FUENTE DE PIEDRA
Fuente de Piedra en la historia de un secuestro
A veces, buscando algo concreto lo que termina apareciendo no es lo buscado, sino algo insospechado. Y así ocurrió que buscando información en la obra de D. Julián Zugasti, político, gobernador en varias provincias y uno de los pocos que combatió con éxito el pujante bandolerismo en la segunda mitad del siglo XIX, encontré en los volúmenes 8 y 9 de su obra El bandolerismo: Estudio social y memorias históricas, desarrollada en la narración IV que titula La Huerta del Tío Martín (historia de tres secuestros), el nombre de Fuente de Piedra vinculado al relato, el cual trata del rapto del joven José María de Reina, hijo de un rico hacendado de El Arahal (Sevilla).
En la historia se menciona la posada del pueblo, la fuente medicinal y dos vecinos, el secretario y el maestro. Pensando que estos personajes podrían haber sido producto de la imaginación de D. Julián para «vestir» la narración del secuestro, volví a llevarme otra sorpresa al comprobar que en el censo de población de 1867 de Fuente de Piedra, el secretario del Ayuntamiento, D. Francisco Andrade Galindo, era natural de El Arahal, de 40 años de edad, casado con Doña Ana María Reyes Pacheco y dos hijas, Adelaida y Virtudes. Otro tanto ocurría con el maestro de escuela, D. Juan Gallegos Vega, también natural de El Arahal, de 30 años, casado con Joaquina del Pozo Rubio y una hija, Rosario, de 1 año. La historia encajaba. Los hechos ocurrían entre los años 1869 y 1870 y resumidos, fueron estos.
A las afueras de Casariche (Sevilla) hay una huerta que llaman del Cable, próxima a la vía férrea que fue arrendada o comprada por Francisco Fernández Baena, natural de Mollina, al que llamaban «El tío Martín», que en connivencia con varios bandidos de la comarca utilizó el sótano de la casa de la huerta para esconder a los secuestrados por los bandidos. De esos secuestros, el que nos interesa es el del joven José María de Reina, hijo del rico hacendado arahalense D. Manuel de Reina.
Siguiendo las indicaciones de los secuestradores, D. Manuel hizo entrega en la venta del Agujero en Málaga de los 45.000 reales que había podido reunir; cantidad muy inferior a los ocho mil duros (160.000 reales) que se habían pedido por el rescate. Para una segunda entrega, los secuestradores daban unas instrucciones muy precisas:
«[…] y seguirá con dirección a la Jara: pasara por medio de ella con dirección a Sierra de Yegua, la que atravesara, llegando a Fuente-Piedra: se parara dentro del pueblo en la fuente, y si no salen a pedirle el dinero en todo el camino, cuanto sea de día en una posada de Fuente-Piedra donde estará todo el día, y cuanto llegue la noche…»
Con sólo 15.000 reales que la familia de Reina había conseguido reunir, para esa segunda entrega, siguiendo las instrucciones de los secuestradores llegó a Fuente de Piedra José Camacho, alias «Pedregales», el mismo que había entregado el dinero en Málaga, y amigo de la familia del secuestrado. Camacho fue reconocido por el maestro que le vio entrar en el pueblo, llegar a la fuente, hablar con algunos vecinos y finalmente dirigirse a la posada. Sin pérdida de tiempo, el maestro fue a casa del secretario, en la calle Los Carros (hoy Ntra. Sra. de las Virtudes), y lo puso al corriente de lo que había observado, quedando en visitar al tal «Pedregales», en la posada, la mañana siguiente, antes de iniciar ambos sus tareas en la escuela y el ayuntamiento.
A la mañana siguiente, en la posada, Camacho fue interceptado a la salida de su habitación por uno de los secuestradores, un individuo alto y delgado, que más tarde sería identificado como el «Moreno de Mollina», y «Pedregales» reconoció como uno de los que acudió a recoger la primera remesa de dinero en la venta del Agujero en Málaga. Tras breve conversación le dijo el secuestrador: «Ahora hay aquí mucha gente; yo volveré luego al oscurecer, y me dará usted eso» y se marchó de inmediato.
Cuando Camacho bajó al salón para tomar su desayuno, le esperaban sus paisanos y tras los saludos de rigor le preguntaron a su amigo si su visita se debía al secuestro del señor de Reina, cosa que «Pedregales» negó rotundamente. Pero no siendo muy convincentes sus escusas, tras despedirse los tres paisanos arahalenses, el secretario esperó impaciente a D. Juan Jiménez, entonces alcalde villafontense y lo puso al corriente de sus recelos. Una hora más tarde ya había apostada guardia de paisano en los alrededores de la posada para sorprender a los malhechores si se presentaban. Sin embargo, bien porque conocieran las disposiciones del alcalde, o sospecharan de la gente que se mantenía cerca de la posada, nadie se presentó a reclamar el dinero, a pesar del contacto habido con Camacho esa misma mañana, antes de la visita de sus paisanos, el maestro y el secretario.
De forma involuntaria, la actuación del alcalde había puesto en peligro la vida del mediador Camacho y del secuestrado.
Molesto «Pedregales» por la incomparecencia del secuestrador, que había prometido volver a la posada para recoger el dinero cuando hubiese menos gente, decidió regresar a El Arahal, ajeno a la causa que había motivado la incomparecencia.
Aunque en este punto Fuente de Piedra sale del escenario del secuestro, para no dejar hilos sueltos concluiremos que el rapto termino felizmente gracias a la pericia de D. Julián Zugasti que pudo descubrir el cubil de los bandidos mediante un ingenioso ardid consistente en enviar supuestos mendigos que repetían ciertas cantinelas, que en el caso que no ocupa, una vez recibida la limosna, el mendigo decía: «¡Gracias a Dios! Vengo de La Alameda y voy para Casariche y hasta ahora no he encontrado un alma caritativa, que me socorra.» Cantinela que permitió localizar el sótano de la Huerta del tío Martín. El Tío Martín confesó sus crímenes y en su locura propuso al juez traerle las cabezas de todos los bandidos de la comarca. Pero su proposición fue rechazada. Cuando lo devolvían a la cárcel de Estepa el 31 de julio de 1870, los bandidos quisieron liberarlo, pero la Guardia Civil, aplicando la Ley de Fugas lo mató en la dehesa de los Cerverales (cerca del Puntal del Sur).
Fruto del azar, Fuente de Piedra se vio involucrada en el secuestro del señor de Reina, sin que sepamos si la actuación municipal fue provechosa para el desenlace; lo que sí sabemos es que a punto estuvo de costarle la vida al mediador «Pedregales» y al secuestrado señor de Reina. La población no estuvo al corriente de lo que pasaba. En cambio, veinticinco años sufrió, a la par, el secuestro de dos vecinos, el de Manuel de la Fuente Reyes, hijo de la dueña del cortijo de Cabrera y el de José García del Águila, labrador del cortijo de Sequera. Pero de ello daremos cuenta en otra nota, porque esa es otra historia.
Francisco Muñoz Hidalgo