Ranos 54-55
Ranos 54-55

FUENTE DE PIEDRA

 

Política y Gestión Municipal

 

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LA GESTIÓN MUNICIPAL

(1916-1931)

En noviembre de 1916 se inicia un incesante cambio de concejales que no se detendrá hasta mayo de 1918, cuando unas nuevas elecciones completen además en su totalidad el número de ediles que debía componer el Ayuntamiento.[1] Desde 1911 la vara de mando estuvo en mano de D. Francisco Luque Pachón, que la mantuvo hasta que en abril de 1916 solicitó licencia por prescripción facultativa.[2] En su ausencia las sesiones fueron presididas por el primer teniente de alcalde D. Manuel Carrero Sánchez. Pero la situación se complicó cuando en la sesión de 8 de noviembre de 1916 tres concejales solicitan el  cese en sus cargos por motivos de salud.[3] Sustituidos por otros tantos suplentes, se procedió además a la elección de cargos vacantes, entre ellos el de alcalde-presidente.[4] Y aquí empiezan los problemas. El nuevo Ayuntamiento queda encabezado por D. Bartolomé Espinosa Mancheño, elegido alcalde-presidente; D. Antonio Díaz Pachón, que  ocupó el puesto de 2º teniente de alcalde y D. José Martín Gallardo, el de regidor-síndico. El resto de los miembros continuaron de regidores o concejales. El color político de la Corporación había cambiado; de una ideología moderada-conservadora pasa a progresista-radical. A resultas de ello se producen una serie de situaciones que enrarecerán el ambiente municipal.

A la sesión del miércoles 29 de noviembre de ese año de 1916 no acudió suficiente número de concejales, por lo que no se pudo celebrar el pleno. La convocada para el martes 5 de diciembre quedó arruinada. A pesar de faltar tres concejales de los que componían la Corporación, asistieron los seis restantes; número suficiente para que se celebrase. Nada más empezar, sin esperar turno de palabra, el Sr. Luque Pachón, que había sido alcalde en años anteriores y ahora formaba parte de la bancada de concejales, invitó al resto de sus compañeros a desalojar el salón al no reconocer al nuevo secretario, toda vez que el alcalde entrante, D. Bartolomé Espinosa, a dedo y sin consultar al resto de la Corporación destituyó al secretario titular de la plaza, D. Antonio Velasco Fajardo. Sería el secretario accidental el que levantaría acta de la sesión, quedando reflejado en ella el incidente, y sin más firmas para dar fe de lo ocurrido que la suya propia y la del alcalde, Sr. Espinosa. Se vuelve a citar por papeleta a los ediles al pleno a celebrar el día siguiente, miércoles  6, que tampoco pudo desarrollarse al no asistir los convocados.[5] Se prepara nuevo pleno para el 9 de diciembre, o sea, tres días más tarde, con el mismo resultado: no compareció ningún concejal. Sin embargo, el alcalde Sr. Espinosa, aludiendo que era en segunda convocatoria, abre la sesión a pesar de estar solo en la sala de sesiones y bajo la mirada expectante del secretario interino, Sr. Federico Genovés, pieza clave de todo este conflicto, levanta acta de esa anómala sesión en la que deja el cargo en su categoría de provisional, pasando a ser nombrado secretario interino. El acta únicamente fue firmada por el alcalde y el propio secretario Sr. Genovés,[6] circunstancia que nos indica como está la situación.

         A la convocatoria del miércoles 13 de diciembre tampoco acude ningún concejal.[7] D. Bartolomé Escribano se estaba quedando solo. La citación al pleno prevista para la semana siguiente, miércoles 20, tiene los mismos efectos, queda suspendida por falta de cuórum; no acude ningún concejal y el secretario deja constancia de ello con la oportuna diligencia.[8] La sesión del miércoles 23 se celebra a pesar de no ser firmada por ninguno de los concejales que se dice comparecieron al acto y cuyo objetivo era cesar al agente municipal en la capital, Sr. Nogueira, para nombrar de sustituto a D. Pedro A. Rozo. Al margen del acta figuran como comparecientes varios concejales, pero ninguno de ellos la firma, lo que induce a pensar que el máximo edil y el secretario interino pudieron falsear el acta. A la convocatoria del miércoles 27 tampoco acudió ningún concejal, dejando constancia de ello el secretario mediante diligencia.[9] Y otro tanto ocurre con la última del año, la del domingo 31 de diciembre que, si bien trata una serie de temas que en acta se manifiesta son acordados por unanimidad, no hay un solo concejal que firme ese acuerdo, constando al final del documento solo las firmas del alcalde y el secretario,[10] lo que predispone a creer, de nuevo, que el acta fue falseada en cuanto a los asistentes.

