La Alianza Republicana fue una plataforma que agrupó a diversos partidos y agrupaciones de carácter republicano. Con la proclama del 14 de abril
de 1931, dicha plataforma se hace con el Gobierno Provisional de la Segunda República Española. Imitando su ejemplo, el gobierno municipal cae también de forma provisional en lo que se “supone” que
es el Comité de Alianza Republicana. Ahora bien, ¿existía en Fuente de Piedra esa Alianza? Parece ser que no, pues no hay signos de su existencia. Sin embargo, D. Joaquín Cortés Gálvez, el que fuera
dueño la fábrica de orujo, llegado poco tiempo atrás al pueblo, según datos recogidos más tarde por la Alcaldía, decía ser Presidente del Comité de la Alianza Republicana y lo cierto es que el 15 de
abril era nombrado alcalde-gestor de la Comisión Gestora que debía administrar el municipio.
Por supuesto contó con la oposición de los vecinos hasta el punto que hubo de intervenir la Guardia Civil para evitar que el
ayuntamiento fuese asaltado. El Gobierno telegrafiaba al teniente de la Guardia civil para informarle que «teniendo noticias de que unos pobres obreros inconscientes, envenenados por dos o tres
desalmados profesionales del desorden los tratan de empujar a que asalten el Ayuntamiento, me dirijo a V. anunciándole el premeditado intento de delito […]»
¿Con qué criterio se nombró a esta persona? ¿Fue fruto de la desorganización del momento? ¿Hubo algún interesado en el Gobierno
Civil en nombrar a este sujeto? No podemos contestar a esas preguntas pero centrémonos en su gestión, tanto pública (alcalde) como privada como (dueño (?) o gerente de la fábrica de
orujo).
Podríamos decir que D. Joaquín Cortés sólo estuvo 25 días de alcalde, pero puso el ayuntamiento patas arriba. Entre otras cosas
llevó a efecto el nombramiento del Jefe de Policía y Sereno municipal a favor de Francisco Padilla Luque y Juan Pozo Hidalgo respectivamente, saltándose el Reglamento de Empleados Subalternos del
Ayuntamiento, sin que hubiese presupuesto aprobado para esos nuevos empleados, contraviniendo las órdenes del Ministerio de la Gobernación publicadas días antes y desatendiendo la orden directa
recibida mediante telegrama del gobernador civil, que le exigía su más exacto cumplimiento.
Veinticinco días más tarde, el 10 de mayo de 1931 presentaba su dimisión como alcalde de la Comisión Gestora ─comisión integrada
sólo por él─, alegando ser ignorado por la autoridad que en su momento lo ascendió al cargo, y desapareció del municipio, pues a partir de esa fecha vemos firmados los documentos por D. Francisco
López Rojas, que posteriormente será nombrado alcalde titular.
La renuncia o dimisión posiblemente responda a otras razones, a tenor de lo que contesta un mes más tarde el alcalde del momento,
al requerimiento del gobernador civil sobre el Sr. Cortés Gálvez, del que informa que su empresa «declaró la quiebra, presentó la suspensión de pagos […] y han tenido que
abandonar el pueblo después de perjudicar a muchos y arruinar a alguno.»
Lo que más nos llama la atención de todo este asunto es que, cuando más tarde se le solicita la presentación de la documentación
sobre el Comité de la Alianza Republicana, de la que dice ser Presidente, no lo hace. No existe Acta de Constitución y se desconoce el domicilio social del mismo.
¿Fue todo invención del ex-alcalde D. Joaquín? Otros dos “supuestos” miembros de dicho Comité fueron su hermano Manuel Cortés,
vocal y Javier Parrado y Parrado, secretario. Cuando se procede a notificar la comunicación para que acredite el reintegro del Acta de Constitución y el domicilio social del citado Comité de la
Alianza Republicana al Sr. Parrado, único de los tres que aún permanecía en el pueblo, se negó a firmar la diligencia.
El nuevo Ayuntamiento hubo de valerse del notario antequerano D. Luis Verdú y Verdú que levantó acta de la toma de posesión de la
nueva Corporación al no aparecer el gestor saliente, Sr. Cortés, que debía haberlo hecho para hacer entrega de las llaves de la caja municipal, bastón de mando y demás insignias de autoridad. Ante
esta situación uno se pregunta ¿Quién nos gobernó durante esos 25 días? ¿Qué crédito merece quien lo nombró? En fin, ¡cosas de la política!