FUENTE DE PIEDRA
De hermandades y cofradías
Como cumpliendo con el deber cívico “Yo me quedo en casa”, en la que de alguna forma hay que matar el tiempo, aprovechando que la Semana Santa está cerca y la Junta Directiva del Grupo Parroquial de Ntro. Padre Jesús Nazareno de las Misericordias, Ntra. Sra. de los Dolores y Beato Marcelo Spinola y Maestre, siguiendo lo ordenado por la Diócesis de Málaga, ha emitido un comunicado oficial en el que «con motivo de la pandemia que ha provocado el virus COVID-19 ha decidido, SUSPENDER la Semana Santa de Fuente de Piedra de este año 2020». Aprovechando todas estas circunstancias, repito, os dejo una nota relacionada con las hermandades y cofradías que a mediados del siglo XIX tenía Fuente de Piedra.
Cuando hace casi dos siglos, en 1836, el ministro Álvarez Mendizábal llevó a cabo la desamortización eclesiástica, la iglesia de Fuente de Piedra no se vio afectada puesto que no disponía de bienes. En cambio, no ocurrió lo mismo con las cuatro hermandades o cofradías que entonces tenía el pueblo que al disponer de bienes raíces, o sea, tierras, dichos bienes les fueron desamortizados.
Esas cuatro hermandades o cofradías eran:
-Hermandad del Santísimo Sacramento
-Cofradía de las Ánimas
-Hermandad de San José y
-Cofradía de Nuestra Señora del Rosario.
La duda de que pudiese haber otras hermandades, que por carecer de bienes desamortizables no hubiese quedado contempladas en la relación, queda despejada cuando en 1842 el Jefe Político Provincial (gobernador civil) se dirija a la Alcaldía solicitando los estatutos de dichas hermandades y como respuesta, D. José Rosales, entonces alcalde villafontense, le contestaba de oficio que no podía facilitar lo requerido porque:
«[…] se presentó en este pueblo y parroquia el Administrador de Arbitrios de amortización del partido, y recogió y llevó consigo los libros de las hermandades que existían que fueron el del Santísimo Sacramento, Ánimas, Sr. San José y Ntra. Sra. del Rosario por cuyo motivo no puedo remitir a V.E. los estatutos de las mismas, advirtiendo ser las únicas (hermandades) que existían (refiérese a 1836) en este pueblo. Al dar el correspondiente cumplimiento a la referida circular debo manifestarle a V.E. según me previene en ella; que generalmente en mi concepto, deberían continuar las cuatro referidas hermandades; pero más particularmente la de Ánimas y Santísimo Sacramento por estar más generalizada en este pueblo la devoción de sus vecinos a las dos referidas hermandades.»
Por tanto, según el informe del alcalde, a mediados del siglo XIX sólo existieron esas cuatro hermandades, lo que visto casi dos siglos más tarde no deja de llamar nuestra atención al echar en falta la hermandad de Nuestra Señora de las Virtudes.
Y creo que queda justificada nuestra perplejidad ante esa ausencia si analizamos el recorrido que la patrona ha tenido desde la fundación del pueblo. Cierto que hasta 1981 la Hermandad de Nuestra Señora de las Virtudes no fue legalizada. Pero también es cierto que con anterioridad a la proclamación oficial ya existía esa hermandad, con cierto número de hermanos, el respaldo de la comunidad y una organización, aunque muy simple, organización al fin y al cabo. Y si, como decimos, echamos la vista atrás cinco siglos y hacemos un rápido recorrido nos encontramos que el nombre de la patrona, estrechamente vinculado a las “virtudes” de las aguas de la fuente que da nombre al pueblo, trocó el epíteto Misericordias por el de Virtudes; cambio reconocido en 1671, pleno jure. Y si damos un salto en el tiempo, un siglo más tarde, nos encontramos a los pocos vecinos que entonces había, plantando cara al cura Villarino a favor de la patrona, de cuyo resultado ya dimos cuenta en otra nota anterior. Motivos ambos que marcan la devoción que los vecinos han sentido y sienten por su patrona. De ahí que podamos extrañar la ausencia de dicha hermandad, aunque ello no ha impedido que, como está sobradamente documentado, «desde que se tiene memoria» se haya venido celebrando el culto en su honor y su salida en procesión cada 8 de septiembre.
Francisco Muñoz Hidalgo