         El nuevo año no empezó con mejor pie. A la cita del día 3 de enero de 1917 no acude nadie, quedando constancia de ello.[11] Y así se viene repitiendo durante todo el mes de enero: citaciones y no comparecencias.

         La sesión del viernes 2 de febrero recoge varias renuncias al cargo asignado, alegando avanzada edad en los casos del primer teniente de alcalde Manuel Carrero Sánchez y la del regidor-síndico José Martín Gallardo, y aduciendo motivo de salud, la presentada por Francisco Luque Pachón. En ese mismo acto, el segundo teniente de alcalde, Antonio Díaz Pachón, era nombrado síndico de forma interina,[12] y dos meses más tarde ratificado en el puesto.[13]

         Fuente de Piedra también está viviendo su particular Crisis de 1917. Si unas líneas más arriba decíamos que no empezaba bien el año, el verano no fue mejor: el acta del jueves 28 de junio recoge la renuncia de los tres máximos mandatarios del gobierno municipal, o sea, que presentan su dimisión el alcalde-presidente, y el primer y segundo teniente de alcalde. En el mismo acto eran elegidos alcalde-presidente, D. Vicente Rubio Dorado, primer teniente de alcalde, D. Francisco Martin Mora y segundo teniente de alcalde, D. Francisco León del Pozo.

         A partir del viernes 29 de junio se empieza a vislumbrar cierta normalidad municipal. El acta capitular de la sesión celebrada dicho día recoge la anulación del expediente y la orden de reincorporar de nuevo al secretario Sr. Velasco, cesado por el alcalde interino D. Bartolomé Espinosa Mancheño, motivo que había impulsado a los concejales, esos meses atrás a no acudir a los plenos a los que se les convocaba. Reincorporado a su puesto el secretario titular, Sr. Velasco Fajardo, quedó de manifiesto el atraso que los servicios municipales habían sufrido.[14] En acta se detallaron los asuntos pendientes de ejecución y los errores habidos en los que se había iniciado su proceso.

         Decíamos más arriba que se vislumbraba cierta normalidad como consecuencia de la incorporación del secretario Sr. Velasco, pero ese mismo día presentaban su dimisión por encontrarse físicamente imposibilitados los concejales Diego Dorado Pozo y Francisco López Flores. Sus renuncias fueron aceptadas, se dio conocimiento al Gobierno Civil y la Corporación municipal continuó su agenda con dos concejales menos hasta que el 16 del julio fueron nombrados para sustituirles Manuel Carrero Sánchez y Rafael Alarcón Vega.[15] Es significativa la reincorporación de D. Manuel Carrero Sánchez, que meses antes había presentado su dimisión alegando avanzada edad.

         El acta capitular de 6 de julio recoge una cascada de renuncias que solo se explica por los movimientos políticos del momento. Renuncian de sus cargos el Depositario de los Fondos Municipales y también dimite el Recaudador. Desde Málaga también presenta su renuncia el agente que gestiona los asuntos municipales en la capital, Pedro A. Rozo, que había sustituido al Sr. Nogueira cuando D. Bartolomé tomó la Alcaldía interina y cesó a este último, y también, de forma verbal, se despidió el escribiente que D. Bartolomé incorporó a la secretaría para que ayudase al secretario provisional,[16] Sr. Genovés Bernal, que había sido elegido a dedo sin tener en cuenta la opinión del resto de concejales de la Corporación. Decisión desafortunada que desencadenó una profunda crisis municipal desde noviembre de 1916 hasta bien entrado el mes de julio de 1917. El acta capitular de 25 de julio incluye una providencia que da cuenta de las irregularidades cometidas por el alcalde interino D. Bartolomé Espinosa durante el tiempo que ejerció el cargo, sin que hubiera contado con el resto de la Corporación.[17]

