carne al por menor.
Las tabernas de D. Juan Pachón Giménez y Antonia Cano Guillen, ambas instaladas en la C/ Los Carros, hoy llamada Nuestra Señora de las Virtudes, como el resto, tenían autorización para estar abiertas hasta una hora prudencial, la cual iba en función de la situación política del momento. Y como la taberna era la única diversión que tenían los mozos, pues se hacía oídos sordos a los bandos que se emitían. Por este motivo se denunció a ambas tabernas por permanecer abiertas a partir de las diez y media de la noche, a pesar de que se había emitido un bando, el cual no se respetaba.16
También se adoptaron duras medidas contra el casino, al tener noticia el gobierno de la provincia que en él se apostaba en juegos prohibidos por la ley.17
Cuatro años más tarde seguía sin respetarse el cierre de los locales. En 1886 la Guardia Civil denunciaba a José Alarcón Vegas, propietario de un “café” por tenerlo abierto a las dos de la madrugada.18
Las tabernas, los “cafés” y el casino, siguieron su andadura, proliferando las primeras por todos los rincones del municipio, instalándose los “cafés” en el centro y desapareciendo el casino durante la dictadura del General Franco.
LA REALENGA.- El casco urbano villafontense se encuentra situado en el corazón del término municipal, término bastante extenso respecto al de los pueblos que lo rodean. Por el contrario, el núcleo urbano de Humilladero se localiza junto al límite jurisdiccional de ambas poblaciones, lo que dio lugar a la creación de un caserío en el margen izquierdo de la realenga que se erige en línea divisoria de ambos términos, lo que implica que las viviendas de dicha margen estén sujetas a la jurisdicción villafontense.
Ese caserío, o conjunto de viviendas recibe el nombre de La Realenga y cuenta con un alcalde pedáneo, al igual que lo tuvo Fuente de Piedra respecto de Antequera, hasta que en 1820 consiguió la segregación y se constituyó en municipio. Pues bien, dicho esto, hasta allí llegó la expansión comercial. La máxima autoridad municipal villafontense permitió que se aperturara un puesto de venta de especies de consumo que, lógicamente, hacía la competencia a los establecimientos del ramo ubicados en Humilladero, dada su proximidad, lo que ocasionó una enérgica protesta por parte del alcalde del pueblo vecino.19 Al no ser atendida la protesta, el administrador provincial de contribuciones, D. Manuel del Corral20 se dirigió al Ayuntamiento, para anunciarle que se retirase ese puesto al menos hasta una distancia igual entre ambos pueblos.21 La máxima autoridad villafontense desatendió igualmente la propuesta del Sr. Corral y éste amenazó con informar del desacato al Gobernador de la Provincia si en el acto de recibir aquella comunicación no cerraba el puesto de venta de consumo.22
Y no sería la única vez que tuvo que intervenir la autoridad provincial; más de un vecino intentó instalar allí su negocio y dado que se encontraba un tanto alejado del pueblo, a veces lo abría sin autorización por parte del cabildo villafontense. Pero la competencia hacia saltar la alarma en Humilladero que denunciaba lo que, entonces, se consideraba un atropello. Entre otras incidencias, en este sentido, veinte años más tarde se aperturaba sin permiso una tienda de tejidos que requirió la intervención de las autoridades malagueñas.23
Fragmento de “Historia Temática Villafontense”
Capítulo.- Servicios Públicos:
Otros Establecimientos Públicos
por: Francisco Muñoz Hidalgo
(Obra en composición)
NOTAS:
1 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1848. Doc. 86. Estos datos responden a los arrojados por la estadística requerida en 1848, de la que hemos extraído una valiosa información que abarca varios campos.
2 Veterinario
3 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1850 Doc. Nº 118
4 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1850 Doc. Nº 201
5 A.M.F.P.Doc. Sec. Año 1855 Doc. Nº 120.
6 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1857 Doc. Nº 386
7 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1858 Doc. Nº 28 y 29
8 En estos años, en que la alternancia en el poder era bianual, cabe suponer que respondió a cuestiones de tipo político, simpatías con los gobernantes o sinecura, circunstancia esta última que se prolonga hasta .la dictadura franquista.
9 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1866 Doc. Nº 50
10 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1866 Doc. Nº 26
11 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1866 Doc. Nº 109
12 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1869 Doc. Nº 418
13 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1872 Doc. Nº 393
14 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1874 Doc. Nº 44
15 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1859 Doc. Nº 378
16 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1882 Doc. Nº 260
17 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1884 Doc. Nº 546
18 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1886 Doc. Nº 13
19 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1852 Doc. Nº 481
20 Responsable de la época de la Administración de Contribuciones Indirectas de la provincia de Málaga.
21 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1852 Doc. 484
22 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1852 Doc. Nº 480
23 A.M.F.P. Doc. Sec. Año 1876 Doc. Nº 113