         Dos semanas más tarde, el 13 de agosto, el gobernador civil comunicaba a la Alcaldía los nombres de cuatro concejales interinos.[18]

Antes de finalizar el año, el acta capitular de 27 de diciembre recoge un nuevo cambio en la Corporación. Cuatro de los concejales interinos son  cesados y sustituidos por otros tantos, igualmente interinos.[19] Pero poco durarán en el cargo. La designación indicada por el gobernador civil de la provincia era anulada por el Ministro de la Gobernación, que afectó parcialmente, pero cesaban cuatro concejales y solo se incorporaban dos,[20] lo que dejó La Corporación con 7 concejales y dos vacantes sobre el cupo de 9 miembros asignados con que debía contar el cabildo villafontense, en función de su número de habitantes.

A finales del primer trimestre de 1918, cuando empieza la administración local a desenvolverse con cierta normalidad, surge un primer inconveniente: a La Guardia Civil, que tiene su residencia en régimen de alquiler en el número 22 de la calle Ancha,  le es anunciada que debe de abandonar el edificio. A esto se suma la subida del alquiler al inmueble en que se ubica el Ayuntamiento y la Estación de Telégrafos.[21] Para solucionar el problema, en la sesión plenaria de 14 de marzo de 1918 se acuerda solicitar un crédito de 20.000 ptas; cantidad estimada para la adquisición del inmueble donde ubicar las oficinas municipales y el Cuartel de la Guardia Civil. Importe que sería reintegrado en el plazo de cinco años.

Meses más tarde, en septiembre, D. Rafael Pardo Porras, dueño de la casa en la que en régimen de alquiler se ubica la Escuela de Niñas, solicita al alcalde D. Vicente Rubio Dorado el desalojo del edificio para final de diciembre. En esta situación, dado que el Ayuntamiento ha quedado empeñado cinco años por la adquisición del inmueble para ubicar el Ayuntamiento, la Casa Cuartel y Estación de Telégrafos, se acuerda por unanimidad proponer a D. Francisco Luque Pachón, exalcalde villafontense desde 1911 a 1916 y que tanto bien venía haciendo por el pueblo, que dada la situación económica que atravesaba el Ayuntamiento, anticipase la cantidad necesaria para construir dos locales escuela en la que fuera Casa Panera (calle Ancha, 12), inmueble ya de propiedad municipal. Anticipo cuyo importe le sería reintegrado pasados los cinco años siguientes por estar el Ayuntamiento empeñado.[22]

A nivel nacional, entre 1918 y 1920, los ciudadanos se vieron obligados a acudir a tres comicios para elegir a los diputados que debían sentarse en el Congreso. El caos político entre 1918 y 1920, con tres elecciones, sumieron a España en el desconcierto. En  Fuente de Piedra, los atentados a los hilos del telégrafo por los que viajaba la información desde que en 1915 empezase a funcionar la tan deseada oficina de telegrafos, se vieron afectados desde finales de 1918 hasta bien avanzado abril de 1919. Quizás, el anuncio de nuevas elecciones a celebrar el 1 de junio de 1919 frenó estos ataques a la red telegráfica, que empezó a funcionar con normalidad a partir de abril. En este sentido, el 29 de ese mes, la jefa de la Estación de Telegrafos, Dª Elvira Velasco, informaba al alcalde que, según nota de prensa, se había restablecido la normalidad en el servicio telegráfico y desde ese momento el personal de la oficina telegráfica de Fuente de Piedra se ponía a disposición del gobierno de S. M., reanudaba su trabajo, y rogaba al alcalde que comunicase esa manifestación al gobernador provincial.[23]

En 1920, iniciando la década, entre los acuerdos municipales destaca la enajenación de terrenos de la zona conocida como la Sota,[24] que hasta entonces era un descampado, iniciándose la construcción de viviendas al sureste del municipio, en dirección al palacete del Conde del Castillo de Tajo y en sentido contrario hasta alcanzar el cruce con las calles Obispo Spínola (hoy La Iglesia) y el Camino de Campillos (calle Campillos en la actualidad). Es así es que a partir de 1920 se generaliza la construcción de la actual Avda. de Andalucía. Este acuerdo se tomó el 29 de julio y también se puso sobre la mesa la urgente necesidad de ampliar el cementerio municipal, pues el único patio con que contaba, adquirido en 1855, había quedado pequeño. Desgraciadamente, la ocasión se presentaba  un año más tarde, en 1921, pues la derrota infligida a las tropas españolas por las tribus rebeldes del Rif, comandadas por Abd el-Krim, cerca de la localidad marroquí de Annual, en la que fallecieron en torno a 11.500 miembros del ejército español, sumió en el desánimo a la población española, incluída la villafontense, quedando testimonio en las actas capitulares del momento de los hechos. En estas circunstancias se acordó como medida de luto suspender los actos lúdicos de la inminente fiesta y destinar las 1.000 ptas. presupuestadas a este fin a la adquisición de un segundo patio a anexar al actual camposanto.[25]

La política municipal de los años 1920 a octubre de 1923, bajo los mandatos de D. Vicente Rubio Dorado y D. Francisco León del Pozo, fue relativamente tranquila, hasta que el 13 de septiembre de 1923 el capital general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, da un golpe de Estado.

         Con la dictadura primoriverista quedaron arrinconadas las libertades políticas y las demandas proletarias, se suspendió la Constitución, se disolvieron los ayuntamientos y se declaró el estado de guerra. En Fuente de Piedra, tras estos acontecimientos, el alcalde, D. Francisco León del Pozo, convoca a la Corporación a un pleno extraordinario el sábado 22 de septiembre quedando de manifiesto en acta la adhesión al Directorio Militar de Primo de Rivera.[26]

         El martes 2 de octubre se vuelve a reunir la Corporación en sesión extraordinaria, pero la convocatoria no parte de alcalde, sino de la autoridad militar villafontense. El teniente de la Guardia Civil D. José Gómez Rojas preside el acto y de inmediato disuelve el Ayuntamiento sustituyén-dolo legalmente, según la ley municipal, con vocales de la Junta de Asociados. De esta guisa son provisionalmente elegidos los vecinos D. José García Dorado, en funciones de alcalde; D. Plácido de la Torre Carrascosa, Primer teniente de alcalde; D. José Galisteo Martín, Segundo teniente de alcalde, completando la Corporación, otros seis concejales, de los cuales dos dimitirán antes de finalizar el año.[27]

         Dos días más tarde, el jueves 4, esa nueva Corporación provisional daba vía libre a la solicitud del abogado D. Fermín Martínez Huarte en representación de «Lozano Pintado y Compañía», para construir en la Sota, una Fábrica  de extracción  de aceite  de orujo por medio del sulfuro de carbono, y otra fábrica para de jabones.[28]

          Esta Corporación provisional pronto empezó a desintegrarse. El 2º teniente de alcalde D. José Galisteo Martín abandona el cargo por ser incompatible con el que venía asumiendo de Recaudador Municipal.[29] Será uno de los concejales, D. Francisco Montero Casado, el que lo sustituya,[30] pero seguía quedando una vacante en la Corporación. Y si esto ocurría a  primeros de noviembre, a finales de ese mes será otro concejal el que abandone el escaño, D. José López Flores, que alegaba su avanzada edad[31] y la enfermedad que padecía.

         El 22 de febrero del año siguiente, el delegado gubernativo del partido, teniente coronel de infantería D. Ricardo Serrador Santés vuelve a visitar el pueblo, revisa las cuentas, repone los dos concejales faltantes, da una serie de recomendaciones y felicita a la Corporación por ser la única de su distrito que no ha tenido necesidad de destituir.[32]

En el pleno de la semana siguiente se leía una solicitud cuyo objeto era homenajear al fallecido D. Francisco Luque. La Corporación acuerda por unanimidad apoyar el proyecto.

Mes y medio más tarde, el domingo 6 de abril, volvía el teniente coronel Ricardo Serrador, disolvía el Ayuntamiento provisional y con algunos cambios, nombraba una nueva Corporación[33] que quedó presidida por D. José García Dorado.

Bien avanzado el verano, a finales de agosto, la oficina de telégrafos es clausurada. La Corporación mueve todos los hilos a su alcance para conseguir su reapertura, pero habrá que esperar varios años para verla de nuevo en servicio.

         En octubre, Plácido de la Torre Carrascosa, 1er teniente de alcalde, dimite de su cargo alegando enfermedad. Será el inicio de una larga cadena de dimisiones a partir de la primavera del 25.

         Por otra parte, de tiempo atrás se venía respirando cierto sentimiento antimonárquico en todo el país, que culminaría en una intensa campaña contra la monarquía a finales de 1924. Como respuesta a esa campaña antimonárquica surgió otra a favor, a la que Fuente de Piedra se suma siguiendo la iniciativa encabezada por el Ayuntamiento de Madrid y, el sábado 10 de enero de 1925, la Corporación villafontense, por unanimidad, según reza en acta, nombra a los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, alcalde y alcaldesa honorarios de Fuente de Piedra.

         Próximo al finalizar el verano de 1925, la política local vuelve a sufrir algunos cambios, que entendemos fueron muy positivos, pues la gestión había quedado reducida a mínimos y la llegada de los nuevos gestores pone en marcha nuevas iniciativas y recuperará con entusiasmo otras que habían quedado en cierto modo abandonadas o no debidamente atendidas.

         El sábado 29 de agosto presenta su dimisión el máximo edil D. José García Dorado. Tras un año de gestión como alcalde-presidente de la Corporación, nombrado por la autoridad militar al inicio de la dictadura primoriverista, abandona su escaño por su delicado estado de salud. Pero esta dimisión no vendrá sola, irá acompañada en ese mismo pleno de otras tres; las del primer y segundo teniente de alcalde, D. Rafael Pardo Porras y D. José López Rodríguez, aduciendo los mismos motivos: el mal estado de salud. Además de haber quedado disminuida la Corporación con la dimisión de los miembros de más responsabilidad, alcalde, y 1er y 2º tenientes de alcalde, se suma una tercera renuncia, la del concejal D. Enrique Pachón Pachón, alegando edad avanzada.[34] En esta situación toma provisionalmente el control de la Corporación D. Antonio Díaz Pachón, concejal de mayor edad, que tras ocupar el asiento del presidente procedió según la vigente ley municipal a la elección de

«[sic] alcalde interino, resultando elegido por seis votos el Concejal D. Remigio Rubio Tirado, el cual recibió del Alcalde saliente las insignias de su cargo pasando acto seguido a ocupar el lugar de la Presidencia en los escaños del Salón de Sesiones […]».[35]

         El problema quedará parcialmente resuelto el 18 de septiembre con el nombramiento de los cuatro concejales faltantes para completar la Corporación. Decimos parcialmente, ya que en el pleno celebrado ese viernes 18, al que asistieron todos los ediles, se votaron los cargos del nuevo Ayuntamiento, siendo elegidos: D. Remigio Rubio Tirado, por nueve votos a favor y una papeleta en blanco, alcalde presidente de la nueva Corporación; D. Francisco Acuñas del Pozo, 1er teniente de alcalde, y D. Antonio Díaz Pachón, segundo teniente de alcalde. También, otro concejal, D. Francisco del Pozo Acuñas, era nombrado Depositario. Pero al concluir la votación, dos concejales solicitan ser relevados de su cargo por razones de salud. De esta guisa, D. Francisco Montero Casado y D. Antonio Durán Martínez abandonan sus escaños y el nuevo Ayuntamiento arranca con dos concejales menos.[36] Varios días más tarde serán nombrados sustitutos D. Pedro Montero Navarro y D. Juan Montero Casado, quedando completo el cupo de la Corporación,[37] iniciándose una nueva etapa, la del quinquenio de 1925 a 1930, conocida como Directorio Civil de la dictadura de Primo de Rivera, en la que no nos detenemos aquí por haberlo hecho en detalle en el capítulo a él dedicado. Solo apuntaremos que el 10 de agosto de 1926 presentaba su dimisión el alcalde D. Remigio Rubio, que será sustituido por D. Francisco Acuñas del Pozo quien, a su vez, presentaría su dimisión dos años más tarde, siendo sustituido por D. Francisco Burgos Casado, que se mantendrá en el cargo hasta que en febrero de 1930, tras la dimisión de Miguel Primo de Rivera presentada al rey Alfonso XIII dará lugar a una nueva Corporación que quedará presidida por D. Diego Montero León, que será relevado por D. Francisco López Flores a primeros de 1931. Cargo en el que se mantendrá hasta que en abril, con la llegada de la II República Española, será destituido.

         La gestión y política municipal de la década siguiente (1931-1940), bajo la II República y la posterior Guerra Civil ha sido tratada ampliamente en sus correspondientes capítulos, por lo que damos un salto temporal en esta materia, reanudando el desarrollo de los acuerdos municipales en el siguiente capítulo.

 

 

[1] AMFP. A.C. de 3 de mayo de 1918.

[2] Ibidem. de 26 de abril de 1916

[3] Ibidem. de 8 de noviembre de 1916

[4] Ibidem. de 15 de noviembre de 1916

[5] AMFP. Libro de Actas Capitulares. Año 1916. Diligencia de 6 de diciembre.

[6] AMFP. A.C. de 9 de diciembre de 1916.

[7] AMFP. Libro de Actas Capitulares. Año 1916. Diligencia de 13 de diciembre.

[8] Ibidem. Año 1916. Diligencia de 20 de diciembre.

[9] Ibidem. Año 1916. Diligencia de 27 de diciembre.

[10] AMFP. A.C. de 31 de diciembre de 1916.

[11] AMFP. Libro de Actas Capitulares. Año 1917. Diligencia de 3 de enero.

[12] AMFP. A.C. de 2 de febrero de 1917.

[13] Ibidem. de 11 de abril de 1917.

[14] Ibidem. de 29 de junio de 1917

[15] AMFP. Corresp. Oficial. Año 1917, 16 de julio, doc. N.º 5619.

[16] AMFP. A.C. de 6 de julio de 1917.

[17] Ibidem. de 25 de julio de 1917.

[18] AMFP. Corresp. Oficial, Año 1917, 13 de agosto, doc. N.º 5621 y 5622.

[19] AMFP. A.C. de 27 de diciembre de 1917.

[20] Ibidem. de 16 de enero de 1918.

[21] Ibidem. de 14 de marzo de 1918.

[22] AMFP. A.C. de 26 de septiembre de 1918.

[23] AMFP. Corresp. Oficial. Año 1919, 29 de abril, doc. N.º 5633 y 5634.

[24] Ibidem. Año 1920, 29 de julio, doc. N.º 5642 y 5643.

[25] AMFP. Actas Capitulares. Sesión 11 de agosto de 1921.

[26] AMFP. A. C. Año 1923, sesión extraordinaria de 22 de septiembre.

[27] Ibidem. Año 1923, sesión de 2 de octubre.

[28] AMFP. A. C. Año 1923, sesión de 4 de octubre.

[29] Ibidem. Año 1923, sesión de 1 de noviembre.

[30] Ibidem. Año 1923, sesión de 15 de noviembre.

[31] Contaba entonces D. José López Flores 68 años. En efecto, se puede considerar una edad avanzada, si bien hay ediles que se mantienen en el cargo superando los 75 años.

[32] AMFP. A. C. Año 1924, sesión extraordinaria de 22 de febrero.

[33] Ibidem. Año 1924, sesión de 6 de abril.

[34] AMFP. A. C. Año 1925, sesión de 29 de agosto.

[35] Ibidem. Año 1925, sesión de 29 de agosto.

[36] AMFP. A. C. Año 1925, sesión de 18 de septiembre.

[37] Ibidem. Año 1925, sesión de 10 de octubre.

 

 

 

Fragmento de Historia Temática Villafontense

Capítulo.-  Política y Gestión Municipal

La Gestión Municipal de 1916 a 1931

Francisco Muñoz Hidalgo

(Obra en composición)